por BioBioChile
1 de julio de 2025

VER RESUMEN
Académicos de la Usach investigaron la aplicación de economía circular en envases de poliestireno para yogur. A pesar de su uso común, el poliestireno plantea desafíos ambientales. El proyecto Corfo Retos desarrolló envases de yogur reciclados, que cumplen normativas internacionales y garantizan la inocuidad alimentaria. La tecnología utilizada encapsula el material reciclado para evitar la contaminación.
Una investigación desarrollada por académicos de la Universidad de Santiago (Usach), demostró que se puede aplicar la economía circular en el área de envases para alimentos, sobre todo en el caso del poliestireno, que es el material utilizado para envases de yogur.
Esta iniciativa, realizada por María José Galotto, Abel Guarda, Eliezer Velásquez y Ximena Valenzuela, aborda el problema medioambiental relacionado con el uso y disposición de plásticos en la industria láctea, donde el poliestireno, a pesar de sus ventajas para el envasado por su ligereza, versatilidad y resistencia, representa un desafío en términos de sostenibilidad e impacto ambiental.
Para dar solución a esta problemática los investigadores de Laben Chile y Co-Inventa impulsaron el proyecto Corfo Retos “Desarrollo de Potes de Yogur a partir de PS Reciclado Postconsumo” que permite la obtención de estos nuevos envases de yogur, garantizando la funcionalidad físicomecánica y el cumplimiento de normativas internacionales respecto a la inocuidad de envases plásticos para contacto directo con los alimentos.
Envases de yogur reciclado
“En palabras simples esta tecnología permite la incorporación de barreras funcionales donde el material reciclado queda encapsulado de forma tal que no esté en contacto directo con el alimento y con eso se disminuyen los posibles riesgos que pudiera haber por contaminación del material reciclado postconsumo al alimento envasado”, explicó María José Galotto, directora del proyecto.
La académica de la Usach agregó que “lo más importante del proyecto es la aplicación del concepto de economía circular porque estamos disminuyendo la cantidad de material que va al vertedero para utilizarlo de nuevo en la fabricación del mismo producto de donde procede, es lo que llamamos la economía circular perfecta”.
Vale mencionar que esta iniciativa se ha hecho de la mano con la industria, con toda la cadena de valor, desde los recicladores, transformadores y usuarios, demostrando que este material es reciclable, que no afecta ni las características del producto envasado (del yogur) y sobre todo garantiza su inocuidad.
“La validación de esta tecnología a escala real nos permite ponerla a disposición de la industria para su uso inmediato, garantizando la economía circular en todo el proceso”, concluyó Galotto.
En este proyecto participaron REPS (Reciclajes Cono Sur), Coexpan-Chile, Soprole y Watt’s.