por ElDia
21 de mayo de 2025
El miércoles 21 de mayo de 1879, las costas de Iquique fueron testigo de dos hitos clave para la campaña naval de la Guerra del Pacífico: el Combate Naval de Iquique y el Combate Naval de Punta Gruesa.
Hoy, después de 146 años, se conmemora el Día de las Glorias Navales como una forma de recordar uno de los eventos más emblemáticos en la historia de Chile. En ese sentido, saber qué pasó y por qué fue importante es fundamental para entender lo que hay detrás de esta fecha.
21 de mayo en Chile: la importancia de los combates navales para la Guerra del Pacífico
La Guerra del Pacífico Tuvo su origen en disputas territoriales y comerciales, especialmente relacionadas con los ricos depósitos de salitre en la región. Desde 1879 hasta 1883, Chile se enfrentó a Perú y Bolivia, no obstante, los eventos ocurridos en mayo del primer año del conflicto, durante la campaña marítima, fueron determinantes para su desenlace.
De acuerdo con la Biblioteca Nacional, “el control del mar era esencial para lograr el triunfo, pues era indispensable neutralizar a los blindados de la armada peruana, que representaban un serio riesgo para el traslado de los contingentes militares por vía marítima”.
Según recuerda el portal oficial de La Armada, cuando se declaró la guerra el 5 de abril de 1879, comenzó de inmediato el bloqueo del puerto peruano de Iquique con la Escuadra chilena. La intención: obligar a la escuadra enemiga a romperlo y disputar el dominio del mar.
Pasaron las semanas, y ante la ausencia de una respuesta por parte del Perú, el Comandante en Jefe de la Escuadra chilena decidió zarpar el 16 de mayo con todos los buques disponibles en dirección a El Callao. Todos los buques, excepto dos: la corbeta Esmeralda, bajo el mando del capitán Arturo Prat, y la goleta Covadonga, comandada por el capitán Carlos Condell.
Días después, durante la mañana del 21 de mayo, llegaron al puerto los buques de la Escuadra peruana Huáscar, al mando del almirante Miguel Grau, y la Independencia, comandada por Juan Guillermo Moore. ¿Cómo pasó esto? Resulta que ambas escuadras se cruzaron en alta mar sin avistarse, por lo que, cuando la escuadra chilena llegó a El Callao, la flota peruana ya se había ido a romper el bloqueo de Iquique… ¿Qué ocurrió entonces?
El Combate Naval de Iquique
Eran las siete de la mañana cuando la Covadonga advirtió la llegada de ambos buques de guerra y dio aviso a la Esmeralda. “Muchachos, la contienda es desigual, pero, ánimo y valor (…) ¡Viva Chile!”, fueron algunas de las palabras que Arturo Prat pronunció a su tripulación, poco antes de que un cañonazo del Huáscar en dirección a las embarcaciones anunciara el inicio de la batalla. Prat ordenó a la goleta que se mantuviera en baja profundidad y a Lamar, un barco de transporte crucial para la Escuadra, que abandonara la bahía y se dirigiera al sur.
Al poco rato, el combate se dividió en dos, después de que Condell atrajera a la Independencia en dirección a Punta Gruesa. Pero ya hablaremos de la Covadonga más adelante.
En tanto, durante más de cuatro horas la Esmeralda se ensañó en un duro combate con el monitor Huáscar, que tenía una clara ventaja respecto de la vieja corbeta. No obstante, la misión era clara: mantener el bloqueo a toda costa. Teniendo esto en cuenta, el capitán chileno ubicó su embarcación a solo 200 metros de la playa, obligando a la embarcación peruana a disparar con cuidado, dificultando además su puntería, ya que podía poner en peligro a la población.
No obstante, a los cañonazos del Huáscar pronto se sumaron disparos desde tierra, los que infringieron un daño considerable a la embarcación e incluso mataron a varios tripulantes. Esto obligó a la nave chilena a alejarse de la playa, haciéndola un blanco más fácil para el monitor. Poco después de algunos ataques a la distancia, la nave comandada por Grau realizó un espolonazo a la Esmeralda, quedando ambas naves muy cerca de la otra.
Fue entonces cuando Arturo Prat arengó a su tripulación con la famosa frase “¡Al abordaje, muchachos!”, y saltó al Huáscar junto con algunos de sus hombres. Muchos de ellos, incluido el capitán chileno, murieron en el intento. Impulsados por el sacrificio de su líder, los tripulantes que aún quedaban en la nave ofrecieron una última resistencia. No obstante, el barco peruano realizó una nueva ofensiva y la Esmeralda finalmente se hundió. Los sobrevivientes fueron recogidos del agua, quienes ese mismo día fueron desembarcados en Iquique en calidad de prisioneros.
El Combate Naval de Punta Gruesa
Paralelamente al enfrentamiento de la Esmeralda y el Huáscar, la goleta Covadonga se enfrentó con la fragata Independencia. Aunque la diferencia en tamaño y capacidad militar de ambas embarcaciones era considerable, la nave chilena logró atraer a su oponente hacia aguas poco profundas, resultando en el encallamiento y destrucción de la Independencia. “El Combate Naval de Iquique no se puede separar del Combate Naval de Punta Gruesa”, aseguran desde el sitio oficial de la Armada de Chile.
Según recordó el Capitán Homero Hurtado Larraín en su escrito “recuerdos de la Covadonga”, publicado en la Revista de Marina en 1969, «la nave peruana era una fragata blindada de 1.400 toneladas y la “Covadonga” una goleta de 412. Las máquinas estaban en proporción de 550 a 150 caballos de fuerza; las tripulaciones, de 400 a 120; los cañones de veintidós a dos. El andar de la fragata era hasta de doce millas; el de la cañonera no pasaba de cuatro. La “Independencia” calaba 24 pies, la nave adversaria apenas 11».
Cuando comenzó la batalla, la Independencia se dirigió sobre la Covadonga, que empezó a navegar hacia el sur, bordeando los arrecifes de la costa, tal y como le había indicado Prat. Mientras se alejaba de la bahía, la nave alcanzó a recibir un cañonazo del Huáscar, que la atravesó de banda a banda, dificultando aún más su situación. Incluso fue atacada por otros barcos que intentaron abordarla sin éxito.
Cerca de Punta Gruesa, aunque la Independencia ya había logrado surtir un daño importante en la Covadonga, desde la goleta decidieron atacar los cañones del navío peruano. Gracias a la excelente puntería de sus rifleros, los sirvientes del cañón de la nave peruana fueron cayendo uno a uno. Al no poder utilizarlo, un frustrado Moore decidió espolonear al barco chileno. La reacción de Condell fue dirigir su nave sobre unos bajos rocosos, que aunque le rozaban el fondo de la nave, no generaban daño importante. No podría decirse lo mismo de la Independencia.
“¡Aquí se fregaron!” exclamó el capitán de la Covadonga al darse cuenta de que la fragata peruana no podría seguirlo sin encallar. En efecto, la embarcación quedó varada en Punta Gruesa con su quilla destrozada y el casco inundado, debiendo rendirse. Como referencia, Punta Gruesa se ubica a unos 18 kilómetros al sur de la bahía de Iquique. Puedes revisar este mapa para hacerte una idea de dónde ocurrieron ambos combates:
Cerca de las 14 horas, la Covadonga decidió acudir en ayuda de la Esmeralda, al no tener noticias sobre ella. No obstante, al divisar al Huáscar a lo lejos, viró hacia el sur. Aunque Grau podría haberla alcanzado, optó por asistir a los náufragos de la Independencia, impresionado por lo ocurrido en Punta Gruesa.
Desde el sitio oficial de la Armada de Chile indican que “el brillante triunfo obtenido por la vieja y débil goleta cañonera Covadonga, fue un golpe que la Marina del Perú no pudo superar jamás en el transcurso de la Guerra del Pacífico”.
El desenlace de la Guerra tras el 21 de mayo
Unos días después de los eventos del 21 de mayo, cuando se difundieron los detalles de los enfrentamientos en Iquique y Punta Gruesa, gran parte de la población se llenó de orgullo y satisfacción. Los ciudadanos, previamente descontentos con el actuar de las autoridades en la guerra, se sintieron inspirados por el heroísmo de los marinos de la Esmeralda y la Covadonga, generando unidad nacional e impulsó un esfuerzo colectivo para lograr la victoria.
Actualmente, la figura de Prat, en particular, se ha elevado a la categoría de héroe nacional, y su legado es una inspiración para las Fuerzas Armadas. “A diferencia de lo que piensa y cree la mayoría de los chilenos, el Combate Naval de Iquique (…) no fue un ‘Triunfo Moral’, por el contrario, los combates disputados ese memorable 21 de mayo de 1879, marcaron el desarrollo posterior de la Guerra del Pacífico”, sostienen desde la Armada de Chile.
Y agregan que: “Se puede decir, con propiedad, que el 21 de mayo de 1879 la Armada de Chile dio el primer paso para lograr el triunfo definitivo en la Guerra del Pacífico”.
Según recuerda la Biblioteca Nacional, “Esta primera etapa de la guerra culminó en octubre de 1879 con la captura del monitor Huáscar. (…) La armada chilena tomó el control de la costa del Pacífico, permitiendo que el resto de la guerra se desarrollara en territorio extranjero, de manera que el país no se vio expuesto a invasiones ni a bombardeos”. Oficialmente, la Guerra del Pacífico finalizó en 1883 con el fin de la resistencia peruana.
Como dato curioso, la Academia Naval de Japón rindió tributo a quienes consideraba los héroes máximos de la historia naval. Entre ellos, figura nuestro capitán Arturo Prat, por ser uno de los grandes héroes del mar y ser un representante del Código Bushido, el de los samuráis.