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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

La jueza Julieta Makintach, a cargo del juicio por la muerte de Diego Maradona, grababa en secreto un documental llamado “Justicia divina”, lo que provocó la anulación del proceso por conflicto de intereses. Esta historia pone al Poder Judicial argentino en la mira por su fragilidad institucional. Makintach, conocida por su perfil mediático, fue apartada del juicio y enfrenta una licencia compulsiva. Los acusados, entre ellos médicos y enfermeros, están imputados por homicidio simple con dolo eventual, relacionado con la muerte del astro argentino.

En Argentina, el accionar de Julieta Makintach obligó a declarar nulo el juicio mediático más importante de los últimos tiempos. Como estrella absoluta, llegó a filmar una docuserie paralela sobre la muerte de Maradona y faltó a la imparcialidad.

Había algo raro en la jueza Julieta Makintach, a cargo de la causa por la muerte del futbolista argentino Diego Armando Maradona. En cada audiencia, la mujer de 47 años se lucía ante la cámara como una animadora de televisión, hacía preguntas dignas de un guion subrayado de una serie de Netflix y se expresaba en un tono inusual para un ámbito como el de un tribunal.

La encargada de determinar si ocho personas del equipo médico fueron responsables de la muerte del astro argentino provocó que el juicio quedara anulado por comprobarse su interés personal en el resultado. Ahora, habrá que retomar de cero para saber si lo de Maradona fue un homicidio simple con dolo eventual. Y la razón es, cuando menos, bizarra: la jueza grababa a escondidas un documental titulado “Justicia divina”.

Se trata de una historia —digna de otro documental— que vuelve a poner al Poder Judicial de Argentina en el ojo de la tormenta. En un país donde los escándalos sobran, la participación de una jueza en una producción audiovisual sobre un juicio que estaba en curso —y más aún, uno de tal envergadura mediática— desnudó la fragilidad de los límites institucionales y el avance de la lógica del espectáculo en los ámbitos más sensibles.

La Corte Suprema bonaerense ya fue notificada del fallo de nulidad, y el Consejo de la Magistratura analiza la posibilidad de abrir un sumario disciplinario contra Makintach.

Mientras tanto, ella guarda silencio. Y aprovecha también para protagonizar más historias. Es que el martes pasado, por evitar a un cronista de televisión, se olvidó de poner el freno de mano y su camioneta terminó en el medio de una calle. “Estoy en un colapso, les pido humanidad”, confió a los testigos.

El polémico perfil de la jueza Makintach, una “nepo baby” de la Justicia argentina

La jueza Julieta Makintach tiene domicilio en Boulogne, un distrito del partido de San Isidro, al norte de Buenos Aires, donde su familia tiene un largo linaje judicial.

Es la hija de Juan Makintach, uno de los jueces más respetados del Departamento Judicial, y hermana de Juan Makintach (h), uno de los socios de la productora Pegsa, inicialmente señalada como responsable de la filmación del documental. Aunque esta conexión aún se investiga, las sospechas sobre conflicto de intereses no tardaron en emerger.

La magistrada no sólo participó activamente en el rodaje de “Justicia divina”, sino que lo hizo antes de que el juicio por la muerte de Maradona tuviera sentencia firme, lo que constituye una infracción grave a los principios de imparcialidad y reserva del proceso penal. Fue su participación lo que llevó a declarar la nulidad del juicio, una medida extrema que desató un fuerte golpe a la credibilidad del sistema.

Desde 2017, Makintach se desempeñaba como titular del Tribunal Oral en lo Criminal N°2 de San Isidro. Jurando por Dios y los Santos Evangelios, prometió respetar la Constitución y las leyes, tanto nacionales como provinciales. Hasta que, ocho años después, Dios y la Patria se lo demandaron.

A diferencia de sus colegas, Makintach no cultiva el perfil bajo. En redes sociales, se la ve cómoda mostrando su figura en traje de baño o posando en primer plano, con gestos que le han valido críticas que apuntan a su investidura judicial.

En los pasillos de los tribunales, Makintach también es reconocida como defensora de la perspectiva de género en el derecho penal, una postura progresista que contrasta con el tradicionalismo del fuero que integra.

Profesora en la Universidad Austral (Argentina) y magíster en derecho penal, Makintach había ganado respeto en el ámbito académico. Sus alumnos, que la describían como “muy preparada” y “con autoridad en el aula”, quedaron luego shockeados con la filtración del documental a escondidas.

En el plano personal, está casada y es madre de dos hijos: una adolescente de 14 años y un niño de 10.

“Justicia divina”, el tráiler de un documental en el que la jueza negó estar

El escándalo estalló porque el abogado de una de las acusadas por la muerte de Maradona, la enfermera Dahiana Gisela Madrid, denunció que cuatro personas la grabaron sin su permiso dentro de la sala judicial. De acuerdo a su testimonio, le habían dicho que eran de la BBC. De a poco, aparecieron videos del juicio en distintos ángulos.

Fue la propia fiscalía la que sorprendió el 27 de mayo pasado al mostrar el tráiler de “Justicia divina”, adelanto que tenía como protagonista absoluta a la jueza Makintach. En dos minutos de filmación, la mujer recorre los tribunales de San Isidro —sin la autorización pertinente— hasta pisar el comando de una de las audiencias por el caso Maradona.

Entre imágenes y videos de archivo sobre la cobertura mediática del fallecimiento del futbolista, una frase refuerza aún más el rol activo de Makintach en el material: “La jueza detrás de D10S”. Si se hubiera completado la docuserie, unos seis episodios de media hora habrían salido a la luz, vaya a saber en qué plataforma. Ya estaban guionados, a pesar del desenlace entonces indefinido de la culpabilidad de los ocho acusados.

“Esto fue un reality, señores jueces. Makintach ofició de actriz, no de jueza”, aseveró el fiscal Patricio Ferrari, a cargo de la acusación pública.

¿Cómo reaccionó la jueza? Fingió demencia. Declaró: “Espero que el juicio pueda seguir, aunque sea sin mí. Yo no conocía este material y estoy tan sorprendida como todos ustedes. No hay irregularidad, no hay delito, pero sí puede haber es una gran operación mediática”.

Makintach terminó apartada del juicio y sus colegas Maximiliano Savarino y Verónica Di Tommaso declararon la nulidad del debate por la muerte de Maradona. Habrá que esperar un sorteo para definir a un nuevo tribunal entre los seis restantes y volver a foja cero.

Savarino fue contundente: “La jueza Makintach no intervino de forma imparcial. Su conducta provocó un perjuicio para las partes acusadoras, como para las defensas”.

La suerte está echada para Makintach. Apenas se conoció el papelón en la causa Maradona, los jueces Hilda Kogan, Sergio Torres y Daniel Soria, de la Suprema Corte de la provincia de Buenos Aires, le dictaron una licencia compulsiva por 90 días. Le pasó lo mismo en la Universidad Austral, donde era docente de Derecho Penal. Suspendida. En paralelo, varios organismos pidieron el juicio político por su desempeño. Un legado

Como expresó la jueza Di Tommaso, parafraseando la popular frase del ídolo argentino caído en desgracia: “Hubo una persona que se equivocó y deberá seguir dando explicaciones, pero no es la Justicia. La Justicia no se mancha”.

Muerte de Maradona: un juicio histórico anulado por el escándalo de su jueza

Lo cierto es que se anuló todo lo recorrido desde marzo de 2024, cuando inició el juicio para esclarecer las responsabilidades en la muerte de Diego Maradona, ocurrida el 25 de noviembre de 2020. En el banquillo está buena parte de su entorno médico y asistencial. El proceso, ahora dilatado, busca determinar si hubo negligencia o abandono en los días previos al fallecimiento del jugador.

Los principales acusados son el neurocirujano Leopoldo Luque; la psiquiatra Agustina Cosachov, el psicólogo Carlos Díaz; el médico clínico Pedro Di Spagna; la coordinadora médica de Swiss Medical, Nancy Edith Forlini; el enfermero Ricardo Almirón y su jefe directo, Mariano Perroni. A ellos se suma Dahiana Gisela Madrid, otra enfermera que enfrenta aparte un juicio por jurados.

Los ocho están imputados por homicidio simple con dolo eventual, una figura penal que en Argentina contempla penas de entre 8 y 25 años de prisión.

La autopsia determinó que Maradona falleció como consecuencia de un “edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca crónica reagudizada”.

El informe médico se completó con una evaluación interdisciplinaria realizada por la Junta Médica convocada por la Fiscalía General de San Isidro. Allí se advirtió que el exfutbolista “pudo haber tenido más chances de sobrevida” si hubiese permanecido internado en un centro médico con la debida asistencia.