por Fayerwayer
19 de julio de 2025
La oficina de Defensa Planetaria de la NASA está pensando más allá de las rocas espaciales. Mientras perfeccionan la desviación de asteroides –como ya vimos con la misión DART–, los expertos ahora se enfocan en peligros “inesperados” que podrían venir del espacio profundo o incluso de nuestro propio y temperamental Sol. ¿Estamos listos para lo que el cosmos nos pueda lanzar?
Cuando hablamos de “defensa planetaria”, la imagen que suele venir a la mente es la de Bruce Willis volando un asteroide. Y sí, la mayor parte de los esfuerzos de la NASA se han centrado, con razón, en identificar y, si es necesario, desviar los Objetos Cercanos a la Tierra (NEOs), que son principalmente asteroides.

Pero el espacio es un lugar vasto e impredecible, y la ciencia avanza para mostrarnos que la lista de amenazas cósmicas es mucho más variada y compleja. Los últimos planes de la Oficina de Coordinación de Defensa Planetaria (PDCO) de la NASA revelan una estrategia ampliada, diseñada para enfrentar peligros que van mucho más allá de las rocas espaciales que orbitan cerca de nosotros.
Más allá de las rocas espaciales: Cometas rebeldes y tormentas solares gigantes
Si bien los asteroides son una preocupación constante (y para los que ya tenemos planes como la misión DART y telescopios como NEO Surveyor), el universo guarda otras sorpresas. Uno de los “nuevos” focos de atención son los cometas de largo periodo. A diferencia de los asteroides, que suelen tener órbitas predecibles, un cometa puede aparecer de repente desde los confines del sistema solar, acelerando a velocidades vertiginosas y dejando muy poco tiempo de reacción. Su naturaleza “rebelde” y su trayectoria inesperada los convierten en un desafío defensivo mucho mayor, para el cual se necesitan nuevas estrategias de detección temprana y, quizás, métodos de desviación más rápidos y potentes.

Pero la amenaza no solo viene del frío y lejano espacio. Nuestro propio Sol, dador de vida, puede convertirse en un arma cósmica. Las supertormentas solares, como las Eyecciones de Masa Coronal (CME) extremas, no son un impacto físico, pero pueden devastar nuestra infraestructura tecnológica. Una CME gigante podría freír redes eléctricas, deshabilitar satélites de comunicaciones y navegación (GPS), y paralizar la economía global. Aunque la NASA ya monitorea el clima espacial, los nuevos planes se centran en mejorar la predicción con mayor anticipación y, lo que es crucial, en desarrollar estrategias de mitigación no solo en el espacio, sino también en tierra, protegiendo las redes eléctricas y los sistemas de comunicación vitales.
“La defensa planetaria ya no es solo sobre desviar una roca, es sobre proteger nuestra civilización digital. Una CME gigante no nos extingue, pero nos devuelve al siglo XIX en cuestión de minutos, y eso es una amenaza existencial para nuestra sociedad hiperconectada”, señalan desde la NASA.
Detectar lo invisible y prepararse para lo impensado: Las nuevas herramientas de la NASA
Para enfrentar estas amenazas más diversas, la NASA está invirtiendo en varias áreas clave:
- Telescopios de Nueva Generación: Más allá de NEO Surveyor, se están desarrollando telescopios capaces de detectar objetos mucho más pequeños y a mayores distancias, así como de rastrear cometas con trayectorias irregulares.
- Inteligencia Artificial y Modelado Avanzado: El uso de IA es fundamental para procesar la vasta cantidad de datos astronómicos, identificar patrones de riesgo y simular escenarios de impacto o de tormentas solares con una precisión sin precedentes. Esto permite tener “minutos o incluso horas de aviso” para eventos solares, según ex-expertos de la NASA [fuente: 1News, 16 de julio de 2025].
- Cooperación Global Extrema: La naturaleza de estas amenazas exige una coordinación internacional impecable. La NASA está fortaleciendo lazos con agencias espaciales de Europa (ESA), Japón y otras naciones para crear una red de alerta y respuesta verdaderamente global.
- Estrategias de “Hardening” y Resiliencia: Para las tormentas solares, los planes incluyen fortalecer la infraestructura terrestre, desarrollar protocolos de apagado preventivo de redes eléctricas y crear sistemas de comunicación de respaldo resistentes a las perturbaciones electromagnéticas.

La defensa planetaria ha madurado. Ya no se trata solo de interceptar asteroides, sino de un plan integral que contempla un espectro más amplio de peligros cósmicos, algunos visibles y otros casi invisibles hasta que están sobre nosotros. Es una carrera armamentista contra el universo, y la NASA está afinando sus escudos para asegurar que la Tierra siga siendo un lugar seguro para vivir.