por T13
5 de agosto de 2025


Ashleigh Sandmire, una mujer estadounidense de 29 años que fue criada en la ciudad de Nevada, causó impacto al relatar cómo vivió su niñez marcada por las dinámicas de una secta polígama secreta en su país.
Su historia no sólo destaca por la magnitud de su familia, 45 hermanos y cinco madrastras, sino también por las duras condiciones de vida y las estrictas normas religiosas que regían su entorno.
En una entrevista en el podcast We're All Insane, Ashleigh explicó que su padre tuvo seis esposas y que el número total de hijos ronda los 45. “Probablemente haya más, quizás un poco menos, pero nos quedamos con el número 45”, relató.

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Durante su infancia, vivió en caravanas que no contaban ni con calefacción adecuada ni aire acondicionado. Ashleigh es hija de la segunda esposa de su padre, con quien tuvo 12 hijos. Las edades de los hermanos solían ser muy cercanas: “Tengo una hermana 10 meses mayor que yo, de una misma madre, y otra hermana 10 meses menor, de otra madre”, contó.
A partir de los dos años, su familia comenzó a separarse: varias de las esposas se marcharon, aunque su madre decidió quedarse. Posteriormente, la familia se trasladó a una zona montañosa en Utah, donde su padre intentó establecer una nueva comunidad polígama.
La vida en ese lugar fue aún más cerrada y rigurosa. Las creencias del grupo combinaban enseñanzas de la Biblia y del Libro de Mormón, y promovían el “matrimonio plural”, un sistema donde los hombres podían tener varias esposas, mientras que a las mujeres se les exigía total obediencia.
"Es una secta porque desde niño te han dicho todas estas cosas y ni siquiera puedes pensar por ti mismo".
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Las reglas dentro de la comunidad también eran estrictas para los más jóvenes. Ashleigh mencionó que “mi madre tenía sólo 17 años cuando se casó con mi padre, que tenía 41”. Además, el proceso de cortejo carecía de autonomía para las mujeres: “Si un hombre quería ‘cortejarte’, le preguntaba a tu padre y, si decía que sí, realmente no tenías opción”.
Con el tiempo, Ashleigh comenzó a cuestionar la forma en que había sido educada. A los 16 años, enfrentó una tragedia personal cuando uno de sus hermanos, de tan solo 14 años, se quitó la vida. “Mi vida nunca ha sido la misma. Estaba de duelo, tenía pensamientos suicidas y me sentía completamente desconectada de mis padres. No había espacio para los sentimientos, éramos demasiados”, confesó.
En ese contexto conoció a Paul, un joven perteneciente a la misma fe. “Conocí a mi marido en la misma religión polígama en la que crecí. Siempre tuve miedo de que me casaran con algún anciano”, relató. Comenzaron a salir cuando ella tenía 17 años, con la idea inicial de mantener una vida polígama. “Estábamos planeando vivir en poligamia, íbamos a tener esposas hermanas”. No obstante, ambos cambiaron de parecer con el tiempo y se alejaron de la secta.
A pesar de la complejidad de sus lazos familiares, mantiene contacto con algunos de sus hermanos. “Me gusta bromear diciendo que crecí en una familia divorciada, pero en otro nivel”, expresó. “Tenía a todas estas otras madres y hermanos yendo y viniendo. Fue confuso y desgarrador cuando era niña”.