por La Tercera
23 de junio de 2025
Este sábado 28 de junio, en conmemoración del Día Mundial del Árbol, el Jardín Botánico Nacional de Viña del Mar va a vivir una jornada clave para su proceso de restauración. Tras el masivo incendio en la Región de Valparaíso que en febrero de 2024 consumió más del 90% de su superficie, voluntarios de la Corporación Cultiva, scouts de la Región de Valparaíso y colaboradores de la empresa Zurich plantarán mil ejemplares de especies nativas y endémicas para recuperar parte del ecosistema perdido.
La actividad, que se va a desarrollar la mañana del sábado entre las 10:00 y 13:00 horas, busca reforestar una hectárea del parque con árboles como peumo, belloto, boldo, maitén, litre, quillay y molle, entre otros. La plantación forma parte del Plan Estratégico de Recuperación del Jardín, que ha sido impulsado por el Ministerio de Agricultura junto a diversas organizaciones científicas, sociales y del mundo privado.
“Esta reforestación en el Jardín Botánico de Viña del Mar simboliza nuestro deber colectivo de regenerar y sanar los ecosistemas dañados por la acción humana. Es un esfuerzo científico y comunitario por rehabilitar el ecosistema de este lugar, repoblando áreas verdes con especies endémicas”, explicó Matías Herceg, Director Ejecutivo de Corporación Cultiva.
El Jardín Botánico, con sus 395 hectáreas de flora nativa y exótica, fue considerado antes del incendio como el cuarto jardín botánico más importante de América Latina y el número 12 a nivel mundial. Hoy, la iniciativa busca no solo reforestar, sino también regenerar un nuevo espacio en la conservación ecológica, la educación ambiental y el encuentro con la naturaleza, factores clave para prevenir más desastres naturales como los incendios.
Según el director del Jardín Botánico, Alejandro Peirano, la plantación empieza justo en el momento en que se plantan en los climas mediterráneos, definiendo mayo, junio y julio como fechas de plantación. Además, explica que “recibimos felices el trabajo de voluntariado que viene a colaborar con nuestra etapa de recuperación y a mejorar la cobertura del bosque que tenemos en este gran predio que es el Jardín Botánico”.
En la misma línea, Peirano agregó que “nos parece muy importante relacionar a la comunidad con el desarrollo del Jardín Botánico, eso permite que la gente se instruya, que conozca lo que hacemos y que le tome cariño al bosque”.
Trabajo colaborativo y rol sector privado
Como se ha demostrado, además del valor ecológico, la restauración tiene un importante componente social y de trabajo colaborativo. Desde 2022, Cultiva y Zurich trabajan en conjunto en la reforestación de zonas degradadas, tanto en espacios naturales como urbanos, como el Parque Cerros de Renca o la Protectora de la Infancia.
Javiera Arce, Head of CEO Office de Zurich, explicó que esta acción forma parte de la estrategia de sostenibilidad de la empresa, destacando además el orgullo de “volver a apoyar a la región producto del mega incendio, primero con donaciones para reconstrucción de casas, y ahora con la reforestación del pulmón verde de Viña del Mar”.
Herceg, por su parte, asegura que este tipo de iniciativas permiten fortalecer la resiliencia territorial ante la crisis climática: “Las especies nativas y endémicas, como el quillay, litre, boldo o peumo, están mejor adaptadas a las condiciones climáticas locales y son más resilientes ante eventos extremos como sequías, inundaciones o vientos fuertes. La recuperación debe partir con un diagnóstico integral: entender qué se perdió, qué resistió y cómo regenerar un ecosistema funcional y sostenible”.
El director de Cultiva destacó también la importancia del trabajo colaborativo: “La colaboración con Zurich es un ejemplo potente de cómo el sector privado puede sumarse activamente a la restauración de ecosistemas degradados. Las empresas tienen hoy una oportunidad histórica de asumir un rol protagónico. Apoyar la restauración no es filantropía, es una inversión estratégica en bienestar, resiliencia territorial y legitimidad social”.
Junto con esto, Herceg apunta al valor educativo y comunitario de estas acciones. “Cuando una persona planta un árbol o aprende sobre flora local, desarrolla una relación distinta con el entorno: más consciente, más respetuosa. Y también es un acto de justicia ambiental, porque existe una enorme desigualdad en el acceso a áreas verdes en Chile”, terminó diciendo.
