por Meganoticias
3 de julio de 2025
Fue en 1997 que Santo Remedio quedó constituido como bar en la comuna de Providencia. Desde entonces, sus instalaciones fueron pista de baile, librería, cine y teatro, tienda e incluso sex shop, autodenominándose como el "único restaurante afrodisíaco" en la Región Metropolitana.
Durante casi 30 años fue lugar emblemático para la bohemia santiaguina, el punto de encuentro favorito de personalidades del espectáculo nacional. Pero su dilatada trayectoria no impidió su cierre, anunciado el miércoles 2 de julio mediante redes sociales.
Los orígenes de su clausura son dos: si el primero lo dejó debilitado, el segundo terminó de noquearlo, profundizando una crisis económica que derivó en una solicitud de quiebra a la que Meganoticias.cl tuvo acceso.
Las razones de la crisis sin remedio del emblemático bar
En un documento de cuatro páginas, los abogados del propietario del restaurante, Kabir Engel —empresario hijo del astrólogo Pedro Engel y marido de la actriz Carola Varleta—, solicitaron la declaración de liquidación voluntaria de Santo Remedio.
LO ÚLTIMOSegún expresan, el primer antecedente de su crisis es la disminución de las ventas ocasionada por el coronavirus, pero lo que terminó por debilitar sus finanzas fue la no renovación de la patente de alcoholes por parte del Concejo Municipal de Providencia.
"Santo Remedio se enfrenta hoy a una situación financiera insostenible", afirmaron los representantes, agregando que el bar está incapacitado de reestructurar su deuda, superior a los $937 millones. Las principales entidades a las que les debe dinero son BancoEstado, Banco de Chile, BCI y Security.
¿Por qué no le renovaron la patente de alcoholes?
La respuesta se remonta al Concejo Municipal de Providencia realizado a fines de 2024. Tras una fiscalización a los locales nocturnos de la comuna, los concejales analizaron la situación de Santo Remedio, que durante el primer semestre había recibido una advertencia por mal comportamiento.
Varias fueron las infracciones que recibió y pagó el bar, pero una carta de reclamo de vecinos lo cambiaba todo. Residentes expresaban su molestia por ruidos molestos generados por clientes a la salida del local: "Les ha trastornado la cotidianeidad de sus vidas", señala el acta del concejo.
En el documento se afirma que los habitantes "se acercaron a hablar con el dueño (Kabir Engel) y, en lugar de mejorar, la situación ha ido empeorando. No han tenido una buena recepción por parte de él".
La idea de no renovarle la patente de alcoholes nació del otrora concejal, Pablo Jaeger: "El comportamiento del local ha empeorado y la relación con los vecinos es cada vez más conflictiva. No tienen patente que les permita hacer lo que hacen", expresó. Como resultado, el resto de sus colegas votó a favor de su propuesta.
Para revertir la decisión municipal, el bar emprendió una campaña de recolección de firmas para demostrar el apoyo de la comunidad, pero no tuvo éxito. Pese a los esfuerzos, el destino lo llevó a una situación que ni un santo ni un remedio pudieron salvarlo.