por Xataka Móvil
23 de junio de 2025
Mientras Europa teme quedarse atrás respecto a Estados Unidos en lo referente al 6G, con las principales operadoras dando la voz de alarma, en China están jugando en otra liga completamente diferente. Allí han visto en la tecnología algo que va mucho más allá que “comunicarnos”: han visto en el 6G un arma para la guerra del futuro.
6G militar. Sí, China ha logrado un hito tecnológico sin precedentes al desarrollar el primer sistema de guerra electrónica impulsado por tecnología 6G, combinando simultáneamente capacidades de interferencia, comunicación y análisis espectral en un solo dispositivo compacto. El núcleo de esta innovación reside en un procesador fotónico tridimensional que, en lugar de depender de señales electrónicas tradicionales, utiliza luz para superar los límites de ancho de banda y velocidad que frenan a los sistemas electrónicos convencionales.
Este avance permite realizar tareas que hasta ahora requerían múltiples plataformas y hardware especializado: interferir con radares de última generación, generar miles de blancos falsos en frecuencias superiores a 12 GHz, y establecer enlaces de comunicación en tiempo real con más de 300 plataformas cooperativas mediante fibra óptica, todo de manera simultánea y con un consumo energético mínimo.
Cómo funciona. El sistema se basa en un modulador IQ de doble polarización y un lazo de fibra activo que permite almacenar señales durante 600 microsegundos, lo cual le otorga una capacidad única para fabricar objetivos fantasmas con retardo de precisión y saturar los sensores enemigos. Además, emplea una técnica de reconstrucción de portadora que permite desplazar de forma dinámica las frecuencias de emisión, engañando así a radares de banda X como el del mismísimo caza F-35 estadounidense.
A diferencia de las soluciones tradicionales, que deben elegir entre comunicaciones o interferencia, este sistema 6G alcanza la anhelada meta del “full-duplex en la misma frecuencia”: comunicarse y bloquear señales al mismo tiempo y en el mismo canal, sin comprometer la integridad ni la latencia del sistema. El enfoque representa una ruptura con el paradigma clásico de guerra electrónica, donde el uso intensivo de energía y el aislamiento funcional limitaban el despliegue simultáneo de capacidades ofensivas y defensivas.
Ventaja frente a Occidente. Según los investigadores, esta convergencia entre comunicación, radar e interferencia es el núcleo del futuro militar digital. China, que ya posee la mayor cartera mundial de patentes 6G, consolida con este sistema una ventaja estratégica que va más allá del campo experimental.
Financiado con cerca de 10 millones de dólares por el Ejército Popular de Liberación y programas nacionales de investigación, el proyecto responde a una prioridad clara: construir superioridad espectral total ante amenazas tecnológicamente sofisticadas como los cazas furtivos, los enjambres de drones y los sistemas de mando descentralizados. El sistema no solo es capaz de operar en un entorno electromagnético hostil, sino que puede hacerlo con una eficiencia de integración y una miniaturización imposibles en la arquitectura electrónica clásica.
Arquitectura de guerra futura. A nivel estructural, la innovación china representa también un nuevo estándar: arquitectura tridimensional, núcleo fotónico, reducción drástica del número de componentes de RF, menor consumo energético y capacidad para integrar análisis, almacenamiento, transmisión e interferencia en tiempo real.
Si se quiere también, esta miniaturización funcional responde al desafío central de la guerra moderna: la necesidad de operar con plataformas móviles, densamente distribuidas y resistentes a la guerra de saturación electrónica. Frente al modelo estadounidense de plataformas grandes, costosas y especializadas, China apuesta por sistemas compactos, multifunción y adaptativos, que pueden ser desplegados en masa o integrados en infraestructuras civiles con fines duales.
Giro estratégico. Es la última de las patas a analizar. El sistema 6G chino es más que un arma: es la expresión tangible de un cambio doctrinal. Donde antes la guerra electrónica era un complemento del poder aéreo o naval, ahora se concibe como un dominio autónomo, tan crucial como el espacio o el ciberespacio.
Dicho de otra forma, el control del espectro electromagnético se convierte en una forma de dominación estratégica: una nación que pueda ver, interferir, suplantar y comunicar en todos los rangos del espectro, sin exponerse a detección o interferencia, posee una superioridad decisiva.
En ese sentido, la apuesta china por el 6G militar fotónico anticipa una era en la que las batallas no se decidirán únicamente por misiles hipersónicos o drones suicidas, sino por quién domina el invisible y ubicuo mundo de las ondas, algo que ya hemos empezado a ver en Ucrania.
Imagen | SAC Tim Laurence/MOD
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La noticia
China acaba de convertir la tecnología 6G en algo inédito: un arma de guerra electrónica contra los cazas furtivos de EEUU
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Miguel Jorge
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