por La Tercera
17 de julio de 2025
A más de tres años de la invasión a gran escala de Rusia a Ucrania, el interés de los chilenos por participar en la defensa de este último país ha experimentado un notable aumento recientemente, algo que se ha visto evidenciado por la cantidad de solicitudes que reciben las autoridades ucranianas.
Así lo dio a conocer, Oleksii Bezhevets, comisionado de reclutamiento del Ministerio de Defensa de Ucrania, quien en conversación con La Tercera indicó que la tendencia es clara: “El interés de los chilenos en unirse a las Fuerzas Armadas de Ucrania se ha multiplicado a más del doble en los últimos tres meses”.
Señaló que aunque actualmente “hay unos cuantos miles de soldados extranjeros en Ucrania”, la mayoría son personas que han firmado contratos oficiales con las Fuerzas Armadas ucranianas. La facilidad del proceso y la disponibilidad de información en línea han favorecido esa participación internacional, incluyendo a numerosos voluntarios de países como Chile.
Bezhevets indicó que el proceso de reclutamiento es bastante sencillo. “Contamos con un recurso en línea, un sitio web para unirse al Ejército de Ucrania. La persona interesada completa toda su información personal, incluyendo algunas fotos de sus documentos y su número de teléfono, que usa para mensajería instantánea (WhatsApp, Signal, etc.). En unos días, nuestro reclutador lo contactará para una entrevista. Si todo está bien, se le proporcionan instrucciones, sobre cómo llegar Ucrania. Una vez que el candidato llega al país, el proceso de formalización puede tardar entre una y dos semanas”, añadió.

Ese fue el caso del chileno Julio Pérez, quien desde septiembre del año pasado se encuentra combatiendo en Ucrania. “Cuando me enteré de esta guerra, no pude quedar indiferente. Veía cómo ciudades llenas de vida, quedaban completamente reducidas a escombro. Veía a familias completas desplazadas, muchos muertos, heridos, mutilados. Y estoy muy feliz de haber tomado esta decisión”, dijo a La Tercera
Pérez, de 55 años, que había estado en el Ejército en Chile y tenía preparación en el uso de armas de fuego, sostuvo que el proceso para llegar a Ucrania no es difícil. “Una vez que uno toma la decisión hay que obtener el pasaporte. Las personas que me recibieron fueron amables. Fui muy bien recibido. La gente muy agradecida de que vengan extranjeros de tan lejos como desde Chile, a colaborar como soldado”, detalló.
Desde la perspectiva práctica, los voluntarios extranjeros que desean unirse deben afrontar el costo de su viaje hasta Ucrania. “Actualmente, deben comprar su propio pasaje de avión, ya que el Ejército ucraniano aún no cuenta con un programa de ayuda para la movilidad de todos los voluntarios, aunque sí están implementando proyectos piloto para algunos categorías”, explicó Bezhevets.
La logística de llegada implica vuelos hasta Polonia, principalmente a Varsovia, desde donde el voluntario puede desplazarse por tierra hasta la frontera ucraniana. “Después, en Ucrania, se proporcionan todo lo necesario para servir, incluyendo municiones, ropa y armas”, señaló.
El proceso de formalización dentro del Ejército ucraniano también está bien establecido. “Se ayudan a abrir cuentas bancarias para que los soldados puedan recibir su salario y transferir dinero a sus familias”, indicó Bezhevets.
La experiencia y las condiciones en el frente también ofrecen un entrenamiento y experiencia de una guerra moderna. Bezhevets describió un escenario en constante evolución, donde hay drones, bombas inteligentes y mucha tecnología.
El comisionado del Ejército relató que, tras el entrenamiento que reciben quienes quieren combatir, son enviados a su unidad militar y el candidato puede elegir una unidad militar específica y un puesto en ella. Por ejemplo, indicó, pueden elegir ser tiradores, francotiradores u operadores de drones. “Ofrecemos a cada persona la oportunidad de elegir cómo quiere servir, en qué unidad y en qué puesto. Finalmente, nuestros soldados firman un contrato. Es un contrato legalmente vinculante con el Ministerio de Defensa de Ucrania. Se firma por varios años”, explicó.
“Pero lo importante -añade- es que no hay ningún problema. La ley establece que los soldados extranjeros pueden rescindir su contrato después de seis meses de servicio. Esto significa que, al menos, permanecen seis meses en el Ejército, y después de ese período pueden rescindir el contrato y descansar, regresar a casa o dedicarse a otras actividades”.

“Entré como soldado para asalto y defensa. Las tareas siempre son variadas, lo cual es bueno porque la rutina a veces suele ser aburrida para algunas personas. Por ejemplo, cuando llegué al Hotel Militar en donde nos incorporaron a las distintas unidades y yo solo comencé a asumir responsabilidades, limpiaba las duchas o los baños que estaban sucios o mojados. Ahora en cuanto a las tareas militares me hice cargo del almacenamiento y administración del armamento y munición. Que todo estuviera a la mano, porque esa es la voluntad de colaborar: es estar donde se necesita, no donde uno quiere estar”, indicó Pérez.
Una preocupación habitual en estos procesos es la barrera del idioma. Y en ello, Ucrania ha avanzado significativamente: “Ya existen unidades militares específicas para candidatos extranjeros, principalmente formadas por extranjeros, donde todos hablan inglés y en algunas divisiones también se habla español”, afirmó Bezhevets. Esta estructura facilita la integración de voluntarios de habla hispana y garantiza que el idioma no sea un impedimento para quienes desean luchar en Ucrania.
Y en este sentido, Pérez señaló que no ha tenido problemas debido a la ayuda que ha recibido y que no ha encontrado que sea difícil darse a entender.

Al ser consultado sobre las críticas que reciben muchos soldados extranjeros que combaten en Ucrania, ya que muchas personas los califican de mercenarios, Bezhevets aclaró que, según el derecho internacional, los mercenarios se caracterizan principalmente por el pago sin contrato formal y la falta de vínculo jurídico con un Estado o entidad reconocida.
“Aquí, los soldados extranjeros reciben salarios oficiales, que en el frente alcanzan aproximadamente los 3.000 dólares mensuales, y firman contratos oficiales con el gobierno ucraniano”, recalcó. “Estos factores demuestran que en Ucrania no hay mercenarios, sino soldados con un servicio militar oficial y legal”, aseguró.
Este interés de extranjeros en combatir en Ucrania también contempla la participación femenina, lo que tiene implicancias importantes para la dinámica del conflicto. Según datos de la misma fuente oficial, “uno de cada cinco candidatos que se presentan al reclutamiento local en Ucrania es mujer, y en algunos casos, voluntarias extranjeras también participan en roles como médicas, francotiradoras o en otras funciones de combate”. La participación femenina, por lo tanto, no solo es posible sino que está en crecimiento, reflejando el carácter inclusivo de la lucha en Ucrania y la percepción de que todas las personas, independientemente de su género, tienen un rol que jugar en la defensa del país, afirma.
Por su parte, Pérez señaló que uno de sus mayores temores son los drones. “Yo estuve en una posición entre la Navidad y después del Año Nuevo, en la que no nos dejaban en paz ni de día ni de noche. Apenas llegamos a la posición, cuando uno comenzaba a descargar el vehículo, que es un excelente blindado que nos lleva muy protegidos hasta nuestras posiciones, empezaron a llover los drones y a atacarnos y el vehículo se tuvo que ir. Yo me quedé con otro soldado organizando lo que habíamos alcanzado a bajar, que eran principalmente materiales para construcción y para la defensa, nuestras municiones, explosivos, armamento y empezaron a llover cohetes y de repente me di cuenta que mi compañero no tenía cara. Una esquirla de uno de estos cohetes le sacó la cara y no sintió nada”, dijo.
“En ese momento me quedé solo, porque los otros soldados que venían en la posición fueron bajando del vehículo a una distancia que les tomaba una hora a pie llegar a donde estábamos. Yo debuté en combate el día 1 de enero a las 08:00, hora local. Nos intentaron asaltar ocho soldados rusos, yo tuve que hacer los preparativos, porque fui quién los detectó”, recordó Pérez al conversar sobre los momentos más complicados que ha vivido en estos meses que se encuentra en el frente.