por Xataka Móvil
20 de julio de 2025
Hay una frase que nunca pensé que diría con convicción: "He vivido seis meses sin fibra y he sobrevivido para contarlo." No solo eso: no ha sido una experiencia traumática. De hecho, ha sido sorprendentemente buena. Y no, no estoy escribiendo esto desde una cabaña en mitad del bosque con cobertura satelital, sino desde una ciudad de tamaño medio donde el 5G ha sido, literalmente, mi salvavidas digital.
Por esas cosas de la vida (lease: fin de contrato + búsqueda de piso + mercado inmobiliario mutando en Battle Royale), he estado medio año viviendo en un piso temporal sin conexión fija a Internet. Lo que empezó como un parche provisional con tethering desde el móvil acabó siendo una experiencia reveladora: el 5G no solo es viable, sino que en muchos casos es más que suficiente.
Del "ya si eso conecto el móvil" al "oye, esto va fino"
Durante años he defendido que la fibra óptica es la reina del hogar digital. Y lo sigo pensando, pero tras esta experiencia, ahora reconozco que el 5G es una reina consorte bastante competente.
Mi plan fue simple: activar el tethering del móvil 5G, conectarlo a un viejo móvil y usarlo como punto de acceso Wi-Fi para todo: el portátil del trabajo, el Chromecast del salón, los móviles de casa, y sí, incluso para algún que otro gamer con ansias de combate online.
El consumo mensual durante estos seis meses osciló entre 100 y 120 GB, dependiendo de si me tocaba revisar muchos vídeos, subir capturas a la web o si se nos iba la mano con Netflix. Afortunadamente, tenía datos ilimitados con mi operador.
Teletrabajar con 5G: la prueba del editor multitarea

Mi día a día como editor de tecnología no exige velocidades de gigabit ni latencias ultrabajas. Navego, escribo, consulto notas de prensa, edito textos y, de vez en cuando, entro en videollamadas con el equipo, algunas de ellas interrumpidas por algún que otro rugido de unas tripas hambrientas.
En ese sentido, el 5G cumplió sobradamente. Las videollamadas por Meet (salvo cuando mi gato decidió pasearse por el teclado), el correo llegaba puntual y hasta me permitía hacer alguna edición ligera en la nube sin dramas. En serio: hubo semanas en las que me olvidaba por completo de que no tenía fibra.
El WiMax que probé antes… eso sí fue drama
Antes de decidirme por el 5G, me dejé convencer para probar un operador local con tecnología WiMax. El resultado fue, digámoslo suavemente, un viaje en el tiempo a los años oscuros del ADSL. Picos de velocidad aleatorios, latencias de más de 100 ms, y la sospecha permanente de que alguien en la antena tenía que darle manivela al sistema. Duré dos semanas.
La parte gamer: ni consola ni dramas (casi)

Yo, personalmente, no soy de videoconsolas. A estas alturas de la vida, mis juegos favoritos son "ordenar el escritorio", "escribir sin faltas" y "beber café sin derramarlo". Pero en casa hay otros miembros más guerreros que sí probaron Battlefield, Call of Duty, Street Fighter y FIFA usando la conexión 5G.
Y aquí, lo reconozco: hubo anécdotas.
- Una vez, en mitad de un golazo en FIFA, el jugador celebró el tanto dos veces. El delay fue mínimo, pero el grito de "¡lag!" fue real.
- En una partida de Battlefield, un enemigo se teletransportó desde una colina hasta detrás de una roca. Mi familiar aún jura que fue un "cheater", yo sospecho que fue el ping bailando samba.
- Street Fighter, en cambio, fue sorprendentemente fluido. Ni Ryu se quejó.
En general, el juego online funcionó mejor de lo esperado, y nadie en casa pidió el divorcio del 5G. Eso sí, no hubo torneos competitivos ni aspiraciones de Twitch streamer, porque una cosa es jugar y otra, streamear en directo en 1080p con webcam y overlays mientras le robas ancho de banda al router del móvil.
¿Y lo malo? Todo lo que eché de menos (y la batería que lloró)

No todo fue color de rosa, claro. Hubo dos puntos flacos importantes:
- La dependencia del móvil: estar atado a que el smartphone sea tu router tiene consecuencias. La batería sufrió. El móvil estuvo horas conectado a la corriente, funcionando como si fuera un mini servidor. Y eso, quieras que no, pasa factura.
- La subida de archivos pesados: en mi trabajo ocasionalmente tengo que subir vídeos o archivos gordos a servidores o al CMS. Aquí es donde más noté la falta de velocidad simétrica que ofrece la fibra. Cuando un archivo de 5 GB tarda más en subir que en editarlo, la nostalgia por la fibra te golpea como un combo de Chun-Li.
El plan B que acabó siendo plan A
¿Volvería a usar 5G como internet de casa? Sí. Sin dudarlo. Si estás en una zona con buena cobertura y no necesitas streaming profesional o jugar en competiciones eSports, el 5G es una opción muy real para tener Internet en casa. No es la solución definitiva, pero como alternativa temporal (o incluso permanente para algunos perfiles), funciona sorprendentemente bien.
Y aunque ya tengo fibra en el nuevo piso, confieso que mi respeto por el 5G ha subido varios niveles. No sé si llamarlo héroe digital, comodín tecnológico o simplemente "el plan B que acabó siendo plan A".
Lo único que tengo claro es que, la próxima vez que alguien me diga que se ha quedado sin Internet en casa, le animaré a probar un router portátil con 5G y una sonrisa cómplice.
En Xataka Móvil | Que no te líen: esta es la verdad sobre el 5G y el 6G.
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La noticia
He probado el 5G en casa como alternativa a la fibra óptica: esto es lo que he ganado y perdido al jugar y trabajar
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