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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

En el Centro Pompidou de Metz, Francia, un visitante mordió una banana pegada con cinta adhesiva en una obra de arte de Maurizio Cattelan valorada en millones de dólares. El incidente no dañó la integridad de la obra, ya que la fruta se reemplaza regularmente. Cattelan lamentó la confusión del visitante.

Este sábado, el visitante de un museo en Francia mordió una obra de arte consistente en un plátano pegado con cinta adhesiva en la pared, que está avaluado en 6,2 millones de dólares.

Se trata de una obra del italiano Maurizio Cattelan, que está expuesta en el Centro Pompidou de la ciudad francesa de Metz.

La provocadora creación se titula “Comedian” y fue comprada en 2024 por 6,2 millones de dólares en una subasta en Nueva York. Cattelan, su creador, lamentó que el visitante “confundiera la fruta con la obra de arte”.

Según informaron desde el museo, “el equipo de vigilancia intervino con rapidez y serenidad, de acuerdo con los procedimientos internos”, desde donde añadieron que “no alteró en absoluto la integridad de la obra”, que fue reinstalada minutos más tarde.

“Como la fruta es perecedera, se sustituye regularmente según las instrucciones del artista“, precisó el museo.

Así también señalaron que “en lugar de comerse la banana con piel y cinta adhesiva, el visitante se limitó a consumir la fruta”.

De acuerdo a lo que consignó el diario francés, Le Républicain lorrain, no se presentó ninguna denuncia por este hecho.

Está avaluado en US$6 millones: hombre muerde plátano pegado con cinta adhesiva en museo en Francia
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Otros incidentes del millonario plátano con cinta adhesiva

Esta obra del iconoclasta y provocador Cattelan, de la que existen tres ejemplares, cuestiona la noción de arte y su valor.

Ha dado mucho que hablar desde su primera exposición en 2019 en Miami, donde otro artista se la comió para denunciar su precio, que entonces era de 120.000 dólares.

También fue devorada por el empresario chino-estadounidense Justin Sun, días después de haber pagado una millonada por adquirirla.

“Es mucho mejor que las otras bananas”, declaró Sun tras probar el primer bocado delante de decenas de periodistas en un lujoso hotel de Hong Kong.