por AdnRadio
23 de junio de 2025
El sacerdote Gustavo Adolfo Morales, párroco de la iglesia Santa Rosa de Lima en Los Andes y responsable de la formación de diáconos en la Diócesis de San Felipe, enfrenta una grave denuncia por parte de una feligresa, quien asegura haber mantenido con él una relación íntima durante al menos cuatro años.
La mujer, cuya identidad se mantiene bajo reserva, acusa al religioso de abuso de conciencia y manipulación emocional. Según su relato, recogido por T13, el vínculo incluyó encuentros sexuales frecuentes, coordinados a través de mensajes y audios por WhatsApp.

Diócesis San Felipe
“Eres un 7 para la cama”
En esas grabaciones, Morales no solo organizaba citas en moteles, sino que también hacía comentarios explícitos sobre el desempeño sexual de la mujer y manifestaba interés en mantener relaciones con otras personas.
“Hay que reconocer que tú eres un 7 para la cama”, se le escucha decir en uno de los registros difundidos por el citado medio. “Nadie te hace el peso, eso te lo he dicho subrayado. Ahora, si se da la oportunidad, me voy a comer a otra… pero no se ha dado. Nadie sale con un cártel a conquistar”, expresó en otro registro. Además, el sacerdote pedía mantener el vínculo en secreto “de por vida”.
La denuncia fue presentada ante el obispado de San Felipe en marzo de este año. Tras una investigación canónica, la institución concluyó que Morales había incurrido en un “comportamiento inadecuado” y había quebrantado el celibato. Como sanción, se le impuso una amonestación canónica que incluye seguimiento psicológico, acompañamiento espiritual y supervisión de su vida personal. Sin embargo, no fue apartado de sus funciones.
Actualmente, el sacerdote continúa celebrando misas, guiando acólitos y dictando charlas en el clero, lo que ha generado fuertes críticas por parte de la denunciante. “Esperaba que lo suspendieran mientras durara la investigación. El acompañamiento fue para él, no para mí”, lamentó.
“Soy un pecador, no un delincuente”
Consultado por el portal, el padre Morales reconoció haber sido investigado, pero negó haber cometido abuso. “Soy un pecador, no un delincuente”, sostuvo.
La denunciante, por su parte, asegura que no fue la única mujer con la que el sacerdote sostuvo una relación mientras ejercía su ministerio. Tras hacer pública su acusación, recibió mensajes donde el cura la increpa duramente, acusándola de “pasarse rollos” y sugiriéndole dedicarse a la “ciencia ficción”.