por elmostrador
5 de julio de 2025
¿Tomarlo, aplicarlo o ambos? En medio del boom del colágeno, surgen dudas sobre su eficacia real. Dos expertas derriban mitos y explican qué dice la ciencia sobre esta proteína clave para la piel. ¿Funciona todo lo que promete la industria? Aquí, lo que sí y lo que no.
¿Sirve aplicarlo? ¿Solo funciona si lo tomas? ¿A qué edad se empieza a perder? Ante el boom del colágeno alrededor del mundo comienzan a surgir muchísimas dudas que agobian a más de uno.
La industria de suplementos de colágeno pasó de ser algo de nicho en los años 70 a convertirse en un motor de la salud y la belleza. Y es que con redes sociales como Tik-Tok e Instagram, donde todos los días se viraliza algún producto distinto, es inevitable que todos quieran consumir y obtener algo de colágeno.
El colágeno es el principal componente estructural de tejidos como piel, huesos, tendones, ligamentos y cartílagos.
Durante estos últimos años una alta cantidad de influencers y nutricionistas han promovido el consumo de colágeno a través de pastillas, polvos y bebidas como productos “de belleza desde dentro” .
Y es que su auge no surge de la nada. El envejecimiento poblacional, mayor consciencia sobre belleza y salud preventiva están fomentando su demanda.
Colágeno: qué funciona
Con el auge del colágeno en rutinas de belleza y suplementos, también han proliferado mitos en torno a sus verdaderos efectos. Para despejar dudas y derribar creencias erróneas sobre esta proteína clave para la firmeza, elasticidad y luminosidad de la piel, Silvia Soto, dermatóloga especializada en estética y Carla Ibarra, química farmacéutica y encargada de comunicación científica de Vichy, aclaran lo que dice realmente la ciencia.
- Mito: “Si me pongo colágeno en la piel, se absorbe tal cual”. Falso. Según Soto, el colágeno es una molécula demasiado grande para atravesar las capas superficiales de la piel. Lo que realmente funciona es usar ingredientes activos que estimulen su producción natural desde el interior, como los péptidos, la vitamina C o ciertos extractos con respaldo científico.
- Mito: “El colágeno solo sirve si lo tomo como suplemento”. Falso. Aunque los suplementos de colágeno están de moda en formatos como polvo, gomitas o cápsulas, no existen estudios concluyentes que demuestren que ingerirlo tenga tiene un efecto directo sobre los colágenos presentes en la estructura de la piel. Ibarra explica que “mucho de ese colágeno se digiere como cualquier otra proteína y no se dirige exclusivamente a la piel”.
- Mito: “Empezamos a perder colágeno desde los 25 años”. Verdadero. Soto lo confirma: a partir de esa edad, la producción de colágeno empieza a disminuir progresivamente, alrededor de un 1% por año. Es un proceso natural del envejecimiento, pero que se puede ralentizar con una buena rutina de cuidado facial y una exposición solar controlada.
- Mito: “El colágeno es clave para una piel firme y luminosa”. Verdadero. Esta proteína actúa como una especie de andamiaje interno que mantiene la piel densa, elástica y con buen tono. Cuando disminuye, comienzan a aparecer signos como flacidez, arrugas y pérdida de volumen, por lo que mantener sus niveles es esencial para una piel sana.
- Mito: “Se puede estimular el colágeno desde fuera”. Verdadero. Gracias a la innovación en cosmética dermatológica, hoy existen fórmulas capaces de activar la producción natural de colágeno en la piel desde el exterior. Una de ellas es Collagen 16 de Vichy, que combina péptidos pro-colágeno con vitamina Cg y fracciones probióticas. Esta fórmula ha demostrado mejorar visiblemente la firmeza y luminosidad en tan solo semanas, reactivando los mecanismos naturales de la piel.
- Mito: “Todos los productos con colágeno hacen lo mismo”. Falso. No todos los cosméticos con que indican “colágeno” en la etiqueta son igual de eficaces. La clave está en la formulación, los ingredientes complementarios y los estudios que avalen su acción.
En conclusión, no todo lo que se dice sobre el colágeno es cierto. Pero sí está claro que cuidar su producción natural es clave para mantener una piel saludable. La recomendación final: elegir bien, y optar siempre por productos con respaldo dermatológico y estudios de efectividad comprobada.