por Hipertextual

24 de mayo de 2025

La nueva entrega de la serie de películas ‘La calle del terror’ de Netflix, explora en el slasher más sangriento. Te damos tres razones para verla ahora mismo. 

La calle del terror: La reina del baile (2025), es un homenaje interesante, salvaje y sangriento al slasher. Y de eso no queda duda, desde su primera escena. Pero esta adaptación del libro homónimo de R.L. Stine de 1992, explora también en lo que ha hecho a la obra del escritor tan querida. A saber: su capacidad para profundizar en el terror con inteligencia y a la vez, con una perspectiva sensible sobre sus personajes. Una combinación que hace de la cinta una rareza en el cine de género con tintes juveniles. 

Pero más allá de sus bondades de guion, la cinta es una digna heredera de la trilogía La calle del terror, estrenada en Netflix durante 2021. Con su mezcla de nostalgia, además de una reinvención ingeniosa del mundo planteado por R.L. Stine en los libros, las películas sorprendieron. En especial, porque más de ser una única historia terrorífica que se extendió a lo largo de épocas distintas, también combinaron subgéneros de forma novedosa. 

De la primera parte, que rindió tributo a sagas de la década de 1990 como Scream y Sé lo que hicisteis el verano pasado a la última, una trama de horror folclórico a toda regla. Lo cierto es que la trilogía demostró las posibilidades de mezclar, en el mismo escenario, guiños a lo mejor del mundo de terror con una óptica audaz sobre los principales tropos del género. La calle del terror: La reina del baile también lo hace. Solo que, además, explora en el slasher y la usual trama de la Final girl, a través de un sentido de humor retorcido y extravagante. Una combinación que brinda a la cinta una rara personalidad y varias de sus mejores escenas. 

De nuevo, un homenaje al mundo del terror en el cine

Ambientada de nuevo en el pueblo de Shadyside, esta vez el argumento sigue la noche del baile de graduación en 1988. Por lo que la trama se enfoca en las chicas que compiten entre sí por ser la reina de la noche y por supuesto, convertirse en la más deseada en la secundaria. Con esta premisa sencilla, la cinta de Matt Palmer profundiza en dos historias en paralelo. Por un lado, mostrar todas las referencias y guiños a clásicos del terror como Viernes 13 y Carrie, que se mezclan en una singular identidad en la película.

Al otro, narrar su propio mundo. Algo que incluye los misterios de Shadyside, un pueblo centenario que no logró recuperarse de una serie de tragedias. Entre ellas, algunas de las narradas en la trilogía de 2021) y que, como consecuencia, que está a punto de sucumbir a su decadencia. La trama logra captar la esencia del libro en que se basa — con su aire melancólico y levemente siniestro — y aportar nuevos detalles. Entre ellos, que el pueblo siempre está muy cerca de un puñado de desgracias que marcan tanto su pasado como su presente.

De modo que buena parte de La calle del terror: La reina del baile, combina tonos y ritmos para lograr un relato impredecible y cada vez más oscuro. Eso, sin perder su aire de comedia burlona y hasta satírica. Tampoco, el impacto de sus escenas de violencia. Algunas, sin nada que enviar a los grandes slashers de la década. 

Un tributo a una película inolvidable

Pero en específico, la película enfoca todo su interés en Lori Granger (India Fowler), una chica marginada y extraña que se encuentra entre las favoritas para ser reina de la noche. La trama no explica demasiado — no al principio — cómo es que el personaje logró vencer a otras rivales. Un giro de los acontecimientos que permite a la historia hacerse progresivamente más oscura. Y tal y como es evidente, también rendir tributo a Carrie (1975) de Brian De Palma. En particular, al momento de profundizar en la peculiar psicología del personaje, su comportamiento y al final, el trauma que marcó su vida. 

Aunque es inevitable establecer comparaciones con la obra de De Palma, la trama tiene también su propia personalidad. A la vez, una manera intrigante de reflexionar sobre temas como el amor, la belleza, la búsqueda del reconocimiento y el acoso escolar. Por supuesto, el libro de R.L. Stine es más infantil y menos retorcido que Carrie de Stephen King. De modo que su adaptación carece de la profundidad de la obra de 1976. No obstante, La calle del terror: La reina del baile, tiene su propia capacidad para resultar inquietante e incómoda. 

En especial, al establecer, casi de inmediato, que la aparente sencillez de la historia, solo muestra la superficie de un conflicto más extraño, duradero y particularmente desagradable. Puntos que se desarrollan a lo largo de la película, hasta el inquietante final, que sorprende por su madurez y brillante punto de vista sobre el horror y la violencia. 

Lo mejor de dos mundos

De modo que La calle del terror: La reina del baile, se nutre de dos puntos de vista muy distintos, pero que desarrolla con igual habilidad. Por un lado, la forma en que Shadyside y todo lo que ocurre en el pueblo, tiene una larga historia de terror que se insinúa y sostiene la trama central. Una forma de además plantear que la localidad está maldita por el fracaso, el miedo y la violencia. Todas situaciones que la cinta muestra, en mayor o menor medida, para hacer más comprensible las decisiones de sus personajes.

Por el otro, la trama central de un baile que acabará en tragedia. No es una historia original y la película no intenta que lo sea. Lo que sí logra, es que narrar algo semejante se haga de manera profunda, sin olvidar que cada personaje tiene algo que decir y aportar. Pero mucho más, al mostrar que el terror centro de la premisa, es mucho más que solo sangre derramada. También, es una manifestación de un tipo de mal antiguo que prospera en el centro de la vida de todos y que brinda a La calle del terror: La reina del baile, su rara personalidad.


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