por Espinof
17 de julio de 2025
6 atrevidos episodios para conocer mejor un fenómeno sencillamente irrepetible
Una cosa que he notado en muchas producciones originales españolas de Netflix es que el hecho de estar hechas o que incluso su historia transcurre en nuestro país no va más allá de lo anecdótico. Da la sensación de que prima más hacer títulos con una mayor vocación internacional que cualquier otra cosa, pero eso no sucede en el caso de 'Superestar', la estupenda miniserie de 6 episodios que la plataforma estrena este viernes 18 de julio.
Creada por Nacho Vigalondo, 'Superestar' recupera el insólito fenómeno del Tamarismo para ofrecer un fascinante retrato de la variopinta galería de personajes que surgió a su alrededor. Por supuesto que tiene mucho de retrato de una época, pero esta miniserie es mucho más que eso, ya que tiene que encontrar un difícil equilibrio entre ser fiel al patetismo inherente de la historia que cuenta pero también tratar con respeto y cierto cariño a sus protagonistas. A mi juicio, el resultado es la mejor miniserie de Netflix del último año, pero también un título destinado a generar una fuerte división entre el público.
Un fenómeno único

Cada episodio de 'Superestar' tiene un protagonista diferente -con la salvedad del segundo, donde el peso queda repartido entre la Loly Álvarez de Natalia de Molina y el Arlequín de Julián Villagrán-. Eso lleva a que la serie ofrezca un retrato de Tamara desde los márgenes, pero no con el objetivo de quitarle el protagonismo a una estupenda Ingrid García-Jonsson, sino de profundizar mejor en un hito histórico en la televisión de nuestro país.
Ahí la gran clave estaba en dar con el tono adecuado para contar la historia. Lo más fácil habría sido reírse de ellos o simplemente celebrar lo que son y representan, pero 'Superestar' opta por el camino más difícil. Se ahonda en sus excentricidades pero sin ningún ánimo de juicio, y además su lado humano siempre está presente para que entendamos qué le llevo a actuar así. Y si hace falta inventarse cosas para que todo cuadre, ningún problema.
Otra fuente de posible conflicto es esa, ya que 'Superestar' no es un biopic en el sentido más estricto de la palabra. Claro que aquellos que vivieran la eclosión del Tamarismo reconocerán muchas cosas absolutamente increíbles que sucedieron por aquel entonces, pero también hay varias licencias, siendo el episodio dedicado al Paco Porras de Carlos Areces donde todo se desmadra. Supongo que también tiene su lógica que se haga algo así justo con el personaje en el que se presta una menor atención a su parecido físico con la persona que representa, aunque no sé si esa correlación será algo buscado o no.

Con todo, el equipo liderado con Vigalondo juega muy bien para que lo realmente más cercano que hay en la serie a una caricatura sea 'Tiempo de Marte', el claro equivalente a 'Crónicas Marcianas' que además no regala un buen reencuentro entre Aníbal Gómez, Paula Púa y el propio Vigalondo varios años después de la triste cancelación de 'Los felices veinte'. Es ahí donde el fenómeno realmente se desmelena y llega hasta límites inimaginables en la televisión actual. No es que ahora haya muchos límites, es que simplemente algo así con esos protagonistas nunca sucedería.
Todo ello está aliñado con un ágil uso de la progresión dramática. Es verdad que se vuelve sobre ciertos detalles, pero lo habitual es que cada episodio funciona al mismo tiempo para ilustrar a alguno de sus protagonistas y para que la historia vaya dando un paso adelante. Sí es verdad que algunos quizá vayan a echar de menos más presencia para la propia Tamara, pero esto no es 'Veneno'. Aquí hay algo mucho más grande alrededor de su figura que casi se la engulle a ella misma.
Lo que sí reconozco es que creo que el viaje emocional más logrado de 'Superestar' es el del Leonardo Dantés de Secun de la Rosa. Quizá decir que se roba la función sería excesivo, pero sí que es con quien resulta más fácil conectar, tanto por el dibujo que se hace del personaje como por la propia interpretación. Con eso para nada quiero quitar méritos al gran trabajo de García-Jonsson, pero es que no esperaba para nada conectar con Dantés a esos niveles, pues él para siempre habría quedado grabado en mi retina por su estrafalaria aparición en la lamentable 'Deadhunter: Sevillian Zombies'.

Además, detrás de ese dibujo humano también está el de una época muy concreta. Claro que hay otros personajes alrededor del mismo que ofrecerían una lectura más global -¿quién no se acuerda del singular Padre Apeles?- y que terminó de expirar en 2004 con propuestas como 'Frikis buscan incordiar' o 'El castillo de las mentes prodigiosas' -inolvidable el ritual de fertilidad de Paco Porras en ese programa de Antena 3-, pero 'Superestar' capta muy bien la esencia de todo lo que eso representó -aunque reconozco que eché en menos algo sobre el paso de la ya entonces Yurena por 'Hotel Glam'-. Y además le da una vuelta al no limitarse a anclarlo todo a esos años.
Dicho esto, tengo bastante claro que 'Superestar' no es una miniserie para todos los gustos. Y no hay nada de malo en ello, pues a veces hay que ser algo más de nicho para brillar a plena intensidad en lugar de hacerlo todo lo más fácilmente digerible para llegar al público más amplio posible.
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La noticia
'Superestar' es la mejor miniserie de Netflix del último año. Y creo que también la que va a dividir más al público
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Mikel Zorrilla
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