por Hipertextual
23 de junio de 2025
Pixar acaba de estrenar Elio, su nueva película animada sobre un niño que sueña con contactarse con extraterrestres para huir de la Tierra con ellos. El filme no ha tenido el debut más auspicioso desde lo netamente comercial, pero es bastante llevadero e incluye referencias que seguramente disfruten los amantes de la ciencia y la exploración espacial. La más importante, sin dudas, corresponde a los discos de oro de las Voyager 1 y 2.
Sin caer en spoilers demasiado profundos, los guionistas de Elio han usado los discos de oro de las Voyager como un gancho muy interesante. No solo porque el personaje titular se maravilla con la exploración del espacio y la posibilidad de hallar vida en otros planetas tras conocer sobre la Voyager 1, sino porque los extraterrestres del Comuniverso envían su primer mensaje a los humanos tras abducir dicha sonda mientras vagaba por el espacio interestelar.
De esta forma, Elio rinde una suerte de homenaje a una de las iniciativas más icónicas para la búsqueda de formas de vida extraterrestre. ¿Pero qué son los discos de oro de las Voyager 1 y 2? ¿Y por qué se han convertido en el símbolo máximo del intento por contactar pacíficamente con otras posibles civilizaciones avanzadas? Te lo explicamos a continuación.
Los discos de oro de las Voyager, un mensaje a la deriva en el espacio interestelar
Si bien las Voyager 1 y 2 se han hecho especialmente famosas por llevar consigo discos de oro idénticos con mensajes que explican la vida en la Tierra, no se diseñaron solamente con esa finalidad en mente. La NASA lanzó ambas sondas en 1977 con el objetivo de estudiar de cerca los planetas de nuestro sistema solar.
La primera en despegar fue la Voyager 2, que voló cerca de Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, y sus correspondientes lunas, ofreciendo algunas de las fotografías más impactantes que se han capturado de estos. La Voyager 1, en tanto, se lanzó 16 días más tarde y tuvo acercamientos impactantes a Júpiter y Saturno para estudiar no solo sus lunas, sino también para recopilar información vital sobre sus campos magnéticos, climas, y más.
Tal y como se observa en Elio, las Voyager llevan discos de oro idénticos montados en sus estructuras. Estos incluyen imágenes, sonidos, música y otros datos sobre la vida en la Tierra y la procedencia de la sonda. Los objetos se diseñaron para que puedan ser reproducidos y decodificados solo si en algún momento de la historia son hallados por una civilización lo suficientemente avanzada que exista en el espacio interestelar.
En Elio, el protagonista descubre la historia de las Voyager y sus discos de oro tras esconderse en una muestra de museo que permanecía cerrada. Más tarde, cuando ya está con los extraterrestres del Comuniverso observa cómo estudian la nave humana y colocan el disco en un reproductor virtual.
En la vida real, acceder al contenido de los discos de oro de las Voyager 1 y 2 puede que no sea tan sencillo. Cada sonda integra un disco fonográfico fabricado en cobre y recubierto de oro, protegidos por una funda de aluminio. Junto con estos, presenta un cartucho y una aguja para su reproducción en un dispositivo tipo tocadiscos.
Su contenido
Algunas de las fotografías incluidas en los discos de oro de las Voyager 1 y 2. Fotos: NASA.
Los discos de oro de las Voyager 1 y 2 tienen referencias gráficas sobre de dónde provienen y cómo se debe hacer para reproducirlos. Ambos contienen 115 fotografías seleccionadas por un equipo liderado por el legendario investigador y divulgador Carl Sagan. Estas están codificadas en formato analógico y compuestas por 512 líneas verticales.
Estas abarcan imágenes de la Tierra, sus paisajes, y el resto de los planetas del sistema solar. También hay fotografías del cuerpo humano y sus órganos reproductores; de animales; de personas comiendo, practicando deportes o tocando música; de medios de transporte; de construcciones, etc.
Lo que resta del contenido de los discos de oro de las Voyager se encuentra en formato de audio. La NASA explica que estos se diseñaron para reproducirlos a 16-2/3 RPM y se incluyen mensajes hablados en más de 50 idiomas y lenguas. Entre estos, un saludo de Kurt Waldheim, quien por entonces fungía como secretario general de la ONU. También hay sonidos naturales de la Tierra como los del viento, el mar y diferentes especies de animales. Asimismo, se han incorporado ejemplos de otras expresiones humanas como la risa o el ruido de los pasos al caminar.
La música es otra pieza crucial de los discos de oro de las Voyager. Estos presentan una selección de canciones y composiciones en diferentes idiomas, géneros y representaciones culturales. Son 90 minutos que abarcan desde música clásica y rock, hasta mariachi, ópera, cantos indígenas, jazz, música coral y composiciones folklóricas de diferentes tradiciones.
Un homenaje a las Voyager en Elio
Si bien no se profundiza en la historia de las Voyager y sus discos de oro, las referencias que se incluyeron en Elio son interesantes. Los realizadores de la nueva película de Pixar concretaron así un homenaje no muy común de ver en producciones de este calibre.
A pesar de sus casi 5 décadas explorando el espacio, las Voyager 1 y 2 no aparecen muy seguido en los grandes largometrajes de Hollywood. Eso, a pesar de que se han concretado un sinfín de propuestas vinculadas con la exploración espacial y referencias directas a algunos de los proyectos más legendarios de la NASA.
A diferencia de lo que se ve en Elio, las probabilidades de que una presunta civilización avanzada ponga sus manos sobre los discos de oro de las Voyager son bastante remotas. Ambas sondas llevan varios años viajando por el espacio interestelar y la Voyager 1 podría estar relativamente cerca —a 1,6 años luz de distancia— de la estrella Gliese 445 recién en unos 40.000 años.
"La nave espacial será encontrada y el disco será reproducido solamente si hay civilizaciones espaciales avanzadas en el espacio interestelar", explicó en su momento Carl Sagan.