por elmostrador
3 de julio de 2025
Conectadas por satélite y sin necesidad de mantenimiento constante, estas estaciones entregan información clave sobre clima, suelo y recursos hídricos en territorios sin infraestructura.
Las estaciones meteorológicas satelitales están marcando un antes y un después en la forma en que se recopila información ambiental en zonas aisladas de Chile y Latinoamérica. Estas tecnologías permiten obtener datos en tiempo real sin depender de internet, redes celulares o suministro eléctrico.
Compactas, de bajo consumo energético y alimentadas por baterías o paneles solares, estas estaciones pueden operar de forma completamente autónoma durante varios años. Gracias a su conectividad satelital, transmiten información directamente desde el terreno, lo que representa una alternativa altamente eficiente y hasta 50 veces más económica que las soluciones tradicionales.
Datos ambientales en tiempo real
Uno de los mayores obstáculos para el monitoreo climático en zonas rurales o alejadas ha sido, históricamente, la falta de infraestructura. Redes eléctricas inexistentes, señal celular intermitente y altos costos de instalación han limitado la posibilidad de instalar sensores en terrenos clave para la agricultura, la minería, la conservación o la gestión de cuencas hídricas.
Las estaciones meteorológicas satelitales resuelven estos problemas. Su funcionamiento autónomo evita la necesidad de visitas constantes para mantenimiento o recolección de datos y su conectividad directa a satélites de órbita terrestre baja (LEO) les permite enviar mediciones desde prácticamente cualquier punto del planeta.
Los beneficios de estas estaciones se extienden a múltiples sectores productivos. En agricultura, permiten monitorear variables clave como la humedad del suelo, temperatura ambiental y precipitaciones, datos esenciales para tomar decisiones sobre riego, fertilización y control de plagas. En zonas rurales donde las redes de telecomunicaciones no llegan, estas estaciones ofrecen información diaria o semanal suficiente para impulsar una agricultura de precisión sin grandes inversiones.
Por otro lado, en la minería, particularmente en faenas ubicadas en el altiplano o en sectores cordilleranos, las estaciones satelitales ayudan a monitorear condiciones climáticas extremas, como lluvias intensas o cambios bruscos de temperatura que pueden comprometer la estabilidad de terrenos o la seguridad operativa.
También en el transporte, estaciones instaladas a lo largo de rutas ferroviarias o carreteras permiten anticipar fenómenos como la niebla o las heladas, optimizando el mantenimiento de la infraestructura y mejorando la seguridad vial.
Y en el ámbito de la conservación ambiental, estas herramientas permiten recolectar información sobre microclimas, recursos hídricos y cobertura vegetal en parques nacionales, zonas de reforestación o reservas naturales. Esta información, antes difícil de obtener, es ahora esencial para diseñar políticas de preservación y adaptación climática.
Chile y la carrera por el monitoreo satelital
Chile ha demostrado un interés creciente por fortalecer sus capacidades de observación terrestre, a través de iniciativas como el Sistema Nacional Satelital (SNSat) y la colaboración con el Centro Regional Copernicus de la Unión Europea. A pesar de estos avances, aún persisten desafíos importantes para garantizar una cobertura ambiental continua, asequible y precisa en regiones montañosas, australes y de difícil acceso.
Las estaciones meteorológicas compactas con conectividad satelital ofrecen una solución complementaria y escalable a la infraestructura ya existente, facilitando una red de monitoreo descentralizada, económica y adaptada al terreno.
Gracias al desarrollo de nanosatélites y dispositivos de ultra bajo consumo energético, la conectividad satelital se está volviendo cada vez más asequible. Según proyecciones de Myriota, los costos totales —desde el hardware hasta la transmisión de datos— podrían reducirse en un 30% adicional hacia fines de 2025. Esto abre nuevas posibilidades para implementar estas estaciones en proyectos públicos y privados de monitoreo ambiental a gran escala.
Además, la transmisión de datos no necesita ser constante: para muchas aplicaciones basta con reportes periódicos diarios o semanales, lo que también reduce el consumo energético y los costos operacionales.
Con fenómenos climáticos extremos cada vez más localizados y frecuentes —como sequías, lluvias torrenciales, incendios forestales y heladas—, contar con datos precisos y actualizados ya no es una ventaja competitiva, sino una necesidad estratégica.
Las estaciones meteorológicas satelitales representan una herramienta crítica para la resiliencia climática, especialmente en países con geografías complejas como Chile, Perú, Bolivia o Argentina.