por 24Horas
11 de agosto de 2025
"Se me soltaban todas las pelotas en el calentamiento y decía ¿qué pasa, qué está pasando? ¡Dios mío!", recordó Paulo Garcés, el exarquero de Universidad Católica, Universidad de Chile y Colo Colo.
En 2012, semanas después del bicampeonato nacional y la obtención de la Copa Sudamericana, Universidad de Chile sorprendió con el fichaje de Paulo Garcés, quien tras un inicio no exento de complicaciones debido a unas declaraciones de Johnny Herrera, revirtió el escenario y se transformó en prenda de garantía para Jorge Sampaoli.
"En la U me tocó ser reserva de Johnny Herrera, el mejor Johnny Herrera de la historia. En la U jugué muy poco, 11 partidos en un año y medio, pero lo pasé increíble. Logramos el tricampeonato, llegamos a semifinal de la Copa Libertadores y salí el mejor arquero de la Copa Sudamericana jugando tan sólo un partido, un hito único a nivel internacional y obviamente un reconocimiento único. Lo pasé, de verdad, muy bien y obviamente que quería jugar más, por eso también tomé la opción de irme", manifestó en diálogo con 24horas.cl.
EL PARTIDO QUE LO MARCÓ EN UNIVERSIDAD DE CHILE
De los 11 encuentros jugados con la camiseta azul, hay uno que quedó guardado en la memoria y corazón de Paulo Garcés: contra Emelec en Guayaquil por la revancha de los octavos de final de la Copa Sudamericana.
"Hay una anécdota muy buena en el estadio de Emelec cuando me toca jugar el 2012 porque Johnny (Herrera) tenía juicio y no pudo ir. En el día del partido, al horario de desayuno, Jorge Sampaoli se acerca a mí y me dice 'estás todo cagado'. Yo llevaba un año y medio sin jugar un partido internacional y mi último partido había sido en la (Universidad) Católica contra Peñarol donde cometí un error", comenzó.
"Si no juego hace un año y tanto, ¡obvio que voy a estar cagado!, le digo y Sampaoli me dice 'Paulo, quédate tranquilo que confío en vos, vas a ser figura hoy'. Cuando entramos al calentamiento, sentí una presión en el antiguo estadio de Emelec, la gente estaba muy encima de uno", continuó Garcés, quien recordó la cantidad de objetos que el público ecuatoriano le arrojó. "Los escupos me caían en la cabeza porque el arco estaba muy pegado a la malla de protección", agregó.
"Se me soltaban todas las pelotas en el calentamiento y decía ¿qué pasa, qué está pasando? ¡Dios mío! Estaba Lalo Salgado, entrenador de arqueros, que me decía 'tranquilo, son cosas que van a pasar'", expresó Garcés, cuya actuación inolvidable le significó ser el mejor arquero de dicha edición del torneo continental. "Termino siendo la figura del partido, ganamos 1-0, clasificamos a los cuartos de final", cerró.