por La Tercera
23 de junio de 2025
A Sophia Grossi la vida le presentó un desafío temprano: su madre sufrió un derrame cerebral cuando ella era apenas una niña. Por eso es que pasó su infancia entre el cariño y la protección del hogar de sus abuelos paternos, se crió con ellos. “Igual tuve una infancia feliz, llena de amor y buenos recuerdos”, relata.
Esa experiencia le forjó el carácter. Dice que aprendió, casi sin darse cuenta, a siempre ver el vaso medio lleno, incluso en los momentos más difíciles. “Creo que eso me enseñó a ser como soy: cuando hay un problema, siempre trato de buscar soluciones, de salir adelante, de no quedarme atrapada en la dificultad”.
Estudió Pedagogía en Lenguaje y Literatura Hispanoamericana. Pero el rumbo cambió en el último año de carrera, cuando quedó embarazada de su primer hijo, Samuel. Durante el parto, el niño sufrió una asfixia que le provocó parálisis cerebral y, más tarde, fue diagnosticado con una condición genética, una microdeleción, que complejizó aún más su cuadro de salud.
Desde entonces, Sophia pasó a ser mamá cuidadora a tiempo completo. “Nunca ejercí formalmente como profesora, porque Samuel necesitaba de mí en todo momento. Me dediqué a ser mamá, enfermera, terapeuta”, confiesa esta mujer que no se quedó sólo con esa experiencia de maternidad, de hecho tiempo después nacieron sus otros dos hijos, Pedro y Luz.

Esa resiliencia es el sello de esta mujer que en medio de todas sus tareas, además, creó Cuidar en Compañía, “una red de contención, autocuidado y esperanza para madres cuidadoras”. Lo hizo porque se dio cuenta de que tener un hijo con discapacidad no es lo difícil en sí. Lo difícil son las barreras del entorno: la falta de accesibilidad, la discriminación, los prejuicios. Eso fue lo que le enseñó Samuel. “Buscar un colegio, la falta de accesos en el transporte público, incluso la mirada compasiva o discriminadora de la gente. Todo eso es lo que realmente nos pone obstáculos”, agrega.
Aunque el verdadero origen de esa comunidad fue el nacimiento de su tercera hija, Luz. “Ese fue el punto de inflexión. Fue ahí cuando me di cuenta de que no bastaba con cuidar, necesitaba cuidarme a mí misma. Entendí que para poder cuidar, primero debía estar bien yo”.
No lo hizo sola. En ese proceso conoció a Lisette Latín, otra madre cuidadora. Compartían una misma intuición: que el rol de la mamá de un niño con discapacidad no debía ser mirado con lástima, sino con respeto. Juntas han ido construyendo esta red que hoy acompaña a más de 50 mujeres de todo Chile.
“Nuestro objetivo es simple pero profundo: apoyar la salud mental de las mamás y mujeres cuidadoras, ayudarlas a crear redes de apoyo, escucharlas sin juicio. Todas necesitamos una tribu, un lugar donde sentirnos comprendidas y contenidas”, explica.
Los encuentros de Cuidar en Compañía se realizan tanto de forma presencial como virtual. En verano se organizan en plazas o cafeterías; en invierno, migran al formato online para cuidar la salud de las familias. “En nuestras reuniones no solo hablamos de nuestros hijos. Muchas veces necesitamos hablar de otras cosas, reírnos, desahogarnos, compartir como cualquier grupo de amigas. Eso también es parte del autocuidado”, dice Sophia, quien ha cambiado la forma de verse a sí misma: “Compartir mi historia y crear redes le ha dado un nuevo sentido a mi vida, un sentido social que va más allá de mi rol de mamá”.
Hoy ve esta red como una familia. Un espacio donde las mujeres recuperan su nombre, su voz, su identidad: esa que a veces se diluye entre fármacos, traslados, terapias, trámites. “Muchas llegan sintiendo que lo que hacen no tiene valor porque dejaron de trabajar o de hacer lo que hacían antes. En el grupo se dan cuenta de que ser cuidadora es un trabajo. Que cuidar es importante y digno de ser reconocido”.
Este año fue reconocida por la Fundación Mujer Impacta y ahora sueña con que Cuidar en Compañía crezca y se multiplique; que cada región del país tenga su propia red, autogestionada por las mismas cuidadoras. “Queremos que más mamás se sientan acompañadas. Que nadie tenga que enfrentar la maternidad o el cuidado de un hijo con discapacidad en soledad”.