por Fayerwayer
24 de mayo de 2025
El 2015 fue uno de los años más importante en la historia de la ciencia, la astronomía y la física. El Universo nos habló en un lenguaje que jamás habíamos escuchado, pero que sí habíamos teorizado: las ondas gravitacionales.
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Un trabajo de científicos del Observatorio LIGO logró registrar las ondas gravitacionales provenientes de una colisión épica en el Universo, la fusión de dos agujeros negros que, por un instante, liberaron una cantidad de energía tan descomunal que supera la imaginación: 36 septillones de yottavatios.
Esa cifra, aunque sea difícil de creer, es mayor que la potencia combinada de toda la luz emitida por todas las estrellas del universo observable.
El evento fue identificado como GW150914. En lugar de ver la colisión, la escuchamos: una vibración en el tejido del espacio-tiempo que llegó a la Tierra tras haber viajado durante 1,300 millones de años.
El video de simulación, basado en datos reales, muestra cómo los dos agujeros negros giran el uno alrededor del otro, acercándose cada vez más hasta fundirse en uno solo, según muestra la cuenta Massimo en X.
The first direct observation of gravitational waves captured the merging of two black holes which emitted 36 septillion yottawatts of power (3.6×10⁴⁹ watts), greater than the combined power of all light radiated by all the stars in the observable universe.
— Massimo (@Rainmaker1973) May 21, 2025
[🎞️ SXS simulation] pic.twitter.com/xmp3VVkqpx
En ese proceso, una parte de su masa se convierte directamente en energía y se libera en forma de ondas gravitacionales. La danza final duró apenas una fracción de segundo, pero en ese breve instante se generó más potencia que toda la producida por las estrellas encendidas en el cosmos.
Lo más asombroso es que, aunque estos agujeros negros estaban a una distancia inimaginable, sus ondas sacudieron la Tierra lo suficiente como para ser detectadas por los instrumentos más sensibles jamás construidos.
Este descubrimiento no solo confirmó una predicción clave de Einstein, formulada hace más de un siglo, sino que abrió una nueva era en la astronomía. Ya no observamos solo la luz del universo: ahora también podemos oír cómo vibra.