por elmostrador
4 de julio de 2025
La Comisión Asesora Presidencial reveló que al aplicar una metodología más estricta, la pobreza en Chile para 2022 sería del 22,3%, muy superior al 6,5% reportado oficialmente. El informe también advierte sobre subestimaciones en el costo de vivienda y recomienda adoptar un concepto de alimentación.
El informe final de la Comisión Asesora Presidencial de Expertos para Actualización de la Medición de la Pobreza en Chile reveló que, al aplicar una nueva metodología más estricta, la tasa de pobreza para 2022 alcanzaría el 22,3%, en contraste con el 6,5% reportado por la encuesta Casen 2022.
Esta actualización también modificó las cifras históricas: para 2017 y 2020, la pobreza ajustada subiría a 24,2% y 32,2%, respectivamente.
La Comisión, constituida en diciembre de 2023 y activa entre 2024 y mayo de 2025, basó sus conclusiones en un análisis multidimensional de la pobreza, considerando educación; salud, trabajo y seguridad social; vivienda y entorno; redes y cohesión social, y además incorporó nuevos indicadores, subpoblaciones, marco normativo y vulnerabilidad, junto con un análisis actualizado de la Canasta Básica de Alimentos.
Sobre esta última, el informe indica que el criterio actual, que usa como referencia el “primer quintil móvil que logra cubrir con sus ingresos el requerimiento normativo de 2.000 calorías diarias por persona”, “pierde validez para medir la pobreza en países de ingresos medios altos, como el caso de Chile”. La Comisión añade que el problema en Chile no es el déficit calórico, sino “el exceso, asociado a la ingesta de alimentos de mala calidad nutricional”. Asimismo, señala que, aunque aumenten los ingresos, estos no se traducen necesariamente en una caída de la tasa de pobreza, debido a la calidad de los alimentos consumidos.
El informe también advierte sobre la subestimación del costo de la vivienda en la línea de pobreza, especialmente en el ítem de los alquileres. Se señala que el alquiler imputado —es decir, el valor teórico que un hogar paga por su vivienda— no ha sido reajustado adecuadamente, lo que subestima la tasa de pobreza. Además, indica que “existen hogares que no califican en situación de pobreza monetaria, aún cuando su ingreso monetario sea insuficiente para adquirir la canasta básica de alimentos y bienes de primera necesidad”. Como ejemplo, se menciona que en 2022, 24 mil hogares no fueron considerados pobres por ingresos, aunque no tuvieron ingresos monetarios y solo registraron ingresos por concepto de alquiler imputado.
Basándose en la Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF) 7, recolectada entre diciembre de 2011 y noviembre de 2012, la Comisión concluye que la línea y tasa de pobreza estaban subestimadas. Sin embargo, en la EPF 9, levantada entre septiembre de 2021 y agosto de 2022 y que influyó en los datos de 2022, se produjo una sobreestimación atribuida a la liquidez derivada de los retiros de pensiones y ayudas estatales.
Entre las recomendaciones, la Comisión propone adoptar el concepto de “alimentación saludable”, una variante del método de la Cepal, que consiste en reducir a la mitad el consumo de alimentos ultraprocesados “sin que se redistribuya ese gasto en otros productos de la canasta”. Además, aconseja “no considerar el alquiler imputado en los ingresos ni en la línea de la pobreza” y operar con dos líneas de pobreza separadas, una para hogares que pagan arriendo y otra para los que no. Asimismo, el reajuste del precio del arriendo debería basarse en la evolución específica de ese precio, en lugar de utilizar el IPC general no alimentario.
Finalmente, la Comisión recomienda “no usar los datos de la EPF 9 para calcular la nueva línea de pobreza” y, en su lugar, optar por la EPF 8 ajustada por inflación.