por elmostrador
7 de junio de 2025
Se ha establecido el 28M como una fecha para visibilizar temáticas asociadas a la menstruación entendida como un asunto de salud pública y desde un enfoque de derechos. La menarquia, la pobreza menstrual, las brechas en educación sexual, los estigmas asociados a menstruar, la inadecuación de infraestructura en espacios laborales y escuelas, y las dificultades en acceso al agua como un derecho básico, se toman la agenda durante estos días, en pos de promover el bienestar de las personas menstruantes.
Es importante reconocer la trayectoria de estos avances, ya que el enfoque desde donde se aborde la menstruación impacta la salud de las personas, además de condicionar su desarrollo social en espacios colectivos como entornos laborales o escolares.
Desde el año 2013 aproximadamente, en el marco de esta fecha global promovida por la ONG WASH United, se han diversificado numerosas acciones en torno a la menstruación, las cuales tienen entre sus objetivos avanzar hacia la experiencia de una menstruación en condiciones dignas, y así ir debilitando tabúes y prejuicios de diversas culturas asociados a ella.
Y en medio de esto nos parece relevante el contrapunto, para que los abordajes sobre menstruación no se queden en el planteamiento higienista y transiten hacia la salud como derecho, y para que, mediante acciones concretas, la dignidad menstrual traiga consigo justicia menstrual.
Desde hace un tiempo se ha puesto énfasis en el hecho biológico que es la menstruación para visibilizar su “naturalidad” y así combatir estigmas y prejuicios desde ese posicionamiento. Hoy enfatizamos que lo que sucede con las personas menstruantes, sus cuerpos y afectos, ocurren en una trama colectiva que siempre es terreno político porque como declaran diversas voces feministas, “lo personal es político”.
Esta apertura permite visibilizar no solo lo común, sino que la diversidad de experiencias menstruales de personas que dadas sus particularidades e interseccionalidades aún no se encuentran visibilizadas, nos referimos a experiencias de menstruación en personas neuro divergentes, con diversidad funcional, con condiciones crónicas como endometriosis y síndrome premenstrual severo; en personas en situación de movilidad humana, privadas de libertad, en situación de calle y contextos de genocidio, donde la salud sexual y reproductiva de las mujeres en su diversidad, enfrenta dificultades específicas y contextuales volviéndose un campo de batalla.
La menstruación y como ella se expresa, sus brechas, barreras, prejuicios y tabúes, se relacionan directamente con estos elementos contextuales y con las acciones sociales y políticas que intentan contrarrestarlas, porque justamente ha sido en el ámbito colectivo, en la forma de asambleas, ONG, agrupaciones y grupos activistas, desde donde se ha tomado posición y se ha tensionado hacia este movimiento que busca materializar la dignidad y justicia menstrual, desde los cuerpos y afectos menstruantes y en solidaridad con otres personas menstruantes.
Desde Menstruar en calle activismo territorial, adherimos a esta colectividad que lucha por menos brechas y más acceso, menos estigma y más educación, menos higienismo y más salud en cuerpos y afectos, por experiencias menstruales diversas y dignas. Esperamos que en Chile se materialice el Proyecto de ley que Promueve, resguarda y garantiza los derechos de las personas menstruantes, que se avance hacia una exención o rebaja del Impuesto al Valor Agregado a los productos de gestión menstrual, y por sobre todo que se vea a las personas menstruantes que han quedado invisibilizadas, como la población de mujeres en toda su diversidad, que por diversas circunstancias hoy se encuentran en situación de calle.
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