9 de junio de 2025
Hace poco conté mi experiencia instalando una cerradura conectada en casa. Pero para reforzar la seguridad de la vivienda, además instalé un sensor que avisa cuando alguien abre la puerta. Al final, ha terminado por desesperarme.
Ya he contado cómo el año pasado opté por instalar una mirilla conectada inteligente. Este año decidí añadir un sensor complementario para saber cuándo alguien entra en casa. Me ha durado solamente un mes.
Me ha terminado desesperando

La intención de colocar un sensor en la puerta era recibir un aviso cada vez que alguien entrara o saliera: sobre el papel, la idea era perfecta. Un sensor muy sencillo, compuesto por dos piezas. Puede instalarse en puertas, cajones o ventanas, y yo decidí colocarlo en la puerta de entrada.
No fue fácil. Una vez comprado, me di cuenta de que mi puerta presentaba dificultades para la instalación (gracias, carpinteros, por semejante chapuza), pero finalmente —y no sin esfuerzo— logré colocarlo.
Sincronizado con la aplicación, cada vez que alguien entra o sale de casa, recibo un aviso en el móvil. Hasta ahí, todo bien. Pero el problema llegó cuando las alertas comenzaron a sonar sin parar.

A estas alturas, muchos pensarán que bastaría con desactivar las notificaciones de la app. Sin embargo, no puedo hacerlo, ya que en ese mismo ecosistema tengo otros dispositivos como la cerradura conectada o varios sensores de temperatura. Si desactivo las notificaciones, perdería información que considero importante. Además, si silencias los avisos, no tiene mucho sentido instalar un sensor para que te alerte si alguien entra en casa.
El problema también está en nuestra rutina diaria. Como ya he comentado, tenemos un perro, lo que implica salir a la calle al menos cuatro veces al día (ocho avisos al móvil), a lo que hay que sumar las entradas y salidas tanto mías como de mi pareja.
Han llegado a ser más de 20 notificaciones diarias, muchas veces en los momentos más inoportunos. Si te pillan descansando o durmiendo, te pueden causar más de un sobresalto.
Tocaba cambiar la ubicación. Por eso, tras ver el escaso éxito que había tenido su instalación en la puerta (y considerando que la cerradura ya me avisa de lo mismo), decidí trasladarlo a otro lugar, pero esta vez estudiando mejor su ubicación.
La ventana del salón fue una opción, pero tampoco me convencía: la abro constantemente para que Wanda se asome y curiosee la calle. Así que, en lugar de guardarlo en un cajón, decidí instalarlo en una ventana que casi nunca se abre y que, además, da al balcón y al piso del vecino. De este modo, refuerzo una zona menos controlada de la vivienda, especialmente útil cuando estoy fuera de casa.
Imagen portada | Ries Bosch
En Xataka SmartHome | Voy a poner una cerradura conectada: este es el bombín que necesito para no llamar a los bomberos
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La noticia
Instalé un sensor que me avisaba si alguien abría la puerta de casa. Me ha cansado tanto que al final lo he puesto en el balcón
fue publicada originalmente en
Xataka Smart Home
por
Jose Antonio Carmona
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