por ComputerHoy
6 de junio de 2025
Un estudio científico ha revelado que el estilo de conducción real, con frenadas, aceleraciones y pausas frecuentes, podría ayudar a prolongar la vida útil de las baterías de los vehículos eléctricos hasta un 30% más que las pruebas tradicionales en laboratorio.
Esto no solo es un alivio para los conductores, sino que también significa un ahorro importante, ya que la batería suele ser el componente más caro del coche eléctrico.
Durante años, los fabricantes y científicos han evaluado la durabilidad de las baterías sometiéndolas a ciclos de carga y descarga muy uniformes, sin tener en cuenta las condiciones cambiantes y el uso cotidiano.
Pero la conducción real es muy diferente, arrancas y paras constantemente, aceleras para incorporarte a la autopista, frenas en semáforos y a menudo dejas el vehículo parado durante horas en el trabajo o en casa. Este patrón dinámico es justamente lo que puede ayudar a las baterías a envejecer más lentamente.
¿Por qué las pruebas de laboratorio no reflejan la realidad?
Hasta ahora, las pruebas estándar para baterías consistían en ciclos muy regulares y constantes que buscaban medir su rendimiento en condiciones ideales. Sin embargo, estas pruebas no replican los cambios en consumo de energía que ocurren en la conducción diaria.
Según el nuevo estudio publicado en Nature Energy, investigadores de una universidad de prestigio junto con un laboratorio nacional llevaron a cabo un experimento durante más de dos años en el que analizaron 92 baterías de iones de litio sometidas a diferentes patrones de uso.

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Mientras que algunas baterías siguieron el tradicional régimen constante de carga y descarga, otras se sometieron a perfiles más variables basados en datos reales de tráfico urbano, conducción en autopista y trayectos con paradas frecuentes.
La conclusión fue que las baterías que experimentaron estas condiciones dinámicas mostraron una vida útil significativamente mayor, incluso hasta un 38% más en ciclos equivalentes de carga.
Para desentrañar por qué la conducción con aceleraciones y frenadas frecuentes ayuda a preservar las baterías, los científicos utilizaron técnicas de aprendizaje automático. Analizando gran cantidad de datos, el sistema identificó patrones que pasarían inadvertidos para un análisis tradicional.
Uno de los hallazgos más sorprendentes fue que las aceleraciones cortas y enérgicas no aceleran el desgaste de la batería; al contrario, parecían ralentizar su envejecimiento.
Además, el estudio resaltó que el deterioro de las baterías ocurre de dos maneras, por el uso activo (cargas y descargas) y por el simple paso del tiempo, incluso cuando el coche está estacionado. Para muchos conductores que usan su coche eléctrico para desplazamientos cortos o actividades diarias, el envejecimiento por el paso del tiempo puede ser tan determinante como el desgaste por el uso.
Implicaciones para el futuro de los vehículos eléctricos
Este descubrimiento tiene importantes consecuencias para la industria. Las pruebas de laboratorio, consideradas hasta ahora el estándar para evaluar baterías, podrían revisarse para incluir patrones de uso más realistas.
Esto no solo permitiría desarrollar baterías químicamente más resistentes, sino también mejorar el software de gestión energética, ajustando la carga y descarga para maximizar la longevidad.
Para los usuarios, la buena noticia es que simplemente siguiendo sus hábitos normales de conducción ya están ayudando a que la batería de su coche dure más tiempo. No es necesario cambiar radicalmente su estilo para obtener beneficios; los altibajos naturales del día a día contribuyen a un envejecimiento más lento.
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Etiquetas: Coche eléctrico