por 24Horas
4 de agosto de 2025
¿Y si el secreto para enfrentar enfermedades como la diabetes tipo 2 o el envejecimiento estuviera escondido en nuestro propio ADN? Eso es lo que sugiere una investigación publicada en dos artículos de la revista Science, que encontró que los seres humanos comparten una clave genética con los animales que hibernan, aunque con diferencias en su activación.
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El hallazgo, liderado por investigadores de la Universidad de Salud de Utah (EE.UU.), propone que esos "superpoderes" metabólicos, como reducir el consumo energético, evitar el deterioro muscular o resistir fluctuaciones extremas de peso, ya estarían codificados en nuestro genoma.
“Si eso está oculto en el genoma que ya tenemos, podríamos aprender de los animales hibernantes para mejorar nuestra propia salud”, señaló Chris Gregg, autor principal del estudio.
Hibernar: el superpoder que la ciencia busca desbloquear
Durante la hibernación, ciertos animales disminuyen su temperatura corporal, ralentizan su metabolismo y sobreviven durante meses sin comer ni beber, sin efectos negativos en su salud. De hecho, logran revertir síntomas similares a enfermedades humanas como Alzheimer, diabetes o accidentes cerebrovasculares, y al despertar, su organismo vuelve a funcionar normalmente.
El estudio encontró que estas capacidades están mediadas por un grupo de genes llamado FTO (Fat mass and Obesity-associated locus), que curiosamente también está presente en humanos.
“El FTO es uno de los factores genéticos más vinculados a la obesidad humana”, explica Gregg. “Pero los animales que hibernan parecen usarlo de forma beneficiosa”.
La orquesta genética de la hibernación
Los científicos descubrieron que los animales hibernantes tienen secuencias de ADN específicas que no son genes en sí mismos, pero que modulan la expresión de genes cercanos, incluyendo los FTO. Estas regiones funcionan como interruptores genéticos que pueden aumentar o disminuir la actividad de genes clave para preparar al organismo para la hibernación.
“Es como un director de orquesta que ajusta el volumen de distintos músicos”, señaló Susan Steinwand, coautora del estudio.
Este sistema permite que, antes del invierno, los animales acumulen grasa, y luego la usen eficientemente como fuente de energía durante el letargo, evitando el desgaste muscular y manteniéndose sanos.
¿Qué implicancias tiene para la medicina humana?
Según los autores, entender cómo funciona esta flexibilidad metabólica podría revolucionar tratamientos para condiciones como la diabetes tipo 2, la atrofia muscular, la neurodegeneración y otras enfermedades asociadas al envejecimiento.
“Existe la posibilidad de que, al comprender estos mecanismos, podamos intervenir en procesos relacionados con la edad”, afirmó Gregg.
La clave estaría en encontrar formas de activar esas mismas rutas genéticas latentes en los humanos, replicando parte del comportamiento de los animales que hibernan. Y aunque aún es una hipótesis en desarrollo, los avances en biología genética permiten pensar en aplicaciones reales en el mediano plazo.