por T13
9 de junio de 2025


El médico Christian González y el chef José Miguel Baeza se encuentran en prisión preventiva en el marco de la investigación por la muerte de Francisco Albornoz.
El joven farmacéutico de 21 años fue visto por última vez el pasado 23 de mayo cuando salió de su departamento para reunirse con otra persona.
Albornoz se habría juntado en primera instancia con Baeza, también apodado como 'Kai', y luego habrían ido hasta el departamento de González ubicado en Ñuñoa.

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La declaración del médico ecuatoriano
Según reveló La Tercera, en su declaración ante la Fiscalía, el médico Christian González aseguró que conoció al chef José Miguel Baeza a través de una aplicación de citas el 3 de abril. Ese mismo día mantuvieron relaciones sexuales y siguieron en contacto.
Posteriormente, planearon un “trío” para el 23 de mayo. Debido a esto, 'Kai' habría contactado a Albornoz.
“Yo le pedí fotos del amigo y lo único que me mostró fue parte del rostro de Francisco. 'Kai' me dijo que era amigo de esta tercera persona y que tenía 25 años. 'Kai' me propone juntarnos los tres a las once de la noche del 23 de mayo en mi departamento de la comuna de Ñuñoa, a lo que yo accedí”, señaló el médico ecuatoriano.
En el departamento, habrían consumido popper y cocaína, además mantuvieron relaciones sexuales. Luego el médico se sintió mal y fue a vomitar al baño. Al regresar notó que la víctima estaba convulsionando.
El plan de los detenidos por muerte de Francisco Albornoz
Según su declaración, le pidió a Kai que llamara a una ambulancia, pero el chef se negó. Adicionalmente, hizo maniobras de reanimación por 20 a 30 minutos sin éxito. “'Kai' me dice que había que ocultar el cuerpo, que había que dejarlo en algún otro lugar, me habló de Santa Ana o La Pintana”, acusó.
El médico bajó a la bodega a buscar una maleta que no encontró, decidieron envolver el cuerpo en un cobertor y trasladarlo en un carro de supermercado que había en el edificio. Dejaron el cuerpo en el maletero del auto del médico, salieron a las 4 de la mañana del estacionamiento.
“Solo manejé por inercia, creo que pude haber cometido muchas infracciones. Kai me dijo que podíamos ir a Lo Barnechea. Fuimos hasta Lo Barnechea, yo no conozco el sector, solo Kai me guiaba hasta donde tenía que ir”, afirmó González. Luego decidieron ir a San Fernando.
En primera instancia pararon a un servicentro a comprar encendedor y tabaco, después comieron algo y compraron papas fritas en tarro, elemento que utilizaron para quemar el teléfono de la víctima.
Al llegar al mirador cercano al Río Tinguiririca, el médico contó que “sacamos el cuerpo de Francisco del maletero y lo arrojamos a una especie de quebrada o acantilado que está en dicho mirador”.
Posteriormente, compraron sogas y guantes para mover el cuerpo a un lugar donde no fuera visible. El médico bajó con la cuerda y Kai lo sostuvo desde arriba: “Estando al lado del cuerpo de Francisco no hice nada. Me arrepentí de ocultarlo más, tal y como Kai lo había pedido”, declaró el médico.
Luego llegaron hasta la casa de Baeza en Rengo, donde según González, “Kai me sacudió el pantalón, ya que lo tenía muy sucio. Y luego me abrazó y me dijo que no dijéramos nada”.
Al enterarse de la desaparición de Francisco Albornoz, el médico manifestó que “lloré mucho y no dejaba de pensar en lo sucedido. Tenía mucha culpa por lo que hice. No entendía lo que había pasado. Lo que hice fue ocultarlo. Yo no le hice nada a Francisco”.
“Todos los días pienso en esto, me siento muy culpable”, concluyó.