por Cooperativa.cl
10 de agosto de 2025
Julio Cordano, director de Medioambiente de la Cancillería, mantiene su optimismo para llegar a un acuerdo en la materia, pese a la resistencia de países e industrias petroleras.
"Hay varios que tienen una posición ambiciosa", reconoció, pero a la vez enfatizó que la iniciativa "va contra la exponencial contaminación" provocada por el rubro.
A cuatro días de que finalicen en Ginebra las negociaciones para un tratado que frene la contaminación global por plásticos, persiste el temor a que el texto sea poco contundente a la hora de limitar la producción y eliminar determinados productos tóxicos. Sin embargo, Chile, uno de los primeros impulsores de esta iniciativa, confía en que siente las bases para la lucha futura.
"Esto no es el fin de la historia. Adoptar el tratado no será el punto final, sino un paso más que tiene que ser complementado con otras cosas que han de ocurrir más adelante", destacó en entrevista a la agencia de noticias EFE uno de los jefes de la delegación chilena, Julio Cordano, director de Medio Ambiente en el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Chile fue uno de los países que lanzó la iniciativa para la creación en 2022 del comité negociador del tratado por mandato del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA), y coordinó en los primeros momentos a otros países latinoamericanos, como presidente de turno del Grupo de América Latina y el Caribe (GRULAC).
En la región, asegura Cordano, hay diferentes puntos de vista sobre el tratado, aunque no existe la división que en las negociaciones globales persiste entre países productores de crudo y plástico, reticentes a un texto que limite la producción, y otras naciones con objetivos más ambiciosos.
"Varios de esos países (petroleros en la región) están en una posición muy ambiciosa, porque antes que nada hay que separar la producción de crudo de la de plástico", destaca Cordano, quien también matiza que el texto final no tiene por objetivo "ir contra los plásticos", sino contra la contaminación que algunos causan.
"Los plásticos van a seguir existiendo y van a seguir produciéndose por muchos años", afirma Cordano, aunque reconoce que su fabricación "ha crecido de forma exponencial en las últimas décadas, y ello está directamente relacionado con los niveles de contaminación".
Las resistencias en el debate
El responsable medioambiental subrayó que Chile fue uno de los países que en las etapas iniciales propuso límites en la producción, algo a lo que se siguen oponiendo en las negociaciones importantes potencias industriales y petroleras, por lo que "se intenta buscar maneras de acomodar todas las posiciones".
"Hay que ser optimistas, estamos aquí para terminar un tratado, adoptar un texto, y como en todos los procesos multilaterales hay avances y retrocesos", aseguró.
El otro gran escollo en los debates es el artículo 3, que incluye una lista de productos plásticos y químicos que deberían prohibirse por sus altos niveles de toxicidad, pero en este caso Chile se muestra más inamovible.
"El artículo 3 es absolutamente fundamental, uno de los más importantes del acuerdo y sin él tendría muy poco sentido", afirmó Cordano.
Chile, recordó, ha desarrollado su propia legislación sobre el plástico, en la que se reconoce la responsabilidad extendida del productor y se reconoce el rol fundamental de los recicladores, aunque en su opinión la lucha contra la polución de estos materiales debe ir más allá de políticas nacionales.
"Ningún país por sí sólo puede eliminar la contaminación por plástico, y por eso es importante también pensar en el ciclo de vida completo", señaló en referencia a los procesos de fabricación, consumo y desechado.
Además de cooperación internacional, agregó a EFE, "debe haber financiamiento para los países en desarrollo en la transición que haya, y tienen que considerarse las comunidades más afectadas, locales e indígenas".