por elmostrador
20 de julio de 2025
Desde su llegada al país el técnico de los azules ha ido demostrando su capacidad de intervenir y mejorar a sus dirigidos. Ya en Huachipato campeón demostró mucho de eso, jerarquizando a su planilla y logrando un título que parecía imposible, con niveles individuales por sobre la media.
Siempre se dice que en el fútbol hay técnicos que intervienen y otros que acompañan. Y esto apunta a cuando un estratega logra mejorar las capacidades de sus jugadores. Por eso algunos son capaces de intervenir y la gran mayoría acompaña.
En Chile, es el caso de Gustavo Alvarez. Desde su llegada al país el técnico de los azules ha ido demostrando su capacidad de intervenir y mejorar a sus dirigidos. Ya en Huachipato campeón demostró mucho de eso, jerarquizando a su planilla y logrando un título que parecía imposible, con niveles individuales por sobre la media.
Y ahora, en el cuadro laico, está llevando adelante ese proceso nuevamente. Hay una clave indesmentible: si el jugador se deja entrenar o sabe escuchar los consejos del tutor técnico. Para eso, el líder debe contar con las herramientas necesarias para seducir, convencer y ejecutar. Si un jugador no tiene esa respuesta, el dejarse entrenar y sumar más elementos a su juego no es posible.
Hay tres casos que bien valen la pena destacar. El primero es Fabián Hormazábal, quien llegó como un tradicional lateral derecho, cumpliendo esas funciones, y con el paso del tiempo fue pieza como central por esa banda, lo que le significó llegar a la selección y ser uno de los puntos fuertes de la U.
El segundo es Matías Sepúlveda, quien históricamente era un volante creativo tradicional, de buena técnica, pero de poca constancia, quien pasó a ser carrilero por izquierda con mucho despliegue y aprovechando su buena condición física, para ser dueño de la banda y también crecer mucho en un año.
Y el caso más patente, el tercero, es Lucas Assadi, jugador de ricas condiciones técnicas, pero con poca o casi nula constancia. Es un jugador del cual se tienen muchas expectativas, pero que no lograba consolidarse. Pasó a estar relegado mucho tiempo, por propia responsabilidad, y en las últimas semanas comenzó a adquirir confianza y solidez en su juego.
¿Cambió la actitud del jugador? Todo apunta que así fue, pero de la mano de un mentor que jamás le quitó oportunidades, se las volvió a dar y el futbolista está comenzando a responder con buenos partidos y goles.
Alvarez es un técnico que sabe intervenir.