por ComputerHoy
9 de junio de 2025
Un apagón, como el que vivió España el pasado 28 de abril, tiene consecuencias negativas evidentes en todo el sistema, pero también sobre un ámbito que ha pasado algo más desapercibido, como es el IoT, o Internet de las Cosas.
La caída prolongada de este tipo de servicios puede tener consecuencias devastadoras, a la par que silenciosas.
Por ejemplo, imagina una fábrica de alimentación o una compañía logística en la que los sensores de temperatura dejan de funcionar, lo que provocaría la ruptura de la cadena del frío, además de pérdidas evidentes a nivel económico y reputacional.
O un sistema de climatización telecontrolado en una cadena de hoteles que esté apagado durante varias horas, afectando a los consumidores del mismo y a la experiencia turística general.
Las caídas generalizadas, como ves, pueden afectar a nivel económico y de reputación de una compañía, pero también podrían acarrear problemas legales, en caso de que los sistemas de seguridad no respondan en momentos críticos.
"El apagón dejó algunas cosas muy claras", ha sentenciado Asier Culebras, country manager de Wireless Logic España, compañía especializada en telecomunicaciones e IoT. "De igual forma que no hay que esperar a una inundación para contratar un seguro contra inundaciones, hay que pensar en la redundancia desde el principio".
'No hay que esperar a que pase algo para priorizar la redundancia'
No todos los servicios cayeron el día del apagón, sino solo aquellos que no estaban preparados. Al igual que ocurrió en diferentes cadenas de supermercados, los que tenían sistemas de respaldo pudieron continuar su actividad económica.
En este sentido, las compañías del sector tecnológico que habían apostado ya por tener sus servidores en centros de datos con generadores de respaldo pudieron mantener sus sistemas. Por eso, la preparación es vital.
"Al igual que pasa en el mundo de los seguros, no hay que esperar a que pase algo para priorizar la redundancia", ha explicado Culebras. "Con las crecientes demandas de consumidores, las nuevas regulaciones y con las dependencias de servicios externos, hay que construir sistemas resilientes y redundados desde el inicio. Esto implica más ciberseguridad, mayor capacidad de recuperación y redes preparadas para el futuro".
Pero, ¿qué significa exactamente la redundancia y qué implica para los sistemas conectados?
Sencillamente, consiste en pensar por adelantado e implementar sistemas o componentes de respaldo que permitan la continuidad del negocio, independientemente de los fallos o interrupciones externas.
"Uno de nuestros clientes pudo mantener sus estaciones de servicio en funcionamiento gracias a contar con un backup satelital basado en nuestra solución LEO de Starlink, y sus sistemas de pago desatendido dieron servicio cuando la gran mayoría de las gasolineras de la zona no lo hacían", ha ejemplificado Culebras.
Lógicamente, la redundancia no solo sirve para apagones masivos, sino que es crucial ante otras problemáticas, como fallos en el hardware, fallos humanos o ciberataques. En este sentido, las redes redundantes permiten acceder a múltiples rutas de conexión a Internet o usar diferentes proveedores de servicios.
Adicionalmente, se almacenan copias de seguridad, como la mencionada por Wireless Logic, para evitar que la información se pierda si cae uno u otro servidor. Aquí un plus es añadir fuentes de alimentación redundantes, para suministros de emergencia.
Por ello, Culebras ha señalado que conviene pensar previamente en el impacto total de una caída prolongada de los sistemas, no solo en términos económicos, sino también legales y reputacionales.
"¿Y cuánto te costaría asegurar tu ecosistema frente al próximo apagón? Si lo miras de esta forma, seguro que no te parece tanta inversión", ha concluido.
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Etiquetas: Industria, Conectividad, Ciberseguridad