por Meganoticias
22 de junio de 2025
Por Mauricio Morales, doctor en Ciencia Política, profesor titular, Universidad de Talca-Campus Santiago.
A Carolina Tohá no le gustaría que el PC fuese gobierno. Esta declaración, si bien se entiende en el contexto de una primaria que inesperadamente se le puso cuesta arriba, define cierto anticomunismo e ignora tres cuestiones elementales.
Primero, el PC ya ha formado gobierno con la Nueva Mayoría en Bachelet 2, aunque ofició más como actor de reparto que como protagonista de esa alianza político-electoral. Segundo, el PC es parte activa de la coalición que respalda al Presidente Boric, haciendo equipo con el Socialismo Democrático (SD) en no pocos ministerios, subsecretarías y jefaturas de servicio. Tercero, si el SD va a primarias legales con el PC debe aceptar el resultado, y si gana Jara, tendrá que apoyarla en la primera y, eventualmente, en la segunda vuelta.
Luego, si Jara es Presidenta, el SD- de la mano de Tohá- habrá contribuido precisamente a lo que hoy reniega la exministra de Interior. En consecuencia, los dichos de Tohá no tienen por dónde sostenerse en función de la evidencia pasada, presente y, a lo mejor, futura.
A esta declaración se ha sumado una particular estrategia electoral desde el comando de Tohá, combinando cierto anticomunismo con realismo político: “Voten por Carolina porque si gana Jara, la segunda vuelta será entre Kast y Matthei”.
Es lo que conocemos como voto estratégico: me gusta el candidato A, pero voto por B para que no gane C. Es decir, si me gusta Jara, debiese votar Tohá para que la definición no sea entre las dos derechas. Si bien es un raciocinio complejo, los votantes que participan de las primarias pueden entender perfectamente este punto.
La duda es cuán creíble es que el triunfo de Jara facilite la victoria final de Matthei o Kast. La exministra del Trabajo ha demostrado sorprendentes habilidades de negociación, en especial cuando consiguió que se aprobara la reforma previsional. Ese evento la catapultó como presidenciable y, de paso, dañó fuertemente el liderazgo de Matthei, agudizando las diferencias entre la derecha moderada y la derecha radical.
Si bien esa reforma fue positiva para Chile, significó un enorme traspié para la candidatura presidencial más importante de la oposición. Desde ese evento, Matthei solo ha retrocedido, mientras que Jara solo ha avanzado. Los anticomunistas, al menos, debiesen reconocer este resultado.
Adicionalmente, Jara podría hacer uso del voto estratégico de cara a las primarias del próximo domingo, convocando a quienes se oponen al anticomunismo y, de esa forma, construir una fuerza conjunta. Si los electores de izquierda perciben que Gonzalo Winter está condenado a llegar en tercer lugar, entonces la secuencia de voto estratégico es mucho más simple: si me gusta Winter, debiese votar por Jara para que no gane Tohá, la “anticomunista”.
De ser así, Jara podría ganar la primaria por un margen mucho más amplio, enterrando lo poco que va quedando de SD. ¿Cómo se sostendría el anticomunismo de izquierda con un resultado de estas características?, ¿en qué pie quedaría el SD frente a una victoria clara y contundente del PC?, ¿cómo se van a estructurar las listas para competir por el Cámara y el Senado con una candidatura presidencial comunista y un SD aturdido por la derrota?
LO ÚLTIMOSi Jara gana las primarias, muchos dicen que el anticomunismo se reactivará y que el voto de centroizquierda no se cuadrará con ella, abriendo paso a una definición entre dos candidatos de derecha. Sin embargo, ese supuesto debe ser reexaminado. Si Jara cede a un programa de gobierno socialdemócrata y obliga al PC a funcionar solo como un actor secundario, tiene chances de disputar una final con Kast, especialmente si consigue abordar al votante moderado y apático que, en teoría, disputará con Matthei en la primera vuelta.
Si Kast, un liderazgo de extrema derecha, ha sido capaz de conquistar los sectores populares cuyos niveles de ideologización son sustancialmente más bajos en comparación con los segmentos de mayores ingresos, ¿por qué Jara no podría aspirar al mismo resultado?, ¿o es que el anticomunismo representa un obstáculo insalvable y perpetuo? Jara tiene más carisma que cualquier otro candidato y combina eficientemente las dos dimensiones centrales de un liderazgo: atributos personales- cercanía, simpatía, honestidad- y capacidades para resolver problemas.
Presuntamente, los votantes escogerán su candidato más por las capacidades que por los atributos dado el contexto de crisis, pero eso no implica que tales atributos individuales sean irrelevantes. Bien podría suceder que el anticomunismo sea morigerado, justamente, por una candidatura carismática y con capacidades probadas para construir amplios consensos. Es decir, por la exministra del trabajo, Jeannette Jara.