por La Tercera
5 de junio de 2025
El próximo 4 de julio, se cumplen 10 años de la primera Copa América conquistada por la selección chilena. Fue ante Argentina, en el Estadio Nacional, en una jornada tan mágica como inolvidable. Fue el momento más relevante de la Roja, en una historia de más de 100 años. Ha pasado un decenio después de esa noche majestuosa y el camino se ha torcido de tal manera que el Equipo de Todos está al borde de perderse su tercera Copa del Mundo consecutiva. Y en estas Clasificatorias para Norteamérica 2026, el precipicio está más cerca que nunca. Por como ha sido el proceso y los resultados obtenidos, el desenlace es previsible. La derrota con Argentina (1-0) es un empujón más.
En ese afán de alcanzar el apetecido séptimo puesto, la Roja de Ricardo Gareca tenía la misión de sumar en la etapa más compleja del calendario (las últimas cuatro fechas), cuando el agua está en el cuello. Había que hacer los deberes antes, pero no se hizo. Entonces, tocó la misión de sumar ante los campeones del mundo, en un duelo que los encontró en las antípodas: el líder contra el colista. Más extremo, imposible.
Gareca, quien nunca había vencido a la Albiceleste dirigiendo selecciones (en seis partidos previos), habló en la previa de conceptos como esperanza y fe. Pero lo que necesita un elenco que está a las puertas de un nuevo fracaso son conceptos futbolísticos convincentes. Sin una base sólida en el campo, la esperanza y la fe se desvanece. El Tigre falló en la lectura inicial, porque el primer tiempo de la Roja fue demasiado deslavado.
En retroceso, la Roja se conformó con un 4-5-1, instalando a Lucas Cepeda por la derecha, y Darío Osorio en la izquierda. Vidal y Pizarro, interiores. Y bien de punta Alexis Sánchez, en su primer juego de Clasificatorias en la era Gareca (no jugaba por Chile desde la Copa América 2024). De inmediato se vio que el equipo nacional no hizo presión alta, dejando al rival manejar el balón y aguardando por robar un balón y responder. La primera opción fue en los 3′, con un remate de Sánchez contenido por el Dibu Martínez.
Chile salió con el freno de mano puesto, por el planteo del entrenador. Mientras que Argentina no apuraba en el tránsito del balón, aprovechando que la Roja le daba espacio para manejar. La virtud del cuadro de Lionel Scaloni es que no necesita dominar ni avasallar para concretar. Con posesiones largas, anestesia el juego y cuando encuentra espacios, asesta el golpe. Así sucedió con el 1-0 de Julián Álvarez, en los 16′.
Ni contra Brasil, ni ante Ecuador, ni siquiera ante Bolivia se vio a un Chile tan pasivo en el primer periodo. Escaso de dinámica, dejaba jugar a Argentina, al no presionar alto. La confusión en el equipo era evidente. Gareca gritaba para ordenar, pero no le hacían mucho caso. Como era la Roja estaba atada por el temor a perder que irradiaba su DT. Cepeda, incómodo a la derecha (luego se cambió con Osorio). Alexis, muy aislado. Arturo Vidal, jugando su partido aparte con De Paul, hasta que fue amonestado y queda fuera del viaje a Bolivia. Bajísimo partido del King.
La Roja y Gareca despertaron tarde
Gareca falló groseramente en la lectura del partido. Le ganaron el medio y construyó una estructura pensada para no perder. Lo mejor que le pudo pasar a Chile era el entretiempo. El Tigre se iluminó y rearmó el equipo, incluyendo a Fabián Hormazábal y Javier Altamirano (afuera Vidal y Pizarro, los interiores). La oncena era mucho más lógica, y la Roja esbozó un cambio de actitud. Loyola pasó al medio y fue otro jugador. Dejó al descubierto la deficiente alineación del seleccionador chileno.
Tal como en Colo Colo, Lucas Cepeda es el más peligroso. El zurdo tuvo dos ocasiones en el segundo lapso. En los 60′, sacó un remate franco que desvió el meta Martínez. Y en los 64′, su disparo impactó el travesaño. Con una formación más lógica, había otra actitud y levantó un espíritu que estaba en el suelo tras inquietantes 45’ iniciales. A esas alturas ya estaba en la cancha Lionel Messi, para deleite de los asistentes al Nacional.
¿Por qué Chile no salió de entrada con el equipo del segundo tiempo? Mientras Cepeda contó con una tercera opción de gol (elevó bajó la portería, en los 74′), Sánchez salía de su zona para generar fútbol. Se empezó a notar su falta de actividad. Se arriesgó más a los contraataques, pero había que hacerlo por la necesidad del resultado. Además, con el reloj de enemigo.
No se dio el empate. Lamentablemente, la Roja regaló un tiempo y reaccionó cuando el panorama estaba cuesta arriba. Hundido en la tabla, la eliminación está en el horno. Si hay un ganador en el duelo entre Venezuela y Bolivia, una derrota en El Alto sellaría esta historia, que partió con ilusión y se fue convirtiendo en la peor pesadilla.
Ficha del partido
Chile: B. Cortés; F. Loyola (86′, M. Núñez), G. Maripán, F. Sierralta, G. Suazo; R. Echeverría; L. Cepeda, A. Vidal (46′, J. Altamirano), V. Pizarro (46′, F. Hormazábal), D. Osorio (57′, A. Aravena); y A. Sánchez (86′, V. Dávila). DT: R. Gareca.
Argentina: E. Martínez; N. Molina, C. Romero, L. Balerdi (79′, F. Medina), N. Tagliafico; E. Palacios, R. De Paul; G. Simeone (84′, J. Foyth), N. Paz (56′, L. Messi), T. Almada (84′, F. Mastantuono); y J. Álvarez (79′, A. Correa). DT: L. Scaloni.
Goles: 0-1, 16′, Álvarez, arranca entre los centrales y define ante el achique de Cortés.
Árbitro: J. Valenzuela (VEN). Amonestó a Vidal, Cepeda, Maripán (CH); Tagliafico (A).
Estadio Nacional. Asistieron 45 mil personas, aprox.
