por Hipertextual
21 de junio de 2025
Materialistas explora en el amor desde un ángulo complicado. En especial, al enfocar todo su interés en el clásico dilema entre el romance y la prosperidad. Pero en lugar de reflexionar sobre la ética — o no — de escoger una pareja basando la decisión en puntos como su cuenta bancaria o futuro empresarial, se concentra en algo más sutil. El hecho de que las relaciones en nuestra época, son mucho más que solo sentimientos idealizados.
Por lo que Celine Song, que logró la nominación al Oscar como mejor guionista por Vidas pasadas (2023), regresa a su perspectiva poco convencional sobre el romance. Eso, al hacerse preguntas sobre el peso de elementos mundanos como la riqueza y el estatus social en las relaciones contemporáneas. Pero a pesar de que pueda parecer un giro cínico sobre el tema, la directora y guionista opta por ser por realista y hasta nostálgica al enfocar en su premisa. El triángulo amoroso entre Lucy (Dakota Johnson), John (Chris Evans) y Harry (Pedro Pascal), no es sencillo de entender. Mucho más, cuando la trama explora en los sentimientos de los personajes desde la inquietud por el futuro, el ser amado y la posibilidad de la felicidad.
De modo que la película, convertida en uno de los éxitos de temporada, es mucho más una óptica sensible sobre la esperanza, que una subversión a la comedia romántica. Entre ambas cosas, el guion tiene la suficiente habilidad para sostener una historia divertida, intrigante y seductora. Por lo que Celine Song logró que lo que parecía el típico romance sin mucho que ofrecer, sea en realidad una mirada atípica sobre los sentimientos en un mundo exigente. Mucho más, en una historia de amor que muestra elegancia, el romance en una época en que lo económico y lo emotivo se enfrentan en un terreno complicado.
Un buen guion para una historia compleja
Uno de los puntos más altos en Materialistas, es la forma en que Celine Song explora en la forma en que una generación hiperconectada y práctica, concibe el amor. A través de una APP de citas sofisticadas y el trabajo de Lucy, la historia muestra cómo las expectativas sociales y de clase, van de la mano con el anhelo de ser amado. Mucho más, como la noción sobre un matrimonio ventajoso, sigue siendo parte de las aspiraciones de gran parte de los solteros.
Pero en lugar de desviar la atención hacia la crítica o un lado más amargo, la cinta es lo suficientemente franca como para dejar en claro que es inevitable, que lo económico intervenga en las relaciones. Más interesante todavía, que puede haber un equilibrio entre los ideales románticos y la posibilidad de una vida próspera. Paso a paso, la trama logra explorar en ambos ópticas, sin que una pierda sentido o interés en favor de la otra.
Además, reflexionar sobre la posibilidad del amor más ingenuo, nacido de la esperanza y la química entre la pareja. De modo que Materialistas va de la perspectiva más mundana del romance, a otra más sencilla y emotiva. Una combinación que brinda a la película su especial personalidad y la convierte en una de las mejores cintas de 2025.
Un gran elenco para una buena historia
Por supuesto, toda película romántica depende de la química y el carisma de sus protagonistas para resultar creíble. Y en este caso, la elección de Chris Evans, Dakota Johnson y Pedro Pascal es inmejorable. Juntos, crean un triángulo amoroso perfecto, en que todos parecen tener mucho que aportar a la premisa central del amor como razón de todas las cosas.
Pero antes de volver el tema empalagoso o insoportablemente cursi, Materialistas lo muestra desde ángulos distintos de una misma perspectiva. Y lo hace, a través de sus personajes. Lucy es mundana, cínica y tiene un humor negrísimo que le permite ser la casamentera estrella de Adore, la APP de citas para la que trabaja. Pero la actriz, logra brindar además al personaje una cálida vulnerabilidad, que justifica su decisión final y sobre todo, su drástico cambio de perspectiva.
Lo mismo podría decirse de Chris Evans. Su John es la enésima versión del perdedor encantador, pero esta vez, es también un hombre en busca de la madurez. Algo que el actor combina en una profunda sensibilidad y dulzura. Finalmente, el Harry de Pedro Pascal demuestra lo engañoso del romance actual — y sus matices — y también, la evolución del llamado hombre perfecto. Un concepto que el intérprete redimensiona y lleva a lugares mucho más interesantes de lo que podría suponerse.
Referencias al romance clásico en ‘Materialistas’
Aunque Materialistas es una historia original de Celine Song, es evidente que la realizadora y guionista tomó varios de los giros de populares obras sobre el romance. De hecho, la cinta tiene mucho de Emma de Jane Austen y también de La edad de la inocencia de Edith Wharton. Ambos libros reflexionan sobre el amor, sin dejar a un lado las consideraciones más realistas sobre el tema.
De modo que la cinta explora en situaciones por lo general muy poco cómodas al momento de mostrar el mundo romántico. Del hecho de ponderar entre la aspiración social por encima del amor, hasta aceptar que las buenas parejas son una combinación de situaciones favorables. Lo cierto es que Materialistas abandona el territorio del amor como única respuesta, para indagar en reflexiones más duras y frías.
Todo, a través de un sentido del humor elegante y sofisticado que recuerda mucho a las mejores obras de Austen. A la vez, a la perspectiva refinada y complicada de Wharton sobre las clases sociales y las aspiraciones económicas, que también sustentan el amor. Una combinación que la cinta maneja con tacto, pero sin perder el norte de lo que desea contar. A saber: un romance a toda regla.
No hay un villano al cual enfrentarse
Uno de los elementos más interesantes de Materialistas, es que evita convertir al triángulo amoroso central, en una batalla entre personajes buenos y malos. Celine Song evita a toda costa convertir su historia en un territorio de un debate moral y mucho menos, hacer a sus protagonistas héroes o villanos. De modo que dedica tiempo e interés, sobre todo en su interesante primer tramo, a mostrar que, en la actualidad encontrar el amor no es un tema sencillo.
Mucho menos, que las relaciones tienen que basarse exclusivamente en el amor romántico o una fría perspectiva sobre el beneficio económico que aporte una pareja. De modo que la cinta juega con los matices para explorar en la forma como el mundo contemporáneo analiza la posibilidad de enamorarse. Por un lado, se encuentra Lucy, que está convencida, hay una fórmula sencilla para las parejas perfectas e intenta aplicarla siempre que pueda. Al otro extremo está Harry, que acepta que su estatus económico es una ventaja que explotar.
Pero finalmente, está John, que apuesta al hecho de amar a la manera tradicional y sin duda, de una forma galante y sincera que sostiene toda la premisa de la cinta acerca del complejo mundo de las emociones. Una combinación que brinda a la cinta varios de sus mejores momentos y cuya profundidad, la convierte en una de las mejores del año.
Un giro final que se justifica
Claro está, la película termina con un y fueron felices para siempre. Pero aun así, cuida que ese giro hacia el amor tradicional, no desentone con el resto de la película. De modo que no es forzado ni tampoco incómodo. Mucho menos artificial. Antes que eso, la decisión de Lucy parece la más adecuada a su gradual madurez emocional y al aprendizaje que logró al intentar decidir entre John y Harry.
Por lo que sí, hay una boda y una promesa de amor eterno, pero solo cuando la protagonista logró encontrar un motivo para cambiar su punto de vista sobre el romance. Una decisión que brinda a Materialistas sus mejores momentos, además de una conmovedora escena de cierre.
