por 3DJuegos
3 de julio de 2025
Está claro que los cozy games se han ganado un espacio fundamental en nuestras bibliotecas digitales. Frente a las propuestas más agresivas, competitivas o visualmente hiperrealistas, este género prefiere la calma, la belleza de lo cotidiano y el poder de lo emocional. Pero su gran tesoro son, sin duda, los personajes: pequeñas criaturas, vecinos, granjeros o animales que nos recuerdan que hay magia en lo simple, y que un mundo amable también puede ser apasionante.
Desde mi propia experiencia como amante de los videojuegos desde los cinco añitos, estos juegos han sido una especie de refugio emocional para mi. Encontrar títulos con historias suaves y personajes que solo querían cuidarte fue como recibir un abrazo inesperado. Y si ese abrazo venía con forma de mapache empresario o gatito pescador, mejor que mejor.
La amabilidad como estilo de vida
Ya se que suena muy típico pero es que no se puede hablar de cozy games sin mencionar Animal Crossing. En mi caso, fue Wild World el que me atrapó, como a tantos otros, y New Horizons fue mi safe place durante la pandemia. Aunque obviamente la decoración, las frutas y el hacer de ingeniera de caminos me resultaba apasionante, lo que realmente me hacía volver al juego eran los vecinos. Aquí tengo que hacer mención especial a mi querido Protón, al que siempre lo nombro en mis reportajes y obviamente en este no podía ser menos, a mi querido Cornelio, Orestes, Franela, Ópalo, Amparo, Brisa y Rosanari. Lo siento Chusquis para ti no hay mención especial que eres un poco pesao.
Tom Nook, tan criticado por ser un poco tío Gilito, es en realidad uno de los personajes más generosos que existen en los videojuegos. Su presencia acaba siendo casi paternal, y es difícil no sentirse cuidado por él.
Y qué decir de Canela. Su dulzura, su compromiso con la isla y su forma de comunicarte cada día las noticias con una sonrisa tímida la convierten en un icono emocional del cozy gaming. Es el tipo de personaje que te recuerda que, incluso en un mundo virtual, alguien se preocupa por cómo estás.
Otro juego típico pero es que se merece estar aquí es Stardew Valley, que no solo revolucionó el género de los simuladores de granja sino que lo llenó de personajes memorables, reales, con luces y sombras. Pueblo Pelícano está habitada por vecinos que tienen problemas muy humanos, desde el alcoholismo de Pam hasta la depresión de Shane o la soledad de Sebastian.
Lo que hace especial a este juego es que te permite conectar, entender y ayudar sin juicios. A veces, lo más cozy no es plantar una calabaza, sino escuchar a alguien hablar de sus miedos en un banco al atardecer.
A mi fue Leah quien me robó el corazón. Su pasión por el arte, sus inseguridades sobre dejarlo todo atrás para perseguir sus sueños… Me sentí tan reflejada en ella que, por un instante, el videojuego dejó de ser un entretenimiento y pareció convertirse en un espejo.
El poder de una conversación sencilla
En A Short Hike manejas a Claire, una pequeña y adorable pajarita que debe llegar a la cima de una montaña para recibir una llamada importante. En ese trayecto, corto pero intenso, conoces a otros personajes animales con los que compartes charlas casuales que, casi sin darte cuenta, te llegan a la patata.
Uno de mis momentos favoritos fue hablar con un personaje que creo recordar te decía algo como: "No tienes que hacer nada espectacular hoy. A veces solo llegar es suficiente." Esa frase, simple y honesta, tal cual, me caló bastante hondo en ese momento.
Y tengoque hablaros también de uno de los títulos más emotivos que he jugado en Nintendo Switch: Spiritfarer. En él, tienes el papel de Stella, encargada de llevar a los espíritus al más allá. Suena duro, pero realmente es todo lo contrario: es un canto a la vida, a la memoria y al amor. Cada pasajero tiene una historia, un pasado, una razón por la que aún no puede partir. Gwen, Summer, Atul… cada uno de ellos deja una huella. Aprendes a quererlos y, sobre todo, a dejarlos ir, en uno de los actos más humanos que puede ofrecer un videojuego.
Spiritfarer me hizo llorar más de una vez, pero también me enseñó que decir adiós puede ser bonito, y que la muerte no tiene por qué ser algo oscuro si se vive con cariño.
Lo paranormal también puede ser tierno
Aunque se le suele comparar con Animal Crossing, Cozy Grove tiene una narrativa más centrada en la memoria y la "sanación", por decirlo de alguna forma. En una isla llena de osos fantasma, tu tarea como exploradora espiritual es ayudarlos a recordar quiénes fueron, qué dejaron atrás y qué les duele. Cada uno de ellos es como un amigo de toda la vida al que tienes que ayudar, y eso emociona.
Lo que me fascina de este juego es cómo combina lo sobrenatural con lo cotidiano, creando una atmósfera casi mágica. No hay prisa, no hay castigo. Solo tú, una hoguera parlante (Flambi!!), y el compromiso de dar un poquito de luz a quienes lo necesitan.
Estos juegos no serían lo que son sin esa conexión íntima que crean con el jugador. A diferencia de otros géneros, donde la habilidad o la estrategia es lo más importante, aquí el foco está en cómo te sientes mientras juegas.
No es solo que los personajes sean entrañables, es que directamente están escritos para encajar contigo... y ese vínculo se construye a través de pequeños gestos: una carta en el buzón, una flor que alguien ha dejado en tu puerta, una frase de ánimo cuando más la necesitas, etcétera.
Además, los cozy games suelen tener algo que muchos otros títulos no ofrecen: representación emocional. Puedes ser quien quieras, amar a quien quieras, vestir como quieras y, sobre todo, sentirte parte de una comunidad sin miedo al qué dirán.
En mi caso, todos estos juegos me han acompañado siempre en momentos de ansiedad o cansancio donde no necesitaba que me retaran sino que necesitaba sentirme segura. Y en esos pueblos digitales, entre gatos que cocinan y zorritos que nos regalan objetos, experimenté una sensación de pertenencia increíble.
¿Por qué nos abrazan tanto?
Quizás porque en un mundo cada vez más acelerado, agresivo y competitivo, necesitamos un espacio que nos permita simplemente ser. Sin exigencias, sin logros, sin misiones imposibles; y si encima un muñequito virtual te dice que le alegra verte, pues mejor.
En un mundo cada vez más acelerado, agresivo y competitivo, necesitamos un espacio que nos permita simplemente ser
Los personajes de los cozy games nos abrazan porque nos recuerdan lo que a veces olvidamos: que somos suficientes tal como somos.
Con el éxito de títulos como Unpacking, Ooblets, Garden Story o Dredge (este último cozy aunque con tintes algo oscuros), queda claro que este género ha venido para quedarse. La demanda de juegos amables, que cuiden la salud mental del jugador y fomenten la empatía, continúa y continúa en aumento.
Mientras tanto, seguiremos volviendo a nuestras islas, nuestras granjas, nuestras montañas. Porque, al final, siempre hay un personaje esperándonos con una sonrisa, a veces pixelada, y un mensaje de calma.
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La noticia
Los cozy games llevan 25 años siendo parte de mi vida y estos personajes explican por qué
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por
Bárbara Gimeno
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