por 24Horas
24 de junio de 2025
Un estudio advierte que la pérdida de hábitats, la caza y el cambio climático triplicarán las extinciones de aves registradas desde el año 1500.
El cambio climático y la pérdida de hábitats provocarán la extinción de más de 500 especies de aves en los próximos cien años, más del triple de todas las extinciones de aves registradas desde el año 1500 d. C., según un estudio de la Universidad de Reading (Reino Unido), entre ellas, el habitante de nuestra cordillera de Los Andes: el cóndor.
Esta extinción afectará a algunas de las aves más singulares distribuidas por todo el planeta, como el cóndor andino, el albatros errante, el aguilucho secretario, el picozapato, el guacamayo de lear, el pingüino de Galápagos, el Kākāpō, el cálao de casco o el suimanga de vientre amarillo, aves emblemáticas, y únicas en el mundo.
Según el estudio, la pérdida y degradación del hábitat de los próximos cien años será la principal causa de las extinciones, seguidas de la caza y la agricultura, aunque los autores han analizado otras amenazas indirectas como las muertes accidentales o la introducción de especies invasoras.
Además, la desaparición de estas 500 especies de aves tendrá un efecto negativo en los ecosistemas que dependen de ellas, advierten los autores del estudio publicado este martes en la revista Nature Ecology & Evolution.
"Las amenazas pueden afectar tanto a la biodiversidad taxonómica (el número de especies que podemos perder) como a la biodiversidad funcional (su papel en el ecosistema) pero para un ecosistema no es lo mismo perder un paseriforme que come semillas que un buitre que come carroña. El impacto no es el mismo", explicó a EFE Manuela González-Suárez, investigadora en la Universidad de Reading y autora principal del estudio.
Con todos estos datos, el estudio concluye que, incluso con una protección completa frente a amenazas causadas por el ser humano, como la pérdida de hábitat, la caza y el cambio climático, unas 250 especies de aves podrían seguir desapareciendo.
"Para muchas aves, la situación ya no es reversible, pero podemos evitar más perdida de biodiversidad funcional si nos centramos en las especies que son funcionalmente más únicas y las protegemos con programas específicos para impulsar su recuperación, como proyectos de cría o la restauración de hábitats ya perdidos", explicó González-Suárez.
"Nos enfrentamos a una crisis de extinción de aves sin precedentes en la era moderna. Necesitamos medidas ambiciosas, coordinadas e inmediatas para reducir las amenazas humanas en todos los hábitats y programas de rescate específicos para evitar la desaparición de las especies más singulares y más amenazadas", añadió en un correo electrónico, Kerry Stewart, autora principal del trabajo.
Un ritmo de extinciones inédito en la naturaleza
Para hacer el estudio, los investigadores examinaron casi 10.000 especies usando datos de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, sus siglas en inglés), el inventario más reconocido mundialmente sobre el estado de amenaza de las especies.
Utilizando la probabilidad de extinción para cada categoría de la lista (Casi amenazada, Vulnerable, En peligro, En peligro crítico) y basándose en las amenazas a las que se enfrenta cada especie, hicieron una estimación del número de especies que desaparecerán en las próximas décadas.
"Antes de la llegada del ser humano, cada año se extinguían aproximadamente una de cada millón de especies, por lo tanto, si no hubiera actividad humana, cabría esperar la extinción de una especie por cada 10.000 aves en cien años", comentó a EFE Kerry Stewart.
"Pero desde la expansión humana por todo el planeta, las tasas de extinción han sido más altas y se han registrado 164 extinciones de aves desde el año 1500 d. C. (Lista Roja de la UICN, 2024)", añadió.
"Sin embargo, en los próximos 100 años, prevemos más de 500 extinciones, lo que supone más del triple de las que se han producido en los últimos 500 años. La magnitud de la amenaza en la época moderna no tiene precedentes", concluyó.
Amenazadas según la forma y el tamaño
El estudio precisa que las aves de gran tamaño son más vulnerables a la caza y al cambio climático, mientras que las aves de alas anchas sufren más por la pérdida de hábitat.
Además, el estudio identifica qué medidas de conservación preservarán mejor tanto el número de especies de aves como sus funciones ecológicas. Así, detener la destrucción de los hábitats salvaría a la mayoría de las aves en general, mientras que reducir la caza y prevenir las muertes accidentales salvaría a las aves con características más inusuales, que son especialmente importantes para la salud del ecosistema.
Pero "dar prioridad a los programas de conservación de solo 100 de las aves amenazadas más inusuales podría salvar el 68 % de la variedad de formas y tamaños de las aves. Este enfoque podría ayudar a mantener la salud de los ecosistemas", subrayó González-Suárez.