Análisis de Death Stranding 2: On the Beach: Hideo Kojima culmina el juego que no le dejaron terminar hace 10 años

Cuando ves muchas películas de un mismo cineasta, escuchas muchas canciones de un mismo cantante o juegas a muchos videojuegos de un mismo autor, llega un punto en que sientes que conoces a esa persona; sabes cómo piensa, conoces sus gustos y sus debilidades. Entre vosotros, se forma una conexión invisible e intangible, pero muy profunda.

A mí me pasa con Hideo Kojima. Y seguro que si sois fans de Metal Gear o de los trabajos del director japonés, os pasa lo mismo. Death Stranding 2 me ha hecho ser plenamente consciente de la conexión que existe entre nosotros. Quizás sea porque este es su trabajo más personal hasta la fecha y, al mismo tiempo, en el que más se nota que hoy en día vuela libre de ataduras.

Porque con los Metal Gear, el creativo estaba más atado. Siempre se las apañaba para colar elementos sobrenaturales y de ciencia ficción, pero intentando encajarlo todo dentro de un marco histórico. 

El mundo de Death Stranding, sin embargo, le da libertad total para hacer lo que le venga en gana. De la misma manera que abandonar Konami le ha permitido culminar el juego que no le dejaron terminar hace ya casi 10 años.

El análisis de Death Stranding 2: On the Beach para PS5 de HobbyConsolas:

• El gameplay de Death Stranding 2: On the Beach
• La historia de Death Stranding 2: On the Beach
• Apartado audiovisual de Death Stranding 2
• Nivel de dificultad de Death Stranding 2: On the Beach
• ¿Cuántas horas de juego dura Death Stranding 2: On the Beach?
• Cuánto cuesta Death Stranding 2: On the Beach y dónde puedes jugarlo
• La opinión de HobbyConsolas de Death Stranding 2: On the Beach
• Nota: lo mejor y lo peor de Death Stranding 2: On the Beach

Jugabilidad y gameplay de Death Stranding 2: On the Beach en PS5

Tras los acontecimientos del primer Death Stranding, Sam Porter Bridges (Norman Reedus) y la pequeña Lou llevan una vida pacífica, ocultos en un refugio fuera de la mirada de las UCA. Pero un día, Fragile (Léa Seydoux) llama a la puerta con un nuevo encargo que sólo “el hombre que reparte” puede llevar a cabo. 

Y así, en Death Stranding 2 nos embarcamos en un viaje que en esta ocasión nos lleva a conectar toda Australia a la red quiral.

En lo jugable, esta secuela mantiene las bases del título original. A sus detractores les encanta decir que es un “simulador de repartidor” porque, efectivamente, la mecánica principal del juego es llevar paquetes del punto A al punto B. Pero hablar de Death Stranding (y Death Stranding 2) en esos términos es hacerle un flaco favor, porque en realidad es muchísimo más que eso.

Un simple trayecto en Death Stranding requiere planificación, conocer el terreno, meter en la mochila las herramientas adecuadas, encontrar la mejor ruta posible y saber adaptarnos a todos los peligros que nos esperan en el camino, desde lluvias que destrozan la carga… hasta Entes Varados que pueden provocar una gigantesca explosión si entran en contacto con Sam.

Pero prácticamente todos los elementos jugables del primero se han pulido al máximo en Death Stranding 2. Todo está mejor explicado, tiene más sentido o requiere menos pulsaciones de botones.

Por poner varios ejemplos, aspectos como las estadísticas de Sam, que van mejorando a medida que realizamos diferentes acciones, están mejor definidas, y eso nos invita a jugar diferente para ir mejorándolas poco a poco. 

De igual manera, cada instalación que visitamos a lo largo del viaje tiene asociadas una serie de recompensas únicas que obtenemos al aumentar el nivel de conexión. Así que si usamos mucho el exoesqueleto de combate, nos interesa mejorar la relación con el refugio que nos dará acceso a las versiones de mayor nivel.

Y en general, todos los “cacharros” que ya estaban en el primer Death Stranding, aquí son más útiles o tienen nuevas funciones. Por ejemplo, las torres de vigilancia, a las que yo personalmente no les di mucho uso en el primero, aquí son esenciales, pues nos permiten marcar la posición de los enemigos en los campamentos.

O los materiales de fabricación, que en el primero abundaban la mayor parte del tiempo, mientras que en Death Stranding 2 muchas veces me he visto en la tesitura de tener que elegir qué fabricar o incluso he llegado a hacer un viaje extra para conseguir más.

Pero una de las cosas que más he agradecido y utilizado en Death Stranding 2 es el acceso rápido al menú de carga, desde el que podemos realizar gestiones al vuelo como reordenar la carga automáticamente, soltar todos los objetos inservibles o incluso quitarnos la mochila para movernos con mayor libertad. Es una bendición.

Hay toneladas de pequeñas novedades y cambios que hacen que todo lo relacionado con el desplazamiento, la gestión de objetos, la construcción de estructuras, etc. sea infinitamente más cómodo en Death Stranding 2.

Pero los aspectos que más han mejorado, con muchísima diferencia, son la acción y la infiltración. Decía Hideo Kojima en una entrevista que le preocupaba que Death Stranding 2 se pareciese demasiado a Metal Gear… y ahora entiendo perfectamente por qué: Death Stranding 2 es, en muchos sentidos, una evolución de todo lo visto en The Phantom Pain.

En el primer Death Stranding, el sigilo era una opción… aunque bastante poco viable. En esta secuela, sin embargo, tenemos todo lo necesario (y más) para infiltrarnos en los campamentos enemigos con la misma soltura que el mismísimo Solid Snake: desde nuevas acciones, hasta todo tipo de gadgets orientados al sigilo.

Además, el propio juego promueve el uso del sigilo: muchos encargos nos obligan a atravesar campamentos enemigos o, directamente, a colarnos en ellos. Y ha habido muchos momentos que ha sido como estar de vuelta en Afganistán. O en África. O infiltrándome en una base en mitad de la noche, lloviendo y esquivando los focos de luz, como en Ground Zeroes.

Pero es importante recalcar que Death Stranding 2 no es un juego de sigilo. Podemos jugar como si lo fuese, pero no estamos obligados a hacerlo. Si nos pillan o si vamos con prisa, podemos liarnos a tiros sin ningún problema. Y ese es otro aspecto que ha mejorado bastante respecto al primer juego.

La mayoría de jugadores coinciden en que los tiroteos eran la parte más floja del primer Death Stranding, principalmente porque las mecánicas de desplazamiento y gestión de la carga entorpecían la acción. Y como en el resto de apartados, en Death Stranding 2 se han hecho ajustes para que apretar el gatillo sea más cómodo, pero también más satisfactorio.

Además, el arsenal de armas ha aumentado, destacando la inclusión (por fin) del rifle de francotirador. Y el combate cuerpo a cuerpo también ha mejorado y es una opción muy válida, ya sea con los puños, con diferentes tipos de armas o incluso con la propia carga.

Pese a todo esto, sigue habiendo algunos momentos en los que las mecánicas de portador y las de combate tropiezan y hacen que la acción sea algo torpe. Sucede sobre todo en los enfrentamientos más caóticos, aquellos donde tienes que desplazarte a través de zonas inundadas de brea mientras gestionas la carga… Es decir: al pelear contra los EV gigantes que actúan como jefes. 

Estos combates han mejorado, pero siguen siendo una asignatura pendiente en Death Stranding 2. Ahora bien, eso no quita que sean un verdadero espectáculo, tanto por su puesta en escena como por el diseño de los enemigos. 

Al final, y como pasaba en el primer Death Stranding, los mejores combates del juego son aquellos en los que peleamos en lugares imposibles contra un escuadrón liderado por un misterioso soldado. Es en estos momentos donde más se aprecia la mejora que ha habido en los tiroteos.

Tener semejante número de opciones a nuestra disposición puede parecer abrumador, pero el juego hace un trabajo magnífico a la hora de introducir nuevos elementos de manera progresiva. 

De hecho, Death Stranding 2 es tremendamente entretenido porque continuamente estamos consiguiendo herramientas, armas, estructuras, vehículos, trajes, artículos de personalización… Hay muchísimas cosas diferentes, algunas muy molonas y otras tan surrealistas como cabría esperar de Kojima.

Bien entrado el juego, pasadas unas 30 horas, todavía se siguen introduciendo mecánicas que te vuelan la cabeza por completo. Os aseguro que no estáis preparados para la cantidad de cosas diferentes que se pueden hacer en Death Stranding 2.

Y no deja de ser sorpredente que pese a la enorme cantidad de acciones que podemos realizar, la jugabilidad sea siempre muy sólida. Es una seña de identidad de los juegos de Kojima de la que no se habla lo suficiente: todos sus trabajos transmiten una sensación de solidez a los mandos envidiable.

Pero que sea tan entretenido no se debe únicamente a todos estos "cacharritos", sino también al diseño del mundo abierto. Porque no se trata del clásico mundo abierto por el que puedes desplazarte sin más, corriendo de un lado para otro. Aquí, elementos como el terreno rocoso, las cuestas empinadas, la arena o la nieve, son obstáculos que hay que valorar antes de echar a andar.

Death Stranding 2 también introduce todo tipo de efectos climatológicos que alteran el terreno y nos obligan a adaptarnos: inundaciones que hacen crecer el cauce de los ríos, temblores que pueden hacernos perder el equilibrio y destruyen las estructuras de la zona, avalanchas de rocas y nieve… Así como estados que afectan al propio Sam, como el calor, el frío o la falta de oxígeno.

Por eso, cada trayecto entraña algún tipo de dificultad; esto se aprecia sobre todo en las misiones principales, que están diseñadas de una forma muy concreta, casi como si fuesen niveles cerrados dentro de un mundo abierto, pues nos obligan a superar una serie de obstáculos concretos para alcanzar el objetivo.

Además, la variedad de escenarios es muchísimo mayor en Death Stranding 2: desiertos, bosques, junglas, praderas de roca, lagos de brea, montañas nevadas… Pero todos conservan un toque postapocalíptico que les confiere un aspecto que sólo se puede definir como alienígena; muchas veces, da la impresión de estar caminando por la superficie de otro planeta.

El mundo de esta secuela también está mejor diseñado en el sentido de que apetece más explorarlo; al mirar el mapa, vas a ver zonas por las que los encargos principales no te han llevado y vas a pensar: «¿qué será eso? Voy a acercarme a explorar». 

Y en comparación con el primero, los desplazamientos con vehículos son mucho más viables. Sigue habiendo zonas por las que es difícil circular, pero realizar trayectos en moto o camioneta es mucho más accesible. 

Lo mismo se puede decir del viaje rápido: en Death Stranding 2 hay, por lo menos, tres métodos diferentes de viaje rápido y uno de ellos está desbloqueado prácticamente desde el principio: el DHV Magellan, un buque que sirve también como base de operaciones móvil con sala privada a la que podemos regresar para descansar y prepararnos.

Con todo esto, se ha logrado que Death Stranding 2 sea un vicio absoluto. He pasado las últimas semanas completa e irremediablemente enganchado a los repartos; planificando rutas y valorando el peso para aprovechar al máximo cada viaje, recogiendo carga perdida, desviándome para construir carreteras, atendiendo solicitudes de otros portadores…

Porque todavía no he hablado de otro elemento muy importante de la experiencia de Death Stranding 2: el factor social. Como su predecesor, el juego hace gala de un modo multijugador asíncrono: cada vez que ponemos una escalera para cruzar un río o construimos una estación para recargar baterías, esa estructura aparece también en el mundo de otros jugadores.

Se crea así una dinámica multijugador única, que nos invita a cooperar con los portadores de otros mundos para progresar. Y sigue siendo uno de los aspectos más especiales del juego, porque encontrarte un refugio después de una escalada infernal o sentir que estás ayudando a la gente al construir un puente en una zona especialmente complicada, es una sensación muy gratificante.

Porque más allá de los "me gusta" que podemos recibir por las estructuras creadas, lo realmente bonito es esa conexión invisible que se crea con el otro jugador; con todos los jugadores invisibles que se cruzan en nuestro camino.

En Death Stranding 2 también hay novedades en este aspecto, muchas pensadas para potenciar aún más la cooperación entre jugadores. Por ejemplo, si una estructura de otro jugador queda dañada por un temblor, aparecerá señalada con un aviso que nos indica que si la reparamos, obtendremos "me gusta" adicionales.

Curiosamente, he sido aún más consciente de la importancia de las conexiones con otros jugadores durante el análisis de Death Stranding 2, pues durante las primeras semanas los servidores han estado activos y funcionando con normalidad, de manera que he podido avanzar gracias a otros portadores y aportar mi granito de arena para ayudar.

Sin embargo, esta última semana los servidores se han desactivado para realizar labores de mantenimiento y dejarlo todo listo de cara al lanzamiento. Y no os podéis imaginar lo mucho que ha cambiado la experiencia; Death Stranding 2 es un juego single player, pero ha sido como si de repente me quedase completamente solo y desamparado en su mundo.

Y ojo, porque el juego se puede completar así sin ningún problema; el multijugador no es necesario ni mucho menos, pero es un tipo de multijugador tan único y especial que lo considero una parte íntegra de la experiencia. Especialmente después de haber vivido esto.

Para concluir este apartado, he dejado para el final mi parte favorita de la jugabilidad de Death Stranding: los "momentos musicales". Son aquellos en los que, en mitad de un encargo, empieza a sonar una canción que acompaña nuestros pasos hasta el destino, dando lugar a momentos realmente mágicos. 

Porque ¿quién no recuerda la llegada a Port Knot City, mientras suena Asylums for the Feeling de Silent Poets, en el primer Death Stranding?

Death Stranding 2 tiene muchos momentos así, cuidadosamente diseñados para que la melodía empiece a sonar en el momento exacto en que vislumbramos al fin el lugar al que nos dirigimos, cuando el cielo se despeja después de una lluvia intensa o cuando alcanzamos la cima de una montaña. 

De hecho, Death Stranding 2 tiene uno de los inicios más espectaculares que he visto últimamente en un videojuego gracias al "momento musical" marca Kojima.

Dicho esto, tengo que admitir que creo se le ha ido un poco la mano con su número. Son momentos muy especiales, pero hay tantos a lo largo del juego que llega un punto en que su efecto no tiene el mismo impacto.

Argumento y narrativa de Death Stranding 2: On the Beach

La historia y los personajes vuelven a ser los puntos fuertes en Death Stranding 2, especialmente en el caso de los secundarios, tanto los que vuelven del primero, como Fragile, Deadman (Guillermo del Toro) o Heartman (Nicolas Winding Refn), hasta las nuevas incorporaciones, donde destacan Rainy (Shioli Kutsuna), Tomorrow (Elle Fanning) y Neil (Luca Marinelli).

La historia, tanto la principal como la de los personajes secundarios, se sigue con muchísimo interés, pero también está mejor contada y es mucho más fácil de seguir que en el primer Death Stranding. 

Para mi gusto, era la mayor pega del primer juego; la narrativa tropezaba en muchas ocasiones y daba lugar a explicaciones que, más que resolver dudas, sólo servían para confundir.

En Death Stranding 2 eso no sucede. Y, cuando ha habido algo que me ha generado dudas, hay una gran novedad que me las ha resuelto: el corpus. Se trata de una enciclopedia a la que se van añadiendo toda clase de entradas: personajes, localizaciones, armas, enemigos, estructuras, conceptos... Todo ello con descripciones detalladas que se actualizan en caso de ser necesario.

 Pero el corpus también evidencia un problema que es inevitable o prácticamente inevitable en todas las secuelas: el mundo de Death Stranding 2 ya no es tan misterioso. En el primer juego, era apasionante descubrir los efectos del declive, lo que era un EV y su relación con los vacíos, el funcionamiento de la playa y la red quiral, etc. Todo era nuevo y extraño.

En Death Stranding 2 se introducen muchas ideas y conceptos nuevos, pero las normas básicas que rigen este mundo ya las conocemos, así que se ha perdido esa sensación de descubrimiento.

Pero eso no quita que el corpus sea una herramienta tremendamente útil, especialmente en un juego con un universo con normas tan complejas. Y lo mejor de todo es que se puede consultar incluso en mitad de una secuencia de vídeo. Cuando pausamos las escenas, por cierto, se muestra un medidor que indica el tiempo que falta para que terminen. Gran detalle.

El amor que Kojima siente por el cine se respira en cada una de estas secuencias, tanto por el buen gusto a la hora de elegir los planos y jugar con la cámara de formas que otros no se atreven ni a soñar, como por las constantes referencias al Séptimo Arte. Pero su punto fuerte siguen siendo las escenas de acción flipantes; esas que molan tanto que quieres volver a ver una y otra vez.

Siempre se le ha criticado por hacer escenas de vídeo demasiado largas, pero en Death Stranding 2 descubrimos al Kojima más conciso, dejándonos secuencias que van al grano y diálogos que no caen en eternas explicaciones ni se andan por las ramas (la mayor parte de tiempo). 

Y tiene gracia, porque me he quedado con ganas de más; de ver más interacciones entre los personajes y saber más sobre ellos. Aunque esto es una buena prueba de hasta qué punto la historia y los secundarios son interesantes.

Y cuando llega el momento de soltarse, también tenemos a un Kojima absolutamente desatado que no teme poner en pantalla las cosas más locas que se le pasan por la cabeza. Creo que hay momentos que van a hacer que mucha gente piense que ha perdido los papales por completo... Mientras que para muchos otros serán los momentos más espectaculares y surrealistas que han vivido en un videojuego.

Yo me he reído a carcajadas con situaciones en las que a los personajes sólo les ha faltado mirar a cámara y guiñarte un ojo mientras hacen una referencia para nada sutil a juegos de la saga Metal Gear. El DHV Magellan es la cabeza del Metal Gear Rex, el personaje de Neil es básicamente Solid Snake... y es así porque a Kojima le da exactamente igual; ahora es libre y puede hacer lo que le venga en gana.

Pero esa falta total de ataduras también ha jugado en su contra en un aspecto clave de la historia: los grandes giros argumentales son terriblemente previsibles. Y esto me enfada mucho, porque creo que la historia es buenísima, pero Kojima ha tenido la sutileza de un cañón de riel y es obvio lo que sucede desde el minuto uno. Y también creo que, por enésima vez, ha enseñado más de la cuenta en los tráileres.

Me preocupa que no haya nadie en todo Kojima Productions que le haya dicho: "oiga, señor Kojima, ¿igual se está usted pasando?". Porque no me explico esta absoluta falta de mesura.

Creo que Kojima está tan satisfecho con lo que hace, que es incapaz de contenerse; quiere que el mundo entero veo los frutos de su trabajo en esos avances. Pero, al hacerlo, los que pagamos el pato somos los jugadores.

Gráficos y banda sonora de Death Stranding 2: On the Beach

En lo referente al apartado visual, Death Stranding 2 es, hablando mal y pronto, una jodida chaladura. El Decima Engine, el motor creado por Guerrilla Games, vuelve a demostrar que es uno de los más solventes y visualmente espectaculares en consolas. Hay muchas cosas a destacar, desde la impresionante distancia de dibujado hasta la calidad de todos y cada uno de los materiales. 

Pero si hay algo que se lleva la palma son las animaciones faciales. Todo el arduo proceso de captura de movimiento con los actores y actrices ha merecido la pena, porque estamos ante algunas de las animaciones faciales más convincentes que se han visto jamás en un videojuego. En serio, es alucinante; muchas veces olvidas que estás viendo modelos 3D en lugar de personas.

En el modelo estándar de PS5, Death Stranding 2 nos permite elegir entre dos modos de juego: calidad y rendimiento, el primero con mayor resolución y a 30fps y el segundo con menor y a 60. Ambos funcionan a la perfección, pero en este caso me he decantado por el modo calidad; es la clase de título donde merece la pena sacrificar el rendimiento en favor del despliegue visual.

También hay que destacar que Death Stranding 2 es uno de esos juegos que aprovechan al máximo las características de PS5. Los tiempos de carga son prácticamente inexistentes, algo especialmente llamativo al pulsar continuar en el menú principal; todavía estamos levantando el dedo del botón y ya estamos dentro del juego.

El DualSense también está muy bien aprovechado, sacando partido del altavoz del mando para reproducir el sonido de las pisadas o al caminar por la hierba alta, así como la vibración háptica para representar los diferentes tipos de terreno, la lluvia, la nieve, el agua de los ríos...

Y como en su predecesor, la banda sonora es otro de los puntos fuertes de Death Stranding 2, tanto las melodías originales compuestas por Ludvig Forssell, como las canciones licenciadas que nos acompañan en los momentos musicales. En esta entrega, tenemos a artistas destacados como Caroline Polachek, Magnolian, Grimm Grimm o Daichi Miura.

El grupo Low Roar, cuyas melodías se convirtieron en una parte inseparable del primer Death Stranding, también vuelve a tener un gran protagonismo en la banda sonora. Todo un homenaje a su cantante y líder, Ryan Karazija, que tristemente falleció en 2022. En palabras del propio Kojima: "sin Ryan, Death Stranding jamás habría nacido".

La identidad sonora de esta entrega la pone el artista francés Woodkid, que seguro que os suena porque sus melodías son habituales en tráileres y en proyectos relacionados con videojuegos. Y la verdad es que la elección no podía ser más acertada, pues su característica voz y el sonido de sus canciones encaja a la perfección con el tono de Death Stranding 2. To the Wilder es una maravilla.

Y aunque no sea una canción propia de esta entrega, BB's Theme sigue siendo una de las mejores melodías que se han compuesto jamás para un videojuego.

Por último, pero no por ello menos importante, destacar que la versión en español de Death Stranding 2 nos llega completamente doblada al castellano por algunas de las mejores voces de nuestro país.

¿Es difícil Death Stranding 2: On the Beach?

Death Stranding 2 cuenta con cuatro niveles de dificultad: historia, casual, normal y brutal. En el nivel de dificultad normal no es un juevo particularmente complicado, al menos, no en lo que se refiere a los tiroteos y la infiltración. 

La verdadera dificultad de Death Stranding 2 reside en ser capaces de llegar al destino con la carga de una pieza. Porque además de todos los obstáculos que podemos encontrar en Australia, hay cargas con requisitos específicos: algunas son frágiles y se rompen con facilidad, otras no se pueden sumergir en el agua, otras deben ser entregadas dentro de un tiempo límite...

A esto hay que sumarle que muchas veces las rutas nos proponen cosas realmente desafiantes, como atravesar zonas plagadas de EVs o recorrer grandes distancias. 

Así que, aunque Death Stranding 2 no sea un juego difícil en términos estándar de videojuego, las mecánicas de desplazamiento y reparto requieren una buena gestión y planificación si no queremos acabar frustrados.

¿Cuántas horas dura la historia de Death Stranding 2: On the Beach?

Si jugamos a piñón, completando únicamente los encargos principales, y no realizamos ningún tipo de actividad opcional ni exploramos el continenete australiano, Death Stranding 2 se puede completar en unas 40 horas, aproximadamente.

En mi caso, sin embargo, tras ver los créditos el reloj marcaba 85 horas. Como ya he dicho antes, he estado enganchadísimo, haciendo todos los encargos principales y secundarios que veía, contribuyendo a la construcción de carreteras y líneas de monorráil, explorando el mapa... Y aun así me quedán muchísimas cosas por hacer. Calculo que esto no baja de las 100 horas.

Hablando de los encargos, hay que mencionar que los diferentes tipos están mejor diferenciados. Los encargos estándar son los que se pueden repetir todas las veces que queramos para obtener la mejor clasificación posible. Su número es elevadísimo (la última vez que eché un vistazo superaba los 300).

Los encargos secundarios son menos habituales, pero su contenido está muy trabajado; muchos de ellos incluyen situaciones jugable súnicas y escenas de vídeo propias, así como grandes recompensas por completarlos (os recomiendo encarecidamente hacer los del pizzero).

Y en último lugar están las solicitudes de ayuda; son encargos pequeños y que ni siquiera es necesario aceptar como el resto, pero que vienen muy bien de cara a mejorar el nivel de conexión con cada refugio. Personalmente, me he obsesionado con completarlas todas.

Precio y plataformas disponibles

Death Stranding 2: On the Beach se lanza el 26 de junio de 2025 para PS5 por un precio recomendado de 79,99€ para la edición estándar, disponible tanto en formato físico como digital.

La Edición Digital Deluxe de Death Stranding 2 tiene un precio de 89,99€ y, además del juego, incluye varios extras digitales y otorga acceso anticipado de 48 horas.

Por último, también hay una edición coleccionista de Death Stranding 2 que incluye el juego (código de descarga), caja de coleccionista, estatua de 38 cm, figura de Dollman de 7,62 cm, tarjetas ilustradas, carta de Hideo Kojima y artículos digitales. Su precio es de 249,99€.

La muerte no puede separarnos

Al terminar Death Stranding 2, siento que entiendo mejor que nunca a Kojima. Su último trabajo es una carta de amor a todas las cosas que le gustan: el cine, la música, las estrellas de Hollywood, las armas de ciencia ficción, los ninjas molones y misteriosos, los agentes dobles, la política, los mecas, los kaiju, recibir "me gustas" en Twitter... incluso los modelitos de gafas.

Pero, por encima de todo, Death Stranding 2 es una carta de amor a los videojuegos y a nosotros, los jugadores, a quienes siempre trata de sorprender. Y siempre lo consigue.

Como juego, supera en todo a su predecesor, tanto en los aspectos jugables como en lo audiovisual y narrativo. Y no por ello está exento de novedades de peso o es un juego menos único y diferente. Sigue siendo esa misma rareza con repartidores en el apocalipsis, fantasmas, bebés y Norman Reedus en pelotas. 

Death Stranding 2 se siente como la culminación del trabajo de Hideo Kojima. O, al menos, como la culminación de lo que se propuso hacer hace ya casi 10 años con The Phantom Pain.

Decía hace poco en una entrevista, que ha llegado a temer que no sería capaz de volver a crear otro videojuego. Y, sin embargo, acaba de demostrar que a sus 61 años sigue teniendo la misma pasión por el medio y sigue siendo el mismo genio (o el mismo loco, depende de a quién le preguntes) que ha sido siempre.

Pero incluso cuando ya no esté, esta conexión invisible e intangible que se ha formado entre nosotros, y todas las conexiones que se han formado entre jugadores de Death Stranding 2 gracias a él, seguirán existiendo. Porque la muerte no puede separarnos.