por Espinof
4 de julio de 2025
Los obituarios se han centrado en su colaboración con el director, y con motivo
La repentina muerte de Michael Madsen ha sido todo un shock que ha conmocionado universo cinéfilo y también medios generalistas. La mayoría, como era de esperar, se centran en sus colaboraciones con Quentin Tarantino, porque es su trabajo más llamativo y por lo que la mayoría sabe quién es.
Esto no quiere decir que no tuviese trabajo notable al margen de un director con el que trabajó muchas veces, pero no siempre. Antes de entrar en su universo tuvo papeles notables en películas como ‘Thelma y Louise’, y desde entonces fue también secundario carismático en cintas como ‘Donnie Brasco’. No obstante, en parte tenemos claro que su talento especial sólo tenía ocasión de florecer realmente de la mano de Tarantino. En ese sentido, no es absurdo centrar lo obituarios en sus trabajos con el cineasta.
Llevando el cine a otros niveles
Pero este realce no fue unidireccional, y la afinidad que Quentin sentía por un actor como él no se reducía a un fetiche o una buena relación de amistad. En cierto sentido, Madsen fue la llave que ayudó a desbloquear el cine de Tarantino. No es sólo que estuviese en la escena más icónica de su primera película, sino que lo que hace ayuda a desbloquear ese toque especial para la violencia, la cinefilia, el pop retorcido y tantear los límites de lo que mostrar en pantalla a través del carisma.
‘Reservoir Dogs’ es un deleite en términos actorales, con gente como Steve Buscemi, Tim Roth y Harvey Keitel dando también interpretaciones asombrosas junto a Madsen. Pero Buscemi, Roth y Keitel son en parte sus propios versos libres, como suelen serlo en películas de otros. Madsen también era un carisma único, pero su trabajo como el señor Rubio es el único que sólo parece posible dentro del universo de esta película, y por extensión en el de Tarantino.
En los primeros actos de la película vemos un intercambio medianamente coral, con Madsen un poco de fondo mientras los recovecos de la historia se van desplegando y el tono va cogiendo forma. Cuando el Señor Rubio toma el protagonismo, la gravedad de la película cambia. Hay un toque de peligro impredecible que hasta entonces no era tan prominente, y aun así resulta electrizante y cautivador. Todo explota definitivamente en la famosa escena de la tortura con baile al ritmo de pop rock viejuno, donde la explosiva energía de Madsen consigue que aterrice la ambición de Tarantino en su escena más provocadora que, a la postre, es la que le catapulta como cineasta único.

Madsen volvería a desbloquear algo especial para el cine de Tarantino en su regreso al mismo. En ‘Kill Bill’ vuelve a ser un carismático objeto de peligro que actúa de fondo, pero es en el ‘Vol. 2’ donde explora a gusto dos áreas que son diferentes a todo lo visto anteriormente, y que serán claves en las películas posteriores del director. Por un lado, la textura del western árido que marca su parte de la historia. Por otro, cierto toque de melancolía en cómo aborda un personaje con pasado complicado que prepara al cine de Tarantino para un salto de madurez que sería definitivo un par de cintas después.
Parecía haber un brillo especial en los ojos de Madsen en aquella película, que ayudaba a profundizar sin palabras en aquello que la historia estaba necesitando expandir. Estos momentos resultan también fundamentales para el cine del director, pero de una manera diferente a la de la escena de la tortura. Tarantino y Madsen retomarían su dinámica conjunta en ‘Los odiosos ocho’ es un remix contenido de lo que habían hecho previamente, y tendrían su propia coda en un simpático cameo en ‘Érase una vez en… Hollywood’. Una nota final extraña para un actor que significó tanto para esta manera de entender el cine, y que ahora echamos mucho de menos.
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La noticia
Michael Madsen fue algo más que un gran actor secundario para Quentin Tarantino. Fue la llave para desbloquear su cine
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Pedro Gallego
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