por La Tercera
23 de junio de 2025
En su última cuenta pública, el Presidente Gabriel Boric exhibió una serie de indicadores para dar cuenta de mejoras en materia de listas de espera de salud en el sector público. Al respecto, mencionó que el tiempo de espera para consultas nuevas de especialidad bajó en torno a 90 días, en tanto que para cirugías la disminución alcanzó a un año, en comparación con lo que se registraba en diciembre de 2021. A pesar de estos avances, parece claro que las metas que se autoimpuso el gobierno se ven ya lejanas. El propio Mandatario señaló en su cuenta de 2023 que la aspiración era reducir a 200 días la espera para una cirugía.
Los datos muestran que al 31 de marzo un total de 2.239.878 personas estaban a la espera de una consulta nueva de especialidad, en tanto que 370.265 aguardaban por una cirugía. Como referencia, en marzo de 2022 eran 2.170.667 y 333.945, respectivamente. Para el caso de los tiempos de espera, entre marzo de 2021 y marzo de 2025 la mediana de espera para una cirugía disminuyó en 241 días, pasando de 540 a 299; por su parte, para las consultas de especialidad en el mismo período la mediana bajó a 210 días, pasando de 476 a 266 días.
Si bien los planes que ha implementado el gobierno han logrado ciertas mejoras, es un hecho que en materia de espera para consultas de especialidad las cifras siguen muy altas, y ciertamente no puede considerarse satisfactorio que más de 370 mil personas sigan esperando por una cirugía, o que para ello deban aguardar cerca de 300 días. La autoridad ha justificado estos registros por el hecho de que la cantidad de afiliados a Fonasa ha aumentado significativamente en el último tiempo, a lo que se añade el progresivo envejecimiento de la población y un aumento de las enfermedades crónicas.
Es un hecho que las necesidades de salud en el sector público son crecientes, pero ello también debe cruzarse con el hecho de que el presupuesto destinado a salud se ha incrementado significativamente en los últimos años, pero sin que se observen aumentos de productividad. Por el contrario, no solo las listas de espera han aumentado, sino que varios hospitales públicos acusan déficit de insumos o la imposibilidad de cumplir a tiempo con cirugías o consultas médicas, todo lo cual abulta el número de pacientes en espera e impacta directamente sobre la salud de la población.
No parece que la salida a este problema descanse en seguir aumentando el presupuesto. Si hubiese esfuerzos mucho más activos en gestión posiblemente se lograrían resultados muy distintos. La propia Contraloría, al revelar que más de 25 mil funcionarios públicos hicieron mal uso de licencias médicas, estimó que se podrían estar perdiendo del orden de US$ 30 millones al mes. Es decir, solo controlando mejor el abultado gasto en licencias médicas -que para el caso del sector público alcanzó del orden de US$ 1.500 millones en 2024- habría impactos significativos. En un informe anterior el ente contralor también dio cuenta de que en algunos hospitales públicos el propio personal se “saltaba la fila” para favorecer a parientes, dando cuenta de la falta de control de los recursos públicos.
Terminar con las listas de espera constituye un imperativo que no puede seguir esquivándose, considerando que miles de personas fallecen cada año espertando una atención médica o una cirugía. Dado que el actual gobierno no logrará cumplir con su compromiso, cabría esperar que las distintas fuerzas políticas lo asuman como una prioridad cualquiera sea el signo de la futura administración.