por 3DJuegos
9 de agosto de 2025
Cualquiera que conozca un poco sobre Runaterra sabe que, en este universo, la muerte no es solo un final, sino que es una presencia, una entidad con forma, voluntad e incluso compasión. Lejos de ser una fuerza ciega que arrebata vidas sin razón, Kindred representa la última certeza de la existencia. Y no como un castigo, sino como un tránsito que no podemos evitar. Quienes han vivido, tienen que morir. Y cuando ese momento llega... no están solos.
Kindred es el rostro de ese momento. O mejor dicho, los rostros, porque la muerte no tiene una sola cara, ni una única manera de venir a buscarnos. En esta figura compuesta por dos entidades —la del Lobo y el Cordero— se esconde una de las representaciones más rica, (un poquito ambigua) y profundamente conmovedora del universo de League of Legends. No es una muerte que grita, sino que susurra, no es la que nos castiga, sino la que nos espera. Es una figura dual que nos acompaña al final… sea cual sea el camino que se elija.
Cordero y Lobo: dos caminos, un mismo fin
El diseño de Kindred se construye precisamente sobre esta dualidad. Por un lado está el Cordero (o cordera si atendemos a sus habilidades), una figura serena que ofrece a los mortales la posibilidad de aceptar la muerte con dignidad. Su arco es simbólico y apunta con compasión. Aquellos que la siguen mueren de forma rápida, limpia y sin sufrimiento. Se podría decir que es la muerte más benévola.
En el otro lado tenemos al Lobo, el instinto salvaje, la caza. El Lobo no razona y, por supuesto, no pregunta. Simplemente persigue a quienes huyen y a quienes niegan lo inevitable. Es feroz y veloz, pero aún así sigue sin ser malvado. Simplemente hace lo que tiene que hacer. Su naturaleza es así de directa. Representa la parte de la muerte que no nos da tregua, esa parte que no se puede negociar.

Juntos, forman una unidad perfecta. El Cordero guía, el Lobo persigue. Uno ofrece la opción de elegir el final; el otro nos recuerda que, se elija o no, el final terminará llegando. La relación entre ambos no es tanto una oposición, como podría parecer, sino un equilibrio. No se enfrentan sino que se completan, porque la muerte no es una sola cosa. Son muchas... y Kindred es su rostro.
La cultura humana ha temido la muerte desde siempre. Se le teme por lo desconocido, obviamente se le teme por el dolor y por la propia pérdida. Pero también porque nos obliga a aceptar que no tenemos el control de todo. Que todo lo que somos —nuestros logros, nuestras relaciones, incluso nuestros recuerdos— tiene un límite. En ese sentido, Kindred no aparecería entonces como una amenaza, sino como una liberación. Como una manera más amable de aceptar lo que no puede cambiarse.
Dentro del lore de Runaterra, Kindred no juzga. No castiga a los malos ni premia a los buenos. No distingue entre reyes y campesinos ni entre héroes y villanos. Su tarea no es moral, sino que es algo natural. Cuando alguien muere, lo hace acompañado. Y ese gesto —que puede parecer terrible si se mira desde fuera— se convierte en una forma de consuelo. Kindred espera, paciente, a que a cada vida le llegue a su momento. Y si alguien se niega, Lobo se encargará de recordárselo.
Kindred como símbolo: un cuento, una filosofía
En muchas regiones de Runaterra, Kindred es parte de las leyendas. Se le canta en canciones de cuna, se le menciona en funerales, se le teme y se le respeta. Como ocurre con las grandes figuras mitológicas, su presencia va mucho más allá de lo literal. Kindred no solo aparece cuando alguien muere sino que vive en la idea misma del final.

Este campeón, con su máscara blanca y su tono susurrante, se ha convertido en uno de los más singulares de League of Legends. No es que tenga una historia de origen dramático ni un propósito súper épico. No busca venganza, ni justicia, ni redención y, ralamente, tampcoo quiere salvar a nadie. Solo cumple su función.
En un mundo como Runaterra, donde los conflictos son una cosa constante, donde todo el mundo lucha por sobrevivir, por dominar y por resistirse a su destino, Kindred ofrece lo contrario: el descanso. El final como parte del ciclo, no como tragedia. Una filosofía que, aunque sea incómoda, si nos paramos a pensar vemos que tiene algo de liberador.
Ecos de mitologías antiguas
No es casual que la figura de Kindred nos recuerde a algunos elementos de mitologías ancestrales. Su dualidad recuerda, por ejemplo, al Yin y el Yang, a la luz y la sombra, a los dioses gemelos que rigen aspectos opuestos del mundo. En la mitología nórdica, por ejemplo, hay deidades como Hel, que gobierna el reino de los muertos con una mezcla de entre frialdad y aceptación. En las leyendas egipcias, siguiendo con otro buen ejemplo, el dios Anubis guía a las almas en su viaje al más allá, sin intervenir, pero estando siempre presente.
Kindred encaja dentro de esa tradición de figuras que no son necesariamente adoradas, pero sí comprendidas. Se les reza no para pedir favores, sino para encontrar consuelo y su función es, diciéndolo de forma bonita, dar forma a lo incomprensible.

Además, la estética de Kindred —ese blanco impoluto, la voz suave de Cordero, el eco salvaje de Lobo— le da un toquecito propio de lo mitológico y lo ritual. No es una criatura grotesca, para nada, de hecho es un personaje bonito gracias a su propia extrañeza, casi hipnótico, como si su presencia fuera un anticipo de lo inevitable.
El descanso eterno, sin dolor
Como ya hemos venido diciendo, uno de los elementos más potentes del personaje es la forma en que redefine la muerte en el universo del juego. Para muchos personajes, su llegada es una forma de paz. En vez de mostrar la muerte como algo repentino, brutal y triste, la muestra como un proceso, como una transición.
Incluso en el campo de batalla, donde Kindred es un campeón más, su diseño y sus frases nos transmiten esta calma tan lúgubre. Sus palabras no son amenazas, sino recordatorios:
La belleza se desvanece, por eso es bella.
Si huyes de la muerte, no tendrás tiempo de vivir.
¿Qué tienen en común todas las historias, querido Lobo? -Que terminan.
Quizá por todo esto, Kindred no es un personaje que simbolice tantísimo la muerte, sino el destino. Representa el fin como una culminación, y su función es la más antigua de todas: acompañar el paso de un plano a otro. Y aunque su presencia pueda parecer siniestra, su mensaje es profundamente humano: todo tiene un final, y ese final no tiene por qué darnos miedo.
En un mundo como el de League of Legends, donde la mayoría de los personajes buscan romper las reglas del mundo, desafiar a los dioses o escapar a la muerte, Kindred ofrece otra mirada, la de quien abraza su papel sin luchar contra él. Es, en el fondo, una figura de equilibrio. No interviene en las guerras, no cambia el rumbo de la historia, pero está presente en todos sus finales. Y eso le convierte en una de las representaciones más puras de la idea de trascendencia.
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La noticia
En League of Legends todos quieren sobrevivir, pero este campeón tiene algo que decir sobre la muerte
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Bárbara Gimeno
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