por Espinof
17 de julio de 2025
Ha creado un lenguaje reconocible para padres e hijos
Parece que fue ayer, pero se cumple ya una década del estreno de 'Del revés'. La primera película de Riley nos mostró a una Pixar en estado de gracia. Una cinta emotiva e imaginativa que puso el listón altísimo para una compañía a la que le está costando vivir en su sombra. El pasado 2024, su secuela causó un furor similar, rompiendo récords de taquilla por doquier y convirtiéndose en la película animada más exitosa antes de la llegada de la china 'Ne Zha 2'.
No está nada mal para una cinta que comenzó sin ambiciones tan aparentes. En entrevistas, Peter Docter explicaba que la concibió como una forma de tener sus propios siete enanos de 'Blancanieves'. Al comenzar el desarrollo, la idea de las emociones simplemente le parecía una graciosa como cualquier otra, una excusa para tener una premisa pintoresca de animación. Pixar ya le había dado sentimientos a los juguetes, a los peces… ¿por qué no dárselos a las propias emociones?
Fue la propia película la que fue revelando más y más capas. Según Docter empezó a indagar más en el tema y a tener que tomar decisiones, se dio cuenta de que ni siquiera sabía cuántas emociones había, y menos cuantas coexistían en la mente de una niña de 11 años. Resultó que los psicólogos tampoco se ponían de acuerdo, pero colaborar con ellos resultó ser muy valioso. No solo para el éxito de la película en sí, sino porque permitió crear nuevas herramientas para los propios psicólogos.
Un éxito que ha cambiado la psicología
Cuando se estrenó, resultó que fuera de dramatizar más o menos algunos elementos, Pixar había dado en el clavo. En el New York Times, la especialista en psicología adolescente Lisa Darmour admitió con sorpresa que la película tenía un enfoque tan acertado como poco habitual: no demonizar las emociones y aceptar que todas son necesarias, incluso las aparentemente negativas. En cierto momento, 'Del revés' revela que el camino adelante no es que Alegría se encargue de todo, sino que colabore estrechamente con Tristeza, quien parece que haga lo que haga le sale todo mal.
En su intento por crear en última instancia una obra de ficción y entretenimiento, Docter y su equipo crearon un lenguaje de símbolos perfectamente reconocible. De repente las emociones tenían caras graciosas y personalidades acordes, sí, pero ayudó a definir también ideas complejas vistiéndolas de conceptos divertidos, como las esferas de recuerdos o las "islas de la personalidad".

Para muchos psicólogos esto ha influenciado de forma notoria al desempeño de la profesión. En colegios o consultas, la película ha servido para romper el hielo a la hora de hablar de problemas complejos. Al mismo tiempo, ha ayudado a quitar hierro al tema para toda una generación de padres que está normalizando más preocuparse por las emociones de sus hijos.
Ha sido una forma de acercar herramientas psicológicas al conocimiento del gran público. En una entrevista a Dacher Keltner, asesor de la película, declaró el alivio que sintió al ver que ideas que él y muchos de sus compañeros de su profesión habían pasado años tratando de comunicar ante audiencias pequeñas calaban tan claro con la ficción de Pixar. En realidad, 'Del revés' no inventaba nada nuevo, la psicología detrás de la cinta está basada en la teoría de la educación socioemocional (SEL), que se remonta a los años sesenta y que ha tenido un resurgir en los últimos tiempos.
Años más tarde del estreno, expertos hablan directamente de los usos de 'Del revés' como herramienta terapéutica, y es un enfoque que no ha hecho más que afinarse en su secuela. 'Del revés 2' integró desde el principio a su equipo de psicólogos, y no decepcionó al poner en el centro de su trama a Ansiedad. En muchos sentidos, la segunda cinta de Riley reincide en las mismas ideas esenciales, y es una lección aún más clara, de que todas las emociones son necesarias. Y cuanto más crece Riley, va siendo más fácil empatizar con un universo emocional que es útil para todos.
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La noticia
El director de 'Del revés' empezó sin tener claro cuántas emociones había. Diez años más tarde su película se ha convertido en una herramienta para los psicólogos
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Miguel Solo
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