por Fayerwayer
20 de junio de 2025
Cuando uno piensa en Sam Altman, lo imagina como una mente brillante al frente de OpenAI, una de las empresas más influyentes del momento. Lo que no todos esperaban es que también se describiera como un padre dependiente de su propio chatbot para sobrevivir a las primeras semanas con su recién nacido.
Te puede interesar: [Nueve cosas sencillas y sin mucha importancia que ChatGPT puede hacer por tí]
Sí, ChatGPT, el mismo modelo que ayuda con tareas, resúmenes y chistes malos, fue su aliado estrella para el cuidado infantil. En el podcast oficial de OpenAI, Altman lo dice sin rodeos: “Es evidente que la gente ha podido cuidar bebés sin ChatGPT durante mucho tiempo... No sé cómo lo habría hecho yo”.
Y no lo dice en tono de broma.
ChatGPT, el nuevo libro de crianza
Durante esas primeras semanas, dice Altman, su uso del chatbot fue “constante”. Consultas sobre horarios de sueño, llantos misteriosos, alimentación… todo iba directo a ChatGPT.
Nada de manuales clásicos, consejos de la abuela o búsquedas en Google. ¿Una muestra de confianza absoluta en la IA o un salto directo al pragmatismo del siglo XXI?
Algunos podrían ver esta dependencia como una prueba del éxito del sistema que dirige. Otros, como una señal de alarma sobre cómo incluso quienes lo desarrollan parecen confiar más en la IA que en los saberes tradicionales.
Un futuro dominado por usuarios... ¿o por asistentes?
Más allá de su experiencia como padre, Altman también lanza afirmaciones ambiciosas sobre el futuro. “Mis hijos nunca serán más inteligentes que la IA, pero serán más capaces que nosotros porque sabrán cómo usarla”, asegura. Suena a una profecía optimista… pero también bastante discutible.
¿Seremos realmente más capaces si delegamos todas nuestras decisiones a una IA? ¿O perderemos habilidades básicas como escribir, pensar críticamente o simplemente improvisar? Altman parece tan convencido de un futuro brillante con IA, que cuesta encontrar en su discurso un mínimo de duda o autocrítica.
¿Y si el futuro brillante no lo es tanto?
El episodio también deja ver un tema menos comentado, pero crucial: la contaminación de datos. A medida que más contenido generado por IA circula y se reutiliza para entrenar nuevas IA, surge el riesgo de un “colapso del modelo”.
Menos precisión, más errores, más alucinaciones. Algunos expertos creen que ya estamos viendo señales de esto. ¿Y si el futuro brillante que imagina Altman se apoya en datos defectuosos?
¿Una visión sin matices?
Tal vez el mayor problema con la postura de Altman no es su entusiasmo por la IA, sino lo poco matizado de su discurso. Todo lo anterior parece anticuado y todo lo posterior, perfecto. Pero cualquiera que haya usado un chatbot sabe que sus respuestas, aunque útiles, están lejos de ser infalibles.
Te puede interesar: [La IA de videos de Google estaría llegando a Youtube Shorts en unos meses]
¿Puede una IA ayudarte a cuidar a tu bebé? Quizás. ¿Deberías confiarle todo sin cuestionamientos? Eso ya es otro asunto. Si quieres formarte tu propia opinión, el episodio del podcast está disponible… y como siempre, el juicio queda en tus manos.