por Hobby Consolas
18 de julio de 2025

Crítica de Diamante en bruto (Diamant brut), la ópera prima de Agathe Riedinger que escribe y dirige la película con Malou Khebizi como protagonista. Estreno el 18 de julio.
Diamante en bruto es una película con una mirada desgarradoramente certera y honesta acerca de problemas reales de personas reales, por más que sea una ficción, y supone un valiente debut para su guionista y directora Agathe Riedinger que tiene claro lo que quiere contar y cómo.
Entre los grandes aciertos de la película está el haber confiado en una actriz debutante, Malou Khebizi, de una gran naturalidad que consigue hacernos caminar sobre sus altos e incómodos tacones de plástico.
Los personajes que pueblan la película, que es un estudio de personaje convertido éste en arquetipo de aspirante a famosa/influencer, son reconocibles y están anclados en la sociedad en la que vivimos. Solo hay que echarle un ojo a las redes sociales en las que cientos de críos, jóvenes y adultos han decidido convertirse a sí mismos en el producto. El nombre es la marca, si acaso.
La vida frente a un espejo deformante
Liane es una joven de 19 años que quiere vivir de su físico y está dispuesta a casi cualquier cosa para lograrlo: ya se ha sometido a una cirugía de pecho para el aumento de mamas, se ha infiltrado ácido hialurónico en los labios y dedica todos sus esfuerzos a maquillarse, ponerse sus pestañas y uñas postizas y extensiones para conseguir más seguidores en sus redes sociales.
Su origen es marginal y los tratamientos de belleza no son baratos, de modo que roba productos de alta gama en las tiendas para revenderlos y costearse su carrera como influencer.
La máxima aspiración de Liane es que la llamen para el casting de un reality, de modo que cuando la convocan para una entrevista y una prueba de cámara para Miracle Island se siente, literalmente, bendecida. Aunque también tiene la sensación de que el listón está muy alto y quiere estar a la altura para ser elegida.
Los mensajes que recibe, tanto de su entorno como a través de las redes sociales son muy confusos: unos consideran que es una diosa de la belleza, otros la envidian, hay quien busca aprovecharse de ella y quien la insta a suicidarse, incluso. Una oleada de amor y odio rige su vida y la incertidumbre empieza a pasarle factura.
Diamante en bruto no se anda por las ramas, no hay preámbulos ni juicios de valor. Solo un recorrido por el periplo de una mujer atrapada con un objetivo muy concreto. Parece que la única manera que tiene de ganarse el respeto es conseguir dinero y el vehículo es la belleza y el postureo.
La película no se detiene ahí y expresa en repetidas ocasiones que su comportamiento es también ejemplo para su propia hermana pequeña. Una nueva generación de carne fresca que se prepara en la retaguardia para subir a escena como ya retrató la polémica Guapis.
Una disociación de la realidad tan evidente que duele, con modelos aspiraciones imposibles y la ventana siempre abierta al bisturí y las autolesiones.
La guionista y directora no la juzga, como decíamos, pero el resto del mundo no hace otra cosa en unas redes sociales que de sociales no tienen nada. Son pedestales de humo o vertederos de odio en los que buscan el afecto quienes no lo tienen a su alcance.
El único pecadillo de Diamante en bruto es el de buscar justificaciones en la clase social y el entorno deprimido en el que se mueve la protagonista. Éste no es fenómeno adscrito a una única franja poblacional. De hecho a mayor poder adquisitivo, más locas aspiraciones. Habría sido interesante ampliar la escala y hacer el foco mayor para hacer justicia al asunto tratado.
Dicho lo cual la secuencia del casting es una de las más terroríficas que hemos visto este año, sin llegar a ver nunca el contracampo. Ni falta que hace para darse cuenta de la clase de monstruo que es la entrevistadora y el dolor que está infligiendo.
VALORACIÓN:
Diamante en bruto evita juzgar ya su personaje central, para el cual belleza y sufrimiento son las dos caras de la misma moneda en busca del éxito. Le sostiene la mirada para que veamos reflejada en ella todo lo que la sociedad de consumo está haciéndoles a tantas mujeres, jóvenes y niñas como ella. Chapeau.LO MEJOR:
Lo dolorosamente certera que es la visión de la creadora respecto al mundo de los realities y los influencers y la total entrega de Malou Khebizi.LO PEOR:
Se queda corta, termina siendo indulgente con un personaje que está inmerso en un proceso de autodestrucción.75
Bueno