Indiana Jones ha reavivado el mito de los Nefilim como los gigantes que sobrevivieron al diluvio. Esto es lo que la historia ha dicho sobre ellos
Fuente: 3DJuegos
Aunque son uno de esos mitos que habían quedado en desuso y olvidados con el paso del tiempo, Indiana Jones y el Gran Círculo han devuelto a los Nefilim a la cultura popular gracias a su último videojuego. Habiendo superado sólo el primer escenario del juego (juegazo, por cierto), aún desconozco hacia dónde llevará la historia a estos gigantes de la Biblia, pero cualquier excusa es buena para recuperar y dar a conocer su relato.
Pese a que evidentemente hablamos sobre un mito más propio de la ciencia ficción de aquellos relatos que de algo con una importancia arqueológica detrás, lo cierto es que la idea de gigantes que dominaron el mundo e impulsaron nuestra civilización ha maravillado desde hace miles de años a los antropólogos. Que relatos similares se hayan repetido alrededor del globo en culturas sin conexión directa, desde luego es algo digno de estudio.
Los Nefilim y el diluvio universal
La última aventura de Indiana Jones se acuerda de la historia de los Nefilim según el relato bíblico. Mencionados en el Génesis, se habla de ellos como gigantes que en realidad eran hijos de Dios. Ángeles caídos -de ahí el nombre de hecho, que proviene del hebreo-, que servían como líderes y cuyo poder implicaba, tarde o temprano, la llegada de destrucción.
Lo más significativo de su historia, sin embargo, es que parecen ser los únicos "humanos" en la Tierra que consiguen sobrevivir al diluvio universal del relato de Noé más allá del creador del Arca y su familia, apareciendo después en narraciones posteriores a la inundación. Por alguna razón, esa inconsistencia fue lo que terminó empujando a los historiadores a intentar saber más sobre esta supuesta raza, cultura o civilización que había conseguido salvarse.
La obsesión por estos gigantes llevó a financiar diversas excavaciones en las que, frente a toparse con huesos gigantes que luego terminaron siendo de mamuts, ayudar a amplificar y dar forma al mito de los Nefilim. La chispa que faltaba para terminar de prender la mecha, validada por la expansión de la historia hacia otras culturas, fue descubrir que otras civilizaciones también tenían sus propios gigantes.
Los gigantes y titanes de Grecia, el Gilgamesh de Mesopotamia, los Jötnar de la mitología nórdica, los Rakshasas de la cultura hindú, los Quinametzin de mayas y aztecas… Allá donde mirases había un relato de gigantes actuando como líderes, no necesariamente benevolentes, de los antepasados de esa civilización. Como poco, reconoceréis que era normal tener cierta curiosidad sobre ellos.
Lo que dice la arqueología y antropología sobre ellos
Llegados a este punto toca poner sobre la mesa dos realidades que van más allá de esa citada ciencia ficción religiosa o cultural. El primero de ellos es que la ciencia tiene cada vez más claro que el diluvio universal existió. No necesariamente como un castigo divino en el que llovió durante 40 días, sino como un desastre natural de catastróficas consecuencias.
Ejemplos como el de los inviernos volcánicos, las lluvias torrenciales, o la subida del nivel de las aguas en zonas como las del Mar Negro, muy probablemente provocaron una cuantiosa pérdida de vidas lo suficientemente impactante como para dar forma a un relato que se transmitiría de generación en generación adornándose una tras otra hasta alcanzar el mito que todos conocemos. Que los persas, indios, chinos y hasta australianos tengan relatos similares, da buena cuenta de ello.
Con los gigantes y los Nefilim pasa un poco lo mismo. Por un lado está el concepto de la acromegalia, conocido popularmente como gigantismo. Una enfermedad rara en la que la glándula pituitaria produce un exceso de hormonas de crecimiento que provoca que se crezca más de lo que podríamos considerar común al resto de la población. El impacto de ciertas civilizaciones al verse expuestas a alguien que padeciese esa enfermedad bien podría ser el equivalente al de cruzarse con un hombre blanco por parte de ciertas civilizaciones antiguas, como en el caso del pueblo de Ojos de Luna de los Apalaches.
Por el otro está el cómo el tiempo es capaz de transformar, exagerar y mitificar ese mismo relato. Frente a la falta de pruebas arqueológicas reales, los expertos se han agarrado a las metáforas y el simbolismo para darle sentido a los Nefilim y otros gigantes. No sólo por el caso de la acromegalia, sino también como una forma de explicar el poder de clanes rivales que, por su superioridad en forma de poder o cultura, podrían haberse visto no sólo como gigantes, sino también como civilizaciones capaces de hacer caer a otras. De ahí, probablemente, también venga el concepto de ángeles caídos.
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Rubén Márquez
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