por BioBioChile
2 de julio de 2025

VER RESUMEN
Un estudio reveló que la intolerancia a la lactosa es la principal barrera para el consumo de lácteos en Chile, con casi la mitad de los chilenos autodiagnosticándose con esta condición. La investigación, basada en una encuesta a 2.008 adultos, muestra que solo el 23,7% cumple con la recomendación diaria de tres porciones de lácteos, siendo el queso el producto más consumido. Además, se identificó que el 40% de la población percibe tener intolerancia, pero no tiene un diagnóstico médico.
La intolerancia a la lactosa es la principal barrera para el consumo de lácteos en la población chilena, según concluyó un estudio publicado en la revista Nutrición Hospitalaria, que caracterizó el consumo de lácteos según género, edad, zona geográfica y nivel socioeconómico en el país.
El problema sería que casi la mitad de los chilenos creen tener esta intolerancia sin un diagnóstico médico. “Es una intolerancia autodiagnosticada”, lamentó Dr. Samuel Durán-Agüero, académico de la Universidad San Sebastián y miembro del Comité Científico del Programa Gracias a la Leche del Consorcio Lechero, que participó de la investigación.
El estudio —basado en una encuesta mixta aplicada a 2.008 personas adultos chilenos— reveló que solo el 23,7% cumple con las tres porciones diarias de lácteos recomendadas por la guía alimentaria chilena. El queso es el producto más consumido (83,3%), seguido de la leche (76,2%) y el yogur (73,7%).
La encuesta también arrojó que el 40% de la población dice presentar esta condición, cifra que aumenta a 48,3% en mayores de 60 años.
¿Por los chilenos se autodiagnostican intolerancia a la lactosa?
La investigación plantea que el bajo consumo de lácteos no está ligado solamente a factores económicos o de acceso, también tiene que ver con la desinformación.
“Ahora hay una corriente que confunde, por ejemplo, la inflamación de bajo grado con hinchazón. Y la hinchazón puede venir de muchas variables: la fibra, el estrés, alguna patología, o sí, también la intolerancia a la lactosa. Pero hay un montón de factores que pueden enmascarar un diagnóstico erróneo”, explicó Durán en un comunicado.
Las mujeres reportan una mayor percepción de intolerancia a los lácteos (alrededor del 45%) en comparación con los hombres (36%). Este fenómeno se presenta principalmente en personas mayores, de nivel socioeconómico medio o bajo, y residentes en la zona central del país.
Según Durán, esta percepción errónea responde a una combinación de presión mediática, desinformación y consejos no especializados.
“Muchas personas eliminan los lácteos de su dieta sin contar con un diagnóstico real, lo que puede ser riesgoso, ya que estos alimentos son una fuente importante de proteínas de alto valor biológico, minerales esenciales como el fosfato de calcio, además de aportar energía a través de sus grasas saludables y carbohidratos, y vitaminas B12 y D, entre otros nutrientes. Además, en la mayoría de los casos, no se reemplazan adecuadamente por otros alimentos”, advirtió.
El único examen válido para detectar esta condición es la “prueba de hidrógeno en el aliento”, realizada por un gastroenterólogo. “Un médico general puede sospechar sobre la base de lo que cuenta el paciente, pero no puede confirmar el diagnóstico sin ese examen”, señaló.
La evidencia demuestra lo contrario
En paralelo, el estudio también identificó otras barreras para el consumo de lácteos: el 15% a 20% de la población cree que son dañinos para la salud. “Eso es un concepto absolutamente errado y es producto de las redes sociales. Se ha instalado la idea de que generan obesidad, enfermedades cardiovasculares o incluso cáncer, cuando la evidencia científica muestra todo lo contrario”, afirma Durán.
Entre los argumentos más repetidos también aparece el desagrado por el sabor y la preferencia por obtener los nutrientes desde otros alimentos. Pero el experto advierte que muchas veces esas sustituciones no cumplen la misma función nutricional.
Frente a este panorama, el llamado del investigador es claro: “Los profesionales de la salud y las autoridades tienen que tomar cartas en el asunto. La guía alimentaria chilena recomienda el consumo de lácteos durante toda la vida. Esa información debe llegar a la población, pero también a los propios profesionales. Porque muchas veces ellos son quienes desinforman al paciente y también a sus colegas”.
Durán recuerda una experiencia en una comuna pequeña de Santiago, donde fue invitado a exponer tras detectarse que varios profesionales de la atención primaria estaban recomendando eliminar los lácteos a pacientes con diabetes o hipertensión sin justificación clínica. “Era una especie de evangelización alimentaria”, lamenta.
“La alimentación saludable puede tener estilos distintos, pero eso no significa borrar con el codo toda la evidencia científica que tenemos sobre el aporte de los lácteos. Hay opciones: yogur, quesos maduros, leche sin lactosa. No se trata de excluir, sino de informarse bien”.
Estos hallazgos serán parte de la discusión de la IDF World Dairy Summit 2025 (Cumbre Mundial de la Leche 2025), uno de los encuentros más relevantes del sector, que por primera vez se realizará en Chile.
Referencia:
Gladys Ruth Morales Illanes, Claudia Bugueño, Rodrigo Valenzuela, Rodrigo Chamorro, Carla Leiva, Martin Gotteland, Silvana Trunce-Morales, Nicolás Pizarro-Aranguiz y Samuel Durán-Agüero. Consumo de lácteos en Chile: comparación por género, edad, zona geográfica y nivel socioeconómico, y barreras asociadas a la ingesta. Revista Nutrición Hospitalaria, 2025.