por Espinof
8 de septiembre de 2025
Alejandro Amenábar vuelve a realizar una película con gusto en lo técnico, demostrando su calidad como director, pero falla a la hora de conectar con sus personajes
En los últimos 30 años, Alejandro Amenábar ha estrenado tan solo 7 películas. Es normal, pues, que cada nueva incorporación a su filmografía se viva como un evento, y más cuando ha pasado ya más de un lustro desde su fantástica 'Mientras dure la guerra'. Las espadas estaban en todo lo alto esperando a 'El Cautivo', pero, tristemente, el director no ha conseguido dar en el blanco del todo, creando una película tan rotunda en lo visual como falta de espíritu.
En un lugar de Argel de cuyo nombre no quiero acordarme...
'El Cautivo' es una oda a la creación de historias, y cómo estas nos pueden salvar la vida (de manera literal), utilizando como excusa el muy desconocido cautiverio en Argel de Miguel de Cervantes. Tristemente, la idea es mucho mejor que el giuon: Amenábar no logra interesarnos por los personajes, que se muestran excesivamente unidimensionales y muy poco orgánicos, resultando en meros mecanismos narrativos para glorificar el legado del escritor.
Casi como si tuviera miedo de ir más allá, la película se encalla muy rápidamente: pone las fichas sobre la mesa de manera estupenda y, una vez colocadas, no sabe cómo moverlas para que la partida resulte algo más que rutinaria. Lejos de transmitirnos la magia de la creación o la pasión de su relación con el Bajá, al final 'El Cautivo' desemboca en una mera sucesión de hechos que solo en ocasiones logran emocionar por culpa de un guion hierático incapaz de sorprender más allá de sus primeros compases.
Técnicamente, eso sí, Amenábar demuestra que tantos años de experiencia no han sido en balde, y consigue que el Argel del siglo XVI se vuelva real ante nuestros ojos, convirtiéndose en una ciudad viva y repleta de personajes, cada uno con su historia particular. Es en estos momentos, en los que las cuatro paredes de la prisión se abren, cuando la película gana enteros, dejándose llevar por su propia ambición megalómana. Le sale rotundamente bien: aunque su visión de esa época está claramente pasada por un filtro contemporáneo (y queer), funciona, apasiona y hace soñar con un Amenábar que, al igual que el Cervantes de la película, realmente hubiera dejado volar su prominente imaginación.
Una vida quijotesca
Por supuesto, lo que vamos a hacer todos al salir de la proyección de 'El Cautivo' es mirar Wikipedia para comprobar la sexualidad de Miguel de Cervantes, pero más, a estas alturas, como curiosidad que como escándalo. Estos innuendos sexuales, que es de lo que más se va a hablar, no acaban de percibirse como genuinos: como en toda la película, hay una pátina de falsedad, de "grandes relatos", de ficticio heroísmo, de épica impostada, de relaciones simples para tiempos complejos. En su afán por hacer una película perfecta, Amenábar ha caído en el desapego emocional. Y es algo que no se puede permitir.
Los actores, muy conscientes de estar en una obra de época, no repiten su diálogo de manera natural, sino que declaman constantemente, en ocasiones casi como si fuera una obra de teatro amateur. Tan solo algunos como Miguel Rellán o Luis Callejo son capaces de otorgar autenticidad a una película que es un perfecto y pecioso decorado de cartón piedra, tan dedicado a los detalles como vago en su resolución: es imposible no notar que tras el CGI, la ambientación, el lujo y oropel, falta una intencionalidad más allá del encumbramiento patriótico del escritor.
Me encantaría decir que 'El Cautivo' me embelesó (o, bueno, me cautivó), pero me temo que dista mucho de jugar con las grandes películas de Amenábar, que ha intentado abarcar demasiado y no ha logrado cumplir sus propios objetivos. Aunque es apreciable su impecabilidad técnica y su atrevimiento a la hora de imaginar la vida de Cervantes, le falta ritmo, nervio y realidad, y acaba lastrando toda la cinta de manera irremediable.
Al final, Amenábar se ve, sin duda, representado en ese Cervantes que cuenta historias e imagina cuentos para entretener a los suyos, salvar su vida y conseguir más libertades enamorando al Bajá. A diferencia de aquel, le falta realidad y no tiene un objetivo claro, no logrando mantener el interés de sus fieles lo suficiente como para aguantar un metraje a todas luces excesivo, que acaba siendo tan apócrifo como la secuela de Avellaneda.
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La noticia
'El Cautivo' nos devuelve a un Amenábar obsesionado con la perfección. El problema es que acaba siendo un mercado medieval tan precioso como impostado
fue publicada originalmente en
Espinof
por
Randy Meeks
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