por 3DJuegos
17 de julio de 2025
Hace varios meses, en el grupo de WhatsApp que tenemos para coordinar la familia de Steam que tenemos entre varios amigos para avisar de qué juegos estamos agregando, un colega que trabaja como diseñador de videojuegos anunció la llegada de La Suerte es un Casero al catálogo compartido. Aunque en el momento las risas fueron evidentes, poco después me enteré de que era el juego que había inspirado al creador de Balatro para crear la joya irrepetible que hoy todos conocemos.
La rareza de Luck Be a Landlord -como se le conoce con su nombre original- se quedó ahí, esperando a que en algún momento me decidiese a darle una oportunidad. Ayer, en una de esas noches de verano que parecen hechas para ser quemadas con un videojuego delante, me volví a topar con él haciendo scroll y me pudo la curiosidad. Lo ocurrido a continuación fue como caer en un pozo sin fin frente al que no tardé en atar cabos y entendí, por fin, el porqué de esa relación con Balatro. Ambos no sólo hacen de un juego de apuestas cuestionables una experiencia redonda que rezuma videojuego por todos sus poros, también son igual de adictivos.
Una de las mejores joyas ocultas de Steam
Es fácil que de primeras te tire para atrás porque, a grandes rasgos, lo primero con lo que te topas cuando te enfrentas a él es que es una tragaperras. Podría perder 20 párrafos explicando por qué me parece algo deleznable haber pasado la noche enganchado a una máquina del millón, pero lo cierto es que no tardas en descubrir que, tras esa fachada, se encuentra una idea formidable.
Convirtiendo sus cinco líneas con distintos objetos en un roguelike de construcción de mazos, la cosa no va de alinear símbolos como en las tragaperras normales, sino de crear sinergias entre mejoras para hacer que tu multiplicación crezca hasta el infinito. Empezando con la mayoría de huecos de sus ruletas vacíos, tras cada tirada se te permitirá sumar un símbolo adicional de entre los tres que te ofrece el juego.

Lejos de buscar hacer línea, aquí la idea es apuntar a monigotes que terminen haciendo algo con los que están alrededor en busca de los combos más locos posibles. Por ejemplo, si sumas una rata, lo más recomendable es que luego añadas un queso, de esa forma al caer ambas de forma adyacente, la rata se comerá el queso multiplicando su puntuación y otorgando más monedas. Ocurre lo mismo con una llave y un cofre, o con una abeja y una flor, pero lejos de quedarse ahí sus mecánicas empiezan pronto a escalar.
Antes de que te des cuenta estarás sumando bebés que romperán piñatas multiplicando su puntuación, y esta última se romperá en mil pedazos dejando caer varios caramelos que también se comerá el niño para elevar aún más las monedas que recibes, y además sumará otro puñado de dinero adicional al estar colocado cerca de un perro. Lejos de agarrarse a la mera suerte de una tragaperras convencional, es en buscar esas constantes sinergias y multiplicaciones de puntuación donde reside la gran baza de La Suerte es un Casero, y también la esencia que nos entregó Balatro el año pasado.
Que no te asuste ni su estética ni su tragaperras
La clave del roguelike está en que, tal y como dice el nombre, La Suerte es un Casero, y cada pocas tiradas tendrás que pagar el alquiler de tu piso con una cuota que se va incrementando de forma abismal. Si cuando llegue el momento no tienes suficientes monedas para pagar, se acaba el juego y tendrás que volver a empezar.
Si la creación de mazo en busca de combinaciones dio forma a la estructura de las cartas de Balatro, los perks a los que puedes acceder tras cada pago al casero son los jokers. Son los encargados de reformular el funcionamiento de los símbolos en busca de mejores puntuaciones para, por ejemplo, transformar a los perros en lobos que puntúen doble, o que si tienes un conejo y una tortuga, tus monedas crezcan más siempre que la segunda aparezca por delante de la primera como si estuviesen en la mítica carrera del cuento infantil.

Es en la originalidad de mecánicas y sinergias como esas donde La Suerte es un Casero brilla con más fuerza, de la mano de combos cada vez más intrincados en los que una vaca da leche que posteriormente se bebe un gato que termina multiplicando sus ganancias por tener una bruja justo al lado. Es sencillísimo de entender, pero enfermizamente intrincado de dominar.
Si lo básico de sus gráficos o la idea de engancharte a una tragaperras te tira para atrás, la tranquilidad de saber que aquí no hay ni micropagos ni apuestas de por medio, sumado a que es lo más divertido y adictivo que he jugado desde el propio Balatro, debería ayudarte a despejar esa nube. Luck Be a Landlord es una joya imprescindible hasta tal punto que, poco después de la enganchada en Steam, he terminado comprándolo también en móvil. Ahora ya tengo dos juegos offline a los que engancharme cuando la cobertura en el transporte público no da para más. Si hasta ahora esa estrella brillando en solitario era Balatro, ahora también le acompaña La Suerte es un Casero en Steam, pero también en Google Play y la App Store.
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La noticia
He pasado la noche jugando a la joya oculta de Steam que inspiró Balatro. Ahora lo entiendo todo
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Rubén Márquez
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