por Meganoticias
8 de junio de 2025
Por Mauricio Morales, doctor en Ciencia Política, profesor titular, Universidad de Talca-Campus Santiago.
Las elecciones primarias de la centroizquierda están tomando forma. Por una parte, J. Jara ha enfrentado a C. Tohá por asuntos relativos a seguridad pública, política nacional del litio, y un posible anticomunismo anidado en el Socialismo Democrático (SD). Por otra parte, se ha generado una fuerte tensión entre el Frente Amplio y el SD a raíz de las declaraciones del economista Oscar Landerretche- presuntamente vinculado a la candidatura de Tohá, quien espera que en un nuevo gobierno de derecha, los que en el pasado reciente revolucionaron Chile, no lo conviertan en un “maldito infierno”.
Se refería, obviamente, a la crisis social de octubre de 2019, en que el gobierno democrático del Presidente Piñera estuvo cerca de ser derribado por la violencia descontrolada y firmemente avalada por la generación política que hoy dirige el país. Adicionalmente, sostuvo que su voto no estaba comprometido ni con Jara ni con Winter en caso de que alguno de ellos resulte vencedor en la primaria que se aproxima. La teleserie cierra con una declaración de la jefa de campaña de Tohá, señalando que Landerretche no era vocero de la candidatura y que, consecuencia, sus palabras eran a título personal.
Respecto al primer punto, la izquierda se resiste a formular una autocrítica de lo que sucedió en la revuelta social de octubre de 2019. No hay que olvidar que a raíz de esos eventos se abrió un proceso constitucional cuyas cuentas seguiremos pagando todos. Desde el SD, el tema es casi tabú. No se toca porque uno de los principales involucrados es el Presidente de la República, y como muchas veces el amor a las cosas es más fuerte que la firmeza de las convicciones, resulta más fácil mirar hacia el lado que renunciar a los sabrosos cargos que ofrece la burocracia estatal.
Además, el SD ha sido humillado tantas veces, que una más da prácticamente lo mismo. A pesar de que dispone de los ministerios más relevantes, la voz del FA suena más fuerte, en especial cuando se habla sobre movilización y protesta social. De hecho, el propio Presidente de la República sostuvo que la tranquilidad de la calle durante su administración era un claro indicador de gobernabilidad democrática. Puede ser que Boric esté en lo correcto, pero si la calle se vuelve a activar en caso de que gane un gobierno de derecha, todos tenemos derecho a pensar que la izquierda moviliza la protesta solo cuando le conviene.
Lo peligroso de eso es que, fácilmente, se le pueden imputar intereses sediciosos frente a un gobierno democráticamente electo. Es en este punto en que el SD debiese ser mucho más claro en sus planteamientos. No es tolerable apoyarse en la movilización social para desestabilizar un gobierno de otro color político. Los resultados electorales se respetan, aunque no nos gusten. Puede que sea algo muy básico y de sentido común, pero hay que repetirlo una y otra vez para que quede claro.
En cuanto al segundo punto, el PC y el FA tienen toda la razón. No es aceptable que en el contexto de una primaria se condicionen los apoyos para la primera vuelta. Los que pierden tienen el mandato político de respaldar al ganador. De lo contrario, es mucho más honesto no participar de una primaria y escoger al candidato después del 29 de junio. El objetivo principal de una primaria, que es solo uno de los tantos mecanismos de selección de candidatos, es dirimir las diferencias internas mediante un proceso democrático, apoyando con todo al ganador para enfrentar la primera vuelta. De lo contrario, la primaria se transforma solo en una lucha de trincheras que termina agotando y magullando al candidato ganador. Es lo que se conoce como “efecto boomerang”.
LO ÚLTIMOSi bien el conflicto está desatado en la coalición oficialista, no es necesariamente un mal presagio. Bien pudiese ocurrir que dadas las diferencias entre los candidatos, los votantes se entusiasmen y salgan a sufragar. Como he señalado en columnas anteriores, el oficialismo suma cerca de 3.8 millones de votos si consideramos la última elección de concejales.
Si consigue movilizar a la mitad de ese grupo, la primaria puede declararse un verdadero éxito. El segundo dilema para la coalición oficialista será el mecanismo de competencia para las elecciones legislativas. El Presidente Boric ha llamado a armar una sola lista, pero todos sabemos que eso es imposible dado el número de partidos involucrados y el interés de algunos de ellos por sumar a la DC. Toda esta discusión es más o menos simple si gana Tohá, pero muy cuesta arriba si triunfa Jara o Winter.