por 3DJuegos
9 de agosto de 2025
En mi lore mental, en ese fanon que uno se monta después de haber crecido con cuatro tortugas ninja mutantes adolescentes como héroes de cabecera, hace tiempo que Raphael, Leonardo, Michelangelo y Donatello han dejado de ser adolescente hace muchos años y son unos cuarentones solteros que vive todavía en casa de su maestro demasiado obesos de comer tanta pizza como para salir por el agujero de ninguna alcantarilla, mucho menos para ir por ahí dando patadas voladoras.
Curiosamente el futuro oficial de la franquicia ha resultado ser mucho más oscuro, pero justo lo que la marca necesitaba para volver a recuperar el cariño de sus fans más veteranos. Mientras el público más joven parece haber simpatizado con las diferentes versiones juveniles estrenadas en los últimos años, como la maravillosa Caos Mutante como mejor ejemplo, aquellos fans que crecieron con las tortugas ninja mutantes adolescentes y que también dejaron de ser adolescentes hace ya un par de décadas parecían haberse olvidado de estos cuatro hermanos, pero había una solución para reconciliarse: matar a las tortugas ninja.

Un ronin, cuatro hermanos y una última oportunidad
Así nace El Último Ronin, una miniserie publicada por IDW Publishing entre 2020 y 2022, recopilada en España por ECC Ediciones. Concebida como un proyecto especial, El Último Ronin (The Last Ronin) es el testamento narrativo de una franquicia que llevaba años buscando un nuevo enfoque. La historia nos lleva a un futuro distópico en el que solo uno de los hermanos ha sobrevivido. No sabremos cuál hasta el final del primer número, y ese misterio, sabiamente planteado, ya basta para poner al lector veterano en guardia. En una Nueva York oscura, vigilada por drones y dominada por el imperio tecnológico del Clan del Pie, el último superviviente camina solo, cargando con el peso de su linaje, empuñando las cuatro armas de sus hermanos y envuelto en una única y sobria bandana negra.
Este relato, tan cercano al tono de Old Man Logan de Mark Millar o El Regreso del Caballero Oscuro de Frank Miller, no es casual. Los propios creadores originales de las tortugas, Kevin Eastman y Peter Laird, idearon la historia base de El Último Ronin allá por 1987, en pleno apogeo del cómic indie norteamericano. Sin embargo, no fue hasta más de tres décadas después cuando decidieron rescatar la idea, esta vez con la ayuda del guionista Tom Waltz y los dibujantes Esau e Isaac Escorza, y Ben Bishop, quienes lograron dar forma a este canto de cisne.
En una entrevista con Screen Rant, Kevin Eastman explicó: "Peter y yo queríamos contar una historia que cerrara el círculo. Sabíamos que esta era nuestra forma de despedirnos de estos personajes, de una forma que respetara su origen oscuro, underground, y al mismo tiempo reflejara todo lo que han significado para nosotros".

El hermano roto y un legado underground
No os voy a hacer la jugarreta de deciros qué hermano es el que sobrevive, porque descubrir su identidad es uno de lso grandes placeres de leer este cómic. Pero el peso de las pérdidas, el dolor, la rabia y la culpa han transformado a esta misteriosa tortuga en un guerrero silencioso, lleno de remordimientos, que conversa constantemente con las visiones de sus hermanos muertos. La narrativa alterna entre presente y flashbacks, los primeros ilustrados con tonos fríos, sombríos y con una estética ciberpunk, mientras que los recuerdos del pasado están bañados en una cálida nostalgia visual, un recurso que ayuda a subrayar la ruptura emocional del personaje con su pasado. Esta dimensión psicológica del protagonista ha sido uno de los aspectos más valorados por los lectores.
El Último Ronin (The Last Ronin) es el testamento narrativo de una franquicia que llevaba años buscando un nuevo enfoque
La implicación de Eastman y Laird en el proyecto no solo aporta un peso emocional incalculable, sino que actúa como un puente directo con los orígenes de la franquicia. El Último Ronin no es un spin-off ni un what if. Es un epílogo. Un cierre digno para tanto para los lectores veteranos que crecieron leyendo los cómics en blanco y negro publicados por Mirage Studios en los 80, como para los fans que lo hicieron con los juguetes, los dibujos animados y las películas. Un homenaje que conecta el tono crudo del original de los cómics con una sensibilidad moderna que no traiciona a ninguno de las dos caras de la franquicia..

Un impacto inesperado… pero necesario
La miniserie no solo fue un éxito de ventas, el primer número alcanzó las 130.000 copias vendidas según ICv2, sino que provocó una auténtica revitalización de la franquicia. Se anunciaron secuelas directas como El Último Ronin: Los Años Perdidos, y más recientemente El Último Ronin II: Re-Evolution, que plantea el legado de una nueva generación de tortugas nacidas en el laboratorio de April O’Neil. La franquicia, de pronto, había mutado una vez más, pero esta vez con un nivel de ambición que no veíamos desde hacía décadas.
El Último Ronin no es un spin-off ni un what if. Es un epílogo
Según declaró Tom Waltz en una entrevista para ComicBook, "el éxito de El Último Ronin nos ha demostrado que hay un público adulto para este tipo de historias. Nos ha permitido explorar aspectos emocionales y narrativos que eran impensables en otras versiones de las tortugas. No estamos abandonando al público joven, pero estamos ampliando el espectro de lo que puede ser una historia TMNT". De la mano a esta revitalización editorial, claro, vienen las figuras, camisetas y demás mercadotecnia de todo pelaje, que ha ayudado a revitalizar económicamente esta propiedad intelectual para un público que no tiene el perfil juvenil de su consumidor habitual.

El futuro se escribe con cicatrices
Lo más interesante de El Último Ronin es que, al mirar hacia el futuro, logra revalorizar todo el pasado. No solo por sus homenajes estéticos a Frank Miller y Jack Kirby, que ya estaban en el ADN de sus cómics desde el primer momento, sino porque plantea una reflexión profunda sobre la pérdida, el deber, la familia y el legado. Las tortugas, en esta versión, son más humanas que nunca. Sufren, se equivocan, pierden a sus seres queridos y aún así siguen adelante. Tal vez ya no sean adolescentes, pero son más interesantes que nunca. La madurez con la que se trata el material de base eleva a El Último Ronin por encima de los cómics de acción protagonizados por las Tortugas Ninja en las últimas décadas. Es una historia sobre el duelo, sobre el peso de las decisiones y sobre cómo incluso los héroes más improbables pueden cargar con el destino de todo un linaje.
Tal vez ya no sean adolescentes, pero son más interesantes que nunca
En palabras de Eastman en otra entrevista en IGN, "El Último Ronin no es solo el final de una historia, es el principio de una nueva etapa para estos personajes. Les hemos recordado a los fans por qué amaban a las tortugas, y les hemos dado una razón para seguir creyendo en ellas".
Una muerte que dio nueva vida
El mayor logro de El Último Ronin es haber demostrado que las Tortugas Ninja pueden dejar de ser una franquicia infantil para convertirse, cuando se lo proponen, en una saga con ambición, corazón y peso dramático para adultos. Matar a las tortugas no fue un acto de desesperación creativa, sino una jugada maestra para cerrar un ciclo y abrir otro. Uno más atrevido, más fiel al espíritu original que los convirtió en fenómeno global. Quizá en mi cabeza sigan siendo esos cuatro cuarentones que viven con su maestro bebiendo batidos de proteína y peleando por la última porción de pepperoni, pero ahora sé que también pueden ser mártires, ronin y leyendas. Y eso, en los tiempos que corren, no es poca cosa.
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La noticia
El futuro más oscuro de las Tortugas Ninja ha supuesto la idea más brillante para su franquicia: solo había que matarlas
fue publicada originalmente en
3DJuegos
por
Chema Mansilla
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