por ComputerHoy
4 de julio de 2025
El verano trae consigo un calor intenso y lo primero que solemos hacer para refrescarnos es encender el aire acondicionado. Pero, ¿qué ocurre cuando sales de casa? Apagarlo parece lo más lógico, pero ¿es realmente la mejor opción?
Muchos creen que apagarlo es una forma de ahorrar energía, pero lo cierto es que esta práctica puede tener efectos negativos. Cuando el aire no está en función durante varias horas o días, especialmente en los picos de calor, se produce un aumento de la humedad en el interior de la vivienda.
Esta acumulación no solo crea un ambiente incómodo, sino que también fomenta la aparición de moho, hongos y hasta daños en muebles y libros. Al volver a encender el aire acondicionado, el sistema tiene que trabajar mucho más intensamente para enfriar el espacio nuevamente.
Cabe señalar que esta práctica provoca un consumo extra de energía que se verá reflejado en la factura de la luz. A su vez, este sobreesfuerzo pone en riesgo los componentes del equipo, como el compresor, y puede reducir su vida útil, generando reparaciones costosas a largo plazo.
La mejor opción: mantener el aire acondicionado encendido, pero ajustando el termostato
La recomendación de los expertos es no apagar el aire acondicionado, pero sí ajustar el termostato. Subir la temperatura del electrodoméstico unos cuantos grados mientras no estás en casa es una opción mucho más eficiente.
De este modo, mantienes la casa a una temperatura moderada que evita la acumulación de humedad y, al mismo tiempo, no sobrecargas el sistema cuando regresas y, aunque no lo creas, ahorras un poco más de energía.
Si la temperatura exterior alcanza los 32 °C, ajustarlo a unos 25-26 °C dentro de casa es lo ideal, un ajuste que te permite ahorrar sin sacrificar confort. Además, por cada grado que subes la temperatura del aire, puedes ahorrar hasta un 3 % en tus facturas de luz cada mes.
Una de las mejores soluciones para equilibrar el confort y el ahorro energético en el hogar son los termostatos inteligentes. Estos dispositivos han evolucionado considerablemente en los últimos años y ahora permiten no solo ajustar la temperatura de tu hogar de manera remota, sino también optimizar el funcionamiento del aire acondicionado en función de tus hábitos y horarios.
En lugar de tener que preocuparte por apagar el aire cuando sales de casa o encenderlo antes de regresar, estos dispositivos hacen todo esto de manera automática, sin que tengas que intervenir. Aprenden tus rutinas a lo largo del tiempo y ajustan la temperatura de manera eficiente para adaptarse a tus necesidades.
Por ejemplo, cuando sabes que vas a estar fuera varias horas, puede aumentar la temperatura unos grados para evitar que el aire acondicionado funcione a plena potencia sin necesidad. Y, al regresar a casa, el termostato inteligente empieza a bajar la temperatura para que cuando llegues, el ambiente esté cómodo, pero sin que el sistema haya tenido que trabajar en exceso.
La ventaja principal es la automatización, porque ya no tienes que estar pendiente de subir o bajar la temperatura manualmente ni preocuparte por hacerlo cuando no estás en casa. Del mismo modo, puedes controlarlos desde el móvil, lo que significa que puedes ajustarlos incluso cuando estás fuera, asegurándote de que el aire esté apagado cuando no lo necesites o activado cuando lo desees.
Además, muchos de estos dispositivos te proporcionan informes sobre el consumo de energía, lo que te permite ver cuánto estás ahorrando realmente, y algunos incluso se integran con otros sistemas de tu hogar inteligente, como luces o asistentes virtuales, lo que aumenta aún más la eficiencia energética.
Por otro lado, si te preocupa la instalación, no es algo que debas temer. La mayoría son fáciles de instalar y se conectan directamente a tu red WiFi. Además, suelen ser compatibles con una amplia gama de sistemas de calefacción y refrigeración, por lo que no necesitas cambiar de equipo.
Así que, si aún no te has lanzado a probar un termostato inteligente, ahora es el momento. No solo contribuirás a reducir tus facturas de la luz, sino que también mejorarás la eficiencia de tu sistema de climatización, prolongando su vida útil y garantizando un ambiente más confortable sin un gasto innecesario.
Al final, la clave está en el equilibrio. Apagar el aire acondicionado puede parecer la solución más sencilla para ahorrar, pero el coste real puede ser mayor. Por ello, ajustar el termostato es la opción más inteligente. Si haces pequeños ajustes, como subir unos grados, lograrás el confort sin que tu factura de electricidad se dispare.
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