27 de mayo de 2025
A menudo pasamos por alto pequeños elementos o funciones desconocidas que pueden resultar sorprendentemente útiles en el día a día. Uno de ellos lo descubrí hace no mucho tiempo en las ventanas y puertas de mi propia casa: un tornillo oculto que puede marcar la diferencia.
Durante la reforma, al sustituir las antiguas ventanas por modelos oscilobatientes de mejor aislamiento, surgió un contratiempo: una de las ventanas y una puerta no quedaron perfectamente a plomo tras la instalación. Corregirlo entonces implicaba volver a hacer obra, algo que descarté por su complejidad. Sin embargo, con el tiempo descubrí que ese tornillo, casi invisible a simple vista, era la clave para solucionar el problema de forma sencilla y sin necesidad de desmontar nada.
La ventana inquieta

En mi caso, tanto una ventana como una puerta no estaban bien colocadas, lo que provocaba dos problemas bastante molestos: por un lado, la hoja no cerraba correctamente o rozaba al hacerlo, y por otro, al abrirse no permanecía en una posición fija, sino que tendía a moverse por sí sola.
Aunque la solución ideal pasaría por desmontar y volver a instalar correctamente ambos elementos —es decir, hacer obra de nuevo—, quería evitar llegar a ese punto. Por eso, decidí probar una alternativa más sencilla que descubrí hace un tiempo y que, aunque no elimina el fallo por completo, ha resultado bastante útil.
Me di cuenta de que tanto la puerta como la ventana incorporan un tornillo oculto que puede ser de gran ayuda. Si tienes ventanas o puertas modernas, es muy probable que también lo tengas a mano. Suele estar en uno de los herrajes, normalmente en la parte inferior, a veces disimulado con un embellecedor. En mi caso, se trata de un tornillo con cabeza Allen que permite ajustar la posición de la hoja sin necesidad de desinstalar nada.
Cómo usar este tornillo

Para realizar el ajuste, necesitarás una llave Allen —generalmente de 4 o 5 mm— y, si es posible, un nivel de burbuja para mayor precisión. Con el tornillo ya localizado en la bisagra inferior toca ponerse manos a la obra.
Al girarlo en sentido horario, la hoja se desplazará hacia el lado opuesto a las bisagras; en sentido antihorario, se acercará a ellas. Algunos modelos también permiten ajustar la altura de la hoja desde un segundo tornillo situado en la base de la misma bisagra. Este se usa para subir o bajar ligeramente la ventana, lo que es útil si hay roces al abrir o cerrar.

Una vez realizados los ajustes, conviene comprobar el funcionamiento de la hoja y repetir el proceso si es necesario. También hay que advertir que es importante no forzar los tornillos, realizar los movimientos con suavidad y comprobar los resultados tras cada giro.
Y ojo, aunque este método no sustituye una reinstalación completa, sí que mejora significativamente el cierre y el rendimiento de la ventana sin necesidad de hacer obra.
Qué puede provocar una ventana que no esté a plomo
Que una puerta o una ventana no esté colocada a plomo puede ser un fallo común durante la instalación, especialmente si el instalador (profesional en este caso no entra) no utilizó correctamente un nivel de burbuja o láser, o si fijó los primeros anclajes sin comprobar previamente la verticalidad y la escuadra del marco. Este tipo de desajuste puede darse y derivar en varios problemas que afectan tanto al uso como al aislamiento del elemento:
- La hoja puede no cerrar bien o quedarse atascada.
- Entra aire o agua porque las gomas de estanqueidad no hacen buen contacto.
- Mayor desgaste en bisagras y herrajes.
- Estéticamente se nota torcida.
- Puede generar problemas de aislamiento térmico y acústico.
En Xataka SmartHome | Vivo de alquiler con cierres y ventanas de madera viejos. Así evito que entre el frío y la humedad sin hacer obras
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La noticia
Para qué sirve el tornillo en el anclaje de tu puerta o ventana. Es la mejor solución para muchos problemas
fue publicada originalmente en
Xataka Smart Home
por
Jose Antonio Carmona
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