por Meganoticias
14 de septiembre de 2025
Por Mauricio Morales, doctor en Ciencia Política, profesor titular, Universidad de Talca-Campus Santiago.
Cuando Kaiser parecía condenado a no sobrepasar el 6% y terminar la carrera presidencial como un triste remedo de José Antonio Kast, apareció en todo su esplendor en el reciente debate televisivo. Si bien la encuesta CADEM lo posicionó en el quinto lugar con 8%- sin variación con respecto a la semana anterior- el estudio de Panel Ciudadano-UDD mostró un alza de cuatro puntos, pasando al 10% y arrebatando el cuarto lugar a Franco Parisi.
Firme, breve, contundente y respetuoso. Esos son los cuatro conceptos que definieron su sorprendente presentación. A diferencia de Kast, cuya postura fue siempre irse en contra de Jara, el candidato del Partido Nacional Libertario hizo lo mismo, pero con un planteamiento mucho más nítido.
Es cierto que se dio una coordinación natural con Kast para criticar a la abanderada del oficialismo, pero Kaiser no cayó en la trifulca personal. Incluso, fue muy respetuoso cuando Jara ni siquiera se tomó el tiempo para responder a uno de sus emplazamientos.
Así, la oferta de Kaiser comienza, poco a poco, a diferenciarse de la Kast en forma y fondo. Esta vez, Kaiser no funcionó como el socio útil de Kast, es decir, un candidato más extremo que, en teoría, le ayudaría a Kast a ser percibido como más moderado.





Es cierto que se inclinó por una intervención militar para sacar a Maduro del poder en Venezuela, y que se mostró más proclive que el resto al uso de armas personales, pero Kaiser siempre ha pensado eso, y jamás ha escondido instrumentalmente esas posturas.
Esto, si se miran las recientes encuestas, explica su alza. Muchas veces, los votantes más identitarios -en este caso, de derecha- prefieren los discursos duros, pero confiables, particularmente en un contexto de crisis. Kaiser se ha encargado de exacerbar esa percepción de caos estructural que, más de alguno, podría interpretar como una vaga y simplona estrategia electoral. Sin embargo, le está dando frutos.
Kaiser tiene el mismo diagnóstico que Kast. Es decir, que el gobierno de Boric ha sido un soberano desastre, que las condiciones económicas del país son deplorables, y que la crisis de seguridad pública ya está total y absolutamente desbordada. Ambos proponen soluciones radicales, pero hay una gran diferencia.
Kast, como señalé, ha concentrado su campaña en Jara, a tal punto de agotar y agobiar a los televidentes y votantes. Todos sabemos su postura sobre el gobierno, y no es necesario recordarlo a cada momento. ¿Para qué sacar al baile a Jara en el tema que sea?, ¿no es capaz de entregar propuestas sin mencionarla?, ¿depende del gobierno y del Presidente Boric para dar un relato a su campaña? No es que Kast se esté agotando. Lo que cansa, en realidad, es esa obsesión con el gobierno de turno.
Ir a la siguiente notaKaiser, en cambio, representa una versión más fresca de la oposición, sustentada en un discurso lineal que casi no tiene ripios. A veces, evidentemente, hace mención al gobierno, pero no es dependiente del mismo. Incluso, demuestra un mejor manejo sobre economía en comparación con el candidato republicano, tanto así que Jara quedó sin respuesta frente a emplazamientos relativos al ingreso de migrantes a FONASA y el costo que eso implica para el país, entre otras cosas. Mientras Kaiser perfeccione su dominio de asuntos económicos y Kast se mantenga dubitativo, podría ganar más adhesión.
¿Cuáles son las debilidades de Kaiser? Primero, que perdió mucho tiempo sin marcar diferencias con Kast. Segundo, que demoró en generar una propuesta programática digerible para cualquier tipo de elector. Tercero, que abusó de la retórica, dándose cuenta ahora que los planteamientos breves y contundentes son más reconocidos por los electores en comparación con los ideologismos y el derroche de malestar por el desempeño del gobierno. Cuarto, que no sabemos si, en algún momento, saldrá a definir el espacio de votantes de derecha con Kast. Hasta ahora, solo lo ha criticado, de manera suave y casi imperceptible, por el segundo proceso constitucional, pero de ahí no ha pasado.
La gran incógnita es si Kaiser se rebelará, cortando el cordón umbilical que lo tiene atado a Kast, y si será capaz de seguir construyendo una agenda propia e independiente.
En síntesis, Kaiser demostró que tienen las condiciones para enfrentar seriamente una campaña presidencial. A lo mejor, está pensando más en las elecciones de 2029 que en las de 2025, pero sea cual sea su decisión, ha dado un gran paso como líder político.